domingo, 28 de octubre de 2018

La memoria de la lavanda (Reyes Monforte)

Empezaba el libro con opiniones de todo tipo: mi amiga Pilar había ido a la presentación, lo había leído y le había gustado mucho; mi amiga Mª Salud lo había pasado mal leyéndolo y no le había gustado nada; y yo descubrí que es la misma autora de Un burka por amor que no me gustó nada.

En fin, que la cosa se complicaba... Pero a mí sí me ha gustado. Me ha parecido muy fácil de leer, me ha hecho reflexionar bastante y me ha hecho decidir que quiero asistir al Festival de la Lavanda, que es el 15 de julio en Brihuega, la Tármino de la novela. Debe de ser digno de ver.

No destripo nada si cuento que la historia nos cuenta cómo vive Lena, nuestra prota, la muerte de Jonas, su marido. Jonas (me pregunto por qué no lleva tilde en la "a"..., no sé...) era jefe de cardiología de un hospital, tenía más de 60 años y conoció a Lena cuando ella fue a su consulta. Para mi gusto, es demasiado perfecto... Demasiado listo, demasiado bueno, demasiado cariñoso... pero no me cae del todo mal.

Y Lena le recuerda por muchos de sus pensamientos, de los que algunos están bastante bien: "Si quieres conocer a alguien, haz una guerra, abre una herencia o siéntale a la mesa de un casino. No falla. Todo un máster en el comportamiento humano". Ahí de doy toda la razón.

Me he dispersado un poco porque quería contar que Lena va a Tármino, al pueblo de Jonas, a llevar sus cenizas y allí pasa unos días con sus amigos: Hugo y Lola, Roberto, Aimo y Daniel, que también era su primo hermano. Estos personajes sí me gustan mucho, más que Jonas (aunque no lo quiera la autora). Sobre todo, Daniel, el primo sacerdote, que es el único que serena una historia llena de desgracias. Eso sí, como dice Lena: "Solemos subestimar el temperamento de los hombres buenos y tranquilos y no deberíamos".

Lo malo de la historia es que tiene demasiadas situaciones desgraciadas y penosas. Llegas a pensar que la vida se pasa con estos amigos, la verdad... Pero la familia de Jonas es que es peculiar, pero muy peculiar. Lo de su hermano Herminio (que se hace llamar Marco), casado con la hermana de su ex (Petra) y trabajando en la funeraria, es de película. Y le llaman el "zombi", con eso está todo dicho... Es tristísimo lo que dicen de él: "No le gustaba su vida porque estaba más interesado en envidiar la de los demás".

Hace poco ha sido el día mundial del Alzheimer y leí muchas cosas en Twitter que me hicieron pensar. Y me acordé de lo que había leído en esta novela en relación con la madre de Jonas: "Si hay algo peor que no vivir, es olvidar lo que has vivido después de una existencia plena y rica de experiencias, con todos los vaivenes de felicidad y aflicción que ello conlleva".

He de decir que hay pocas cosas en la novela que hagan sonreír. Es una historia realmente triste aunque se narra de una forma muy serena. Pero hay una frase que me ha gustado: "El exceso de lubricación ocular me hizo inmune al parpadeo como según Freud los irlandeses lo eran al psicoanálisis". He pensado en los irlandeses con los que trabajo y, efectivamente, seguro que son inmunes al psicoanálisis...

Me gusta mucho Aimo, el amigo finlandés. Es estupendo. Y cuenta cosas muy interesantes de las abejas, con las que trabaja, y de la sauna: "Recodad que los finlandeses inventamos la sauna, que hasta mediados del siglo XX estaba considerado como un lugar sagrado, de silencio y recogimiento".

No quiero alargarme más... Es una novela interesante, una casi exaltación de la amistad, una minuciosa descripción de la tristeza... Se lee bien pero es verdad que puedo entender que haya a quien pueda no gustarle.

Para terminar, dos reflexiones muy interesantes: por un lado, algo muy importante: "El sentido del humor es un bálsamo en momentos de tensión...". Y por otro, una frase de Jonas que, no por obvia deja de ser básica: "Para llegar, hay que salir".


viernes, 26 de octubre de 2018

El diablo en Florencia (Óscar Soto Colás)

Hay que decir que el título tenía muy buena pinta... Es uno de los libros que pedí a El Círculo de Lectores... Sinceramente, cada vez me cuesta más decidirme por un libro cuando tengo que hacer el pedido... Me da un poco de pena porque creo que cada vez tienen menos libros y más "chuminadas"... Pero, vaya, eso es otra de mis cositas y ya lo comentaré otro día. Siempre digo que me voy a dar de baja y luego nunca lo