domingo, 29 de diciembre de 2013

Acqua alta (Donna Leon)

Empiezo a repetirme con esta autora y esta serie del comisario Brunetti... pero es muy entretenido y, cuando una anda de cabeza en el trabajo y con pocas ganas de trabajar en estas fechas, lo mejor es inclinarse por algo que no exija mucha concentración...

Aunque pueda parecer increíble (je, je), no siempre lo hago todo bien y, en un alarde de inteligencia, borré el archivo del e-book nada más terminar de leerlo ayer y... ya no están las notas que había tomado.

Como es evidente que no voy a volver a leerlo para buscar lo que había anotado, tendré que hacer la reseña sin citas... ¡tampoco pasa nada!

El libro está muy bien, como todos, y es muy agradable de leer.

Siempre se conoce un poco más de Venecia y en esta ocasión vemos los problemas que surgen cuando llueve más de lo normal y aparece el "acqua alta", los momentos en los que tienen que llevar botas todos los habitantes de la ciudad porque en las partes más bajas, el agua puede llegar por encima de los tobillos.

A mí Venecia me encantó cuando estuve allí pero hay que reconocer que algunas de las consecuencias de vivir sobre la laguna son un poco incómodas...

En este libro se trata un tema curioso... el robo de obras de arte. Es llamativo cómo puede haber gente que quiera tener una obra de arte, un original, aunque no se lo pueda enseñar a nadie porque es robado... No sé, yo no soy especialista en arte, con lo que no soy capaz de distinguir un original de una buena copia (incluso de una mala, para qué nos vamos a engañar...). Pero... ¿tan alucinante es ver el original en una sala cerrada? ¿No vale con una buena copia y ver el original en el museo que corresponda? Así se puede evitar un robo ¿no?. No sé, no lo veo claro, la verdad.

Por otro lado, también vuelve a aparecer, como en muchos otros libros, cómo la gente se puede vender por muchas cosas, no solo por dinero. Cómo alguien puede hacer mucho daño por despecho, por envidia e incluso por un amor no correspondido. Me vendo sabiendo que lo único que gano es el daño para la otra persona... ¡otra cosa que no puedo comprender! (Ando un poquito pegadita de capacidad de comprensión...)

Además de toda la trama de crímenes y robos, el libro se adereza con toquecitos familiares: como todos los padres, con todos los problemas que tiene fuera de casa, trata de saber qué es lo que pasa por la cabeza de sus hijos y se preocupa por cualquier cosa que no logra entender... En definitiva, la autora siempre trata de presentarnos un policía que es persona y que tiene los mismos problemas que tenemos todos en casa.

Eso sí, en Venecia y con el agua por los tobillos...

sábado, 28 de diciembre de 2013

Trilogía del BarLume (Marco Malvaldi)

¡Otro acierto por casualidad! Como siempre, tuve que hacer el pedido al Círculo de Lectores y no me había dado apenas tiempo a echar un vistazo a la revista... Así que, elegí este libro porque me pareció que podía estar entretenido.

Como su propio nombre indica, se trata de tres novelas: La brisca de cinco, El juego de las tres cartas y El rey de los juegos. No hay una mejor que otra: las tres son muy entretenidas y muy divertidas.

Para situarnos, la acción se centra en Pineta, en Italia. Massimo, licenciado en matemáticas de 37 años es el dueño y camarero del Bar Lume, que compró cuando acertó una quiniela. Cuenta con una ayudante, Tiziana y, además de sus clientes (más o menos habituales), tiene una camarilla de 4 jubilados que le traen locos: su abuelo Ampelio, Aldo, Pilade y Rimediotti.

Esta situación de Massimo hace que en un momento dado diga :"Yo, que trabajo de camarero, soy licenciado, y en camio este, que está convencido de que el subjuntivo es una enfermedad de los ojos, es concejal". La acción, como ya he comentado, se desarrolla en Italia pero esta frase valdría perfectamente en España... ¿o no?

En cada una de las novelas se comete un crimen y Massimo, con la ayuda de sus cuatro colegas consigue echar una mano al comisario Fusco para resolverlos.

Están escritas con un lenguaje muy asequible y realmente agradable que hace que se lean muy rápidamente y que no se pueda parar hasta ver qué sucede. Lo he pasado genial leyéndolo y lo recomiendo a todo el que la posibilidad de leerlo, de verdad.

