domingo, 29 de diciembre de 2019

Todo lo peor (César Pérez Gellida)

En cuanto supe que César Pérez Gellida sacaba nuevo libro, no me quedó más remedio que hacerme con él... Y ya, siendo una "continuación" de Todo lo mejor... era una obligación.

Es increíble cómo se puede captar la atención del lector desde la página uno y hacer que uno quiera acabar cuanto antes para saber el desenlace y, por otra parte, no querer que acabe nunca el libro... Y me pasa con todos los de este autor. Creo que ya dije en algún momento que le he conocido hace poco pero soy una admiradora para siempre. Simplemente, me encanta.

Claro, el prota de la novela es Carapocha, que es un personaje espectacular. Y hay varias frases suyas que son para enmarcar. De momento, la que abre la novela: "Cuando la vida quiere ser cruel, no hay mayor crueldad que vivir" y otra que ya conocemos todos sus seguidores: "Todo lo peor es lo mejor cuando a uno deja de importarle de qué lado está".

Me entretengo, me entretengo... En esta novela aparecen unos cuantos cadáveres de homosexuales mutilados en Berlín Este. Pero no quieren considerarlos como una serie de crímenes para que no se considere que en la RDA también hay asesinos en serie. Pero, de repente, aparece muerto Johannes Allendorf, del Departamento Central para comunicaciones Seguras y Protección Personal, que no solo es un hombre que maneja información delicada, sino que es amigo personal del ministro.

Y ahí empieza todo. Hay que buscar al asesino... ¡y vaya asesino!. Como no desvelo nada, es Asa, nombre de un personaje bíblico (quinto rey de la casa de David, bisnieto de Salomón) que hacía "limpiezas". Y el amigo utilizaba la Pera de la Angustia, un "cacharro" en forma de pera, con cuatro pétalos que se abrían desde fuera hasta alcanzar hasta 3 veces su tamaño original y que fue "ideada por las privilegiadas mentes de la Santa Inquisición". La cosita esa se introducía "en la boca si al reo se le acusaba de herejía, en la vagina si se trataba de una sospechosa de brujería y en el ano en el caso de ser la sodomía el cargo que se le imputaba".

Nos vamos a encontrar también a Erika Eisemberg, a Otto Bauer y a su medio hermana Birgit. Y, por supuesto, Viktor Lavrov (Lopategui), nuestro amigo Carapocha.

No se puede contar nada de lo que pasa por varias razones: la primera, que no vamos a desvelar lo que pasa porque el libro hay que leerlo y lo segundo, porque hay varias tramas diferentes que no se pueden resumir en unas pocas líneas... imposible.

Pero lo que sí queda claro es que en aquel momento, 1981, Berlín Este era un batiburrillo de servicios de inteligencia de todos los países habidos y por haber. Debía ser aquello una "fiesta"... con todo lo duro que tuvo que ser vivir en Berlín Este en aquel momento, algunos ratos me daba la sensación de que era un poco como cuando Gila llamaba por teléfono: "¿Es el enemigo? Que se ponga".

Otra cosa muy interesante es la faceta de Carapocha de psicólogo. Experto en psicología criminalística, "disciplina que se centra en analizar los motivos que llevan a una persona a delinquir con el propósito de entender cómo actúa, poder prever sus movimientos y anticiparnos". Una cosa que me ha llamado la atención es que, cuando va a la prisión a ver al asesino Peter Sutcliffe, se da cuenta de que el alcaide de la prisión "calificaba a los presos allí recluidos como "lo peor de la sociedad". ¿Cómo hacerle entender que aquellas personas eran producto de esa sociedad". A mí me ha resultado duro de aceptar, pero creo que es una gran verdad.

Hoy, comiendo con un amigo, ha surgido una cuestión que nos ha llevado a comentar lo que nos dice aquí Carapocha: "Andrópov me dijo que el KGB era un gran pez que no sabe nadar en aguas tranquilas, por eso, si no están turbulentas, mueve la cola para enturbiarlas". Es un poco triste pensarlo, pero es posible que sea esto mismo lo que hacen muchos otros organismos-gobiernos... hacer que las cosas que complique, puede que para ser ellos las que las solucionen... Habrá que darle una vueltecita.

Hay mucchísimas cosas interesantes en este libro, pero no voy a tener la opción de reseñarlas todas, claro... Así que, voy a dejar solo dos. Eso sí, el libro hay que leerlo, no hay excusa.

"Si uno tiene varios frentes abiertos y pretende ganar la guerra, es necesario asumir que lo lógico es caer derrotado en alguno de ellos y que, por tanto, lo único que importa de verdad es poder elegir cuál"

"...los problemas que no tienen solución dejan de ser problemas y por lo tanto no hay que preocuparse por ellos, hay que ocuparse de afrontar la nueva situación y aprender a convivir con ella"

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