Una de las cosas que, según el autor, caracteriza a la ciudad de Pineta es el cotilleo. No se puede hacer un comentario de nada sin que, a los cinco minutos, lo sepa todo el mundo. Y el libro se convierte en todo un estudio completo sobre el arte de cotillear. "Lo importante, cuando se cotillea, es mantener la actitud formal. el divulgador debe exigir el máximo secreto, y los presentes, estar de acuerdo con ello; después, está claro que harán galopar la noticia por donde puedan. Es solo cuestión de tiempo. Si alguien pide "sed discretos" no quiere decir "contádselo a la menor cantidad de gente posible" sino "resistid un mínimo de tiempo antes de explotar, así las huellas que conducen hasta mí serán más difíciles de seguir". También habla del Segundo Axioma del Cotilleo: "Si es lógicamente plausible, es cierto". Es una pena porque no nos cuenta cuál es el primer axioma ni si hay alguno más...

Reflexiona sobre un montón de cosas, en función de lo que esté haciendo Massimo en ese momento. Me ha encantado su pensamiento sobre los conductores: "Massimo pensaba a menudo en cómo el automóvil cambiaba radicalmente la personalidad; para ser más concretos, lo pensaba cada vez que se enfurecía de manera vergonzosa con los demás automovilistas, culpables de ocupar la misma carretera que le correspondía a él de pleno derecho sin saber conducir un carajo". Lo cierto es que es el mismo pensamiento que tienen muchísimos conductores (y yo conozco muy bien a alguno de ellos...).

Los jubilados del bar tienen puntos muy interesantes, como su concepto de internet: "Lo sabes todo de todos en cuanto sucede, incluso cuando no sucede nada. Y sin salir de casa. es como tu mujer, pero la puedes apagar".

Y me ha gustado mucho cómo define Massimo a los expertos. Nunca lo había visto de esta forma pero es muy cierto: "Equivocarse es humano. Un experto es alguien que ha cometido todos los errores posibles en su campo y que los recuerda uno a uno".

Para acabar, no puedo dejar de citar a Ampelio, el abuelo de Massimo. La frase me ha encantado pero no es la primera vez que la oigo. (La primera fue hace muy poquito y se la escuché a Miguel Ángel, mi párroco): "Mi padre decía siempre que en el momento de morir, nadie se lamenta nunca de haber trabajado demasiado poco". Apliquémonos el cuento... y cuidemos un poco más a la familia y a los amigos... De no hacerlo sí podríamos lamentarnos...

jueves, 19 de diciembre de 2013

Vestido para la muerte (Donna Leon)

Esto de leer libros de Donna Leon empieza a ser algo recurrente para mí. Lo cierto es que me gustan mucho y me permiten leer algo que me despeja la mente. Hay que reconocer que el día a día tiende a embotarnos y, de vez en cuando, hay que hacer un vaciado con algo que no pida demasiado esfuerzo mental y que aporte la suficiente carga estética y el entretenimiento necesario.

Todo este rollo para corroborar, como yo ya sabía antes de empezar, que este libro que me ha gustado un montón.

Todos tienen su puntito y en este trata un tema interesante. Aparece un cadáver de un director de banco vestido de mujer con un vestido y unos tacones rojos. Independientemente de lo que se pudiera conocer al pobre hombre, todos le encasillan como travesti aunque nadie tiene parámetros suficientes para poder afirmarlo. Y, pensándolo un poco, a todos nos gusta pensar mal... La viuda del banquero dice en un momento dado: "Cuando se arroja lodo, comisario, nunca se limpia del todo. A la gente le gusta pensar mal de sus semejantes; cuanto mayor es el crimen, mayor el placer".

También hace un comentario en relación con las publicaciones sensacionalistas: "...si, por un lado, hay en el mundo mucha gente que comete bellaquerías, hay, por otro, mucha más gente que quiere que se las cuentes". Esto es un poco lo que pasa con los programas del corazón: hay mucha gente que hace cosas poco edificantes y a muchísima gente más le encanta que se las cuenten... ¿o no?.

No he dicho que el prota es el comisario Brunetti (que es genial) y que se desarrolla en Venecia. No lo he dicho porque todos los libros que he leído de esta autora son del mismo prota, claro. En este, Brunetti va a cenar con un amigo de la familia. Este hombre es periodista y, además, es homosexual, razón por la que Brunetti quiere hablar con él, para que le cuente un poco más. Y este hombre, Damiano, hace una reflexión muy interesante: "... en el fondo, todos los fanáticos son iguales, incluidos los ecologistas y las feministas. Empiezan por desear un mundo mejor y acaban tratando de conseguirlo eliminando del mundo todo aquello que no casa con su idea del mundo." Para reflexionar... y mucho.

Para acabar, una frase que vale para España tanto como para Italia: "Un tipo muy frecuente en Italia, pensó Brunetti, donde hay leyes escritas para casi todo, pero casi ninguna está clara". Esto refuerza mi teoría de que los abogados hacen las leyes complicadas para que les tengas que contratar para explicártelas...

En definitiva, se trata de un libro agradable, que hace pasar un rato agradable y que se deja leer muy bien. No será el último que lea de esta autora.

martes, 17 de diciembre de 2013

Lo que escondían sus ojos (Nieves Herrero)

No tenía intención de leer este libro, la verdad. Nieves Herrero, al margen de ser una gran profesional, cosa que no pongo en duda, es una persona que no me cae especialmente bien. No tengo razones especiales porque nunca he seguido sus programas pero sí tuve la desgracia de ver parte del programa en el que se trataba el tema de las pobres niñas de Alcasser y me pareció lamentable. Ahí acabó mi relación con ella.

Pero el libro ha caído en mis manos y lo he tenido que leer. Y tengo que decir que está muy bien. Narra la historia del amor prohibido entre Sonsoles de Icaza, marquesa de Llanzol, y Ramón Serrano Súñer, cuñado de Franco y Ministro de Asuntos Exteriores tras la Guerra Civil.

Al parecer, sí fue una relación sonada en Madrid, fruto de la cual nació una niña, Carmen Díez de Rivera, que llevó el apellido del marqués de Llanzol pero que él mismo sabía que no era suya. Curiosamente, ella no supo que su padre era Serrano Súñer hasta que se enamoró de uno de sus hijos y se lo tuvieron que contar... ¡Qué cosas!

La historia se desarrolla sobre todo en Madrid y alterna la historia rosa de la relación entre los dos protagonistas, con la situación, delicadísima, de España frente a la II Guerra Mundial. Narra las entrevistas con Hitler, la formación de la División Azul y su entrada en combate... Y cómo se veían las cosas desde el punto de vista de la alta sociedad española del momento, que era monárquica en su mayor parte y aún confiaban en que Franco permitiera que Alfonso XIII volviera a casa.

Eso sí, los protagonistas no se hacen querer en absoluto. El único protagonista agradable es Francisco de Paula, el marqués de Llanzol. Ni la marquesa, ni Serrano Súñer... ni ninguno más. Son todos bastante fríos y bastante calculadores. Bueno, podemos salvar también a Zita, la mujer de Serrano: esta sí es maja, la verdad.

Es posible que el libro sea un pelín largo, pero se lee bien y es interesante. Por supuesto, es una visión muy sesgada de la posguerra porque las personas que aparecen no pasan las necesidades que pasó la inmensa mayoría de la población (fuera del color que fuera). Pero resulta cómodo de leer y creo que da opción a aprender muchas cosas.

También hay frases que se pueden resaltar como lo que decía Juan March: "Todo hombre tiene un precio y si no lo tiene, es que no lo vale". Esta frase la he dejado aquí por dos razones. La primera porque la dijo Juan March, que a mí siempre me recuerda a la Fundación del mismo nombre a la que íbamos las compañeras de colegio a escuchar conciertos. Sería banquero, claro, pero yo lo relaciono con la cultura. La segunda razón  es que es una frase con la que yo nunca he estado de acuerdo. Soy así de simple y de idealista: estoy segura de que hay gente que no tiene precio.

Otra frase que me ha gustado es de José Antonio Primo de Rivera: "La soberbia, además de gran pecado, es algo despreciable, de lo que están dotados los hombres inferiores y más aún los asnos que, a las buenas razones, contestan con coces". Creo que no tiene desperdicio.

Me ha llamado la atención que, al parecer, desde 1937, Franco tenía siempre con él el brazo incorrupto de Santa Teresa recubierto de plata. Por lo visto, lo tenía al lado de su cama y era lo primero y lo último que veía cada día. En fin,... no sé..., yo habría colocado un cuadro... no sé si me gustaría ver todas las mañanas el brazo incorrupto de alguien, aunque ese alguien fuera Santa Teresa, que me merece toda devoción como santa y todo respeto como escritora.

Y otra cosa genial, que no sé si es cierta pero que me encantaría que lo fuera: Cuando Himmler llegó a España a preparar la entrevista de Hitler con Franco, se quedó un poco más de tiempo y se fue a Barcelona. Y, en el hotel Ritz... le robaron un maletín con documentos... ¡Me encanta! Al parecer quiso ir a Barcelona porque estaba seguro de que el Santo Grial estaba en una de las cuevas de Montserrat. No sé si la anécdota es real pero sí había leído en otras ocasiones que Himmler estaba obsesionado con al búsqueda del Santo Grial...

Es un libro que se deja leer muy bien, que trata un tema muy manido pero lo trata desde un punto de vista diferente y lo adereza con una historia de amor que resulta muy interesante.

Para acabar, una frase de Carmen Díez de Rivera: "El delito no es nacer, sino hacer nacer". Muy curioso...

martes, 3 de diciembre de 2013

La encuadernadora de libros prohibidos (Belinda Sterling)

Cierto: no siempre un libro con un título interesante resulta ser un libro que merezca la pena. Y, cuando uno elige los libros por los títulos, pasa lo que pasa.

Este me llamó la atención porque era un título fascinante, así que lo he leído. Pero... me ha defraudado un poco, la verdad.

No cabe duda de que el tema es interesante. Nos narra la historia de una mujer, Dora Damage a mediados del siglo XIX. Esta muchacha es la esposa de un encuadernador que sufre de reuma-artritis-artrosis (si fuera médico podría decirlo por los síntomas, pero como no lo soy...) en las manos y no puede trabajar. Como tienen una hija pequeña (que, a la sazón, sufre de epilepsia), tiene que buscarse la vida y decide continuar el negocio de su marido.

Ahí viene la emoción porque empieza a encuadernar libros de pornografía para una sociedad de caballeros ilustres. Es muy buena en su trabajo pero pasa por muchos problemas porque el trabajo que realiza tiene que ser secreto.

La trama está muy bien pero luego aparece también el tema de la esclavitud que está tratado de una manera tan rápida y tan de refilón que da la sensación de sobrar en la novela. Y las amenazas que tiene la pobre son muy duras pero están muy mal hiladas (o eso me parece a mí, claro). También toca el tema del racismo pero también muy de pasada y muy forzado... también me sobra. Y quiere pasar por la homosexualidad pero eso ya sí que es como un leve soplo sobre toda la novela.

En realidad es una novela de unas 450 páginas y a mí me han sobrado 300... y no quiero ser mala, de verdad. Se puede leer pero se hace bastante pesada y me he perdido en algunos momentos.

Pero tiene algunas cosas interesantes. Hay un párrafo muy interesante que no me puedo resistir a transcribir aquí, aunque es un poco largo: "Antes de nacer, san Bartolomé, el santo patrono de los encuadernadores, ofrece a neustras almas la posibilidad de elegir entre dos libros: uno está encuadernado en el más suave cuero dorado y magistralmente decorado en oro; el otro tiene una encuadernación lisa de piel de cabra sin teñir, como recién salida de la curtiduría. si el alma elige el primero, al ingresar en nuestro mundo, lo abrirá para descubrir que en sus páginas ya está escrito un destino inevitable que deberá seguirse al pie de la letra. Al morir, el libro se habrá deteriorado tanto a causa de su constante lectura que el cuero estará resquebrajado y el texto será ilegible. En el segundo libro las páginas comienzan en blanco, esperando ser escritas con una vida de libre albedrío que respete la inspiración personal y la gracia divina. Y a medida que avanza el destino del alma, el libro adquiere más y más elegancia, hasta que su encuadernación supera las que se podrían haber hecho con cuero, tela o papel en los mejotres talleres de París o Ginebra y adquirir el derecho de integrar la biblioteca del conocimiento humano". A mí me ha encantado...

La protagonista hace también un comentario que viene muy bien para estas fechas y que tengo que escribir aquí porque también me ha hecho reflexionar: "Estamos obligados a ser felices en Navidad, sea o no cierto". Es una gran verdad: parece que tantas luces, tantas comidas, tantos... de todo, nos obligan a ser felices aunque por dentro no haya felicidad de ningún tipo.

Lucinda, la hija de Dora, hace el epílogo del libro ya que, supuestamente, lo escribió su madre. Y hace otra reflexión de la que quiero dejar constancia: "La realidad es que, por comodidad, noa aferramos a nuestros demonios. Los necesitamos para reconfortarnos ante los peores demonios de los demás en un mundo extraño e impredecible".

No me alargo más porque me está quedando una reseña larguísima de un libro que no me ha conseguido enganchar en ningún momento, salvo en las primeras páginas. Pero quiero cerrar con una cita de Ovidio que me ha gustado mucho. La saca a colación Din, el empleado de color que tiene Dora en su negocio de encuadernación. "Sufre y resiste, porque algún día tu dolor te será beneficioso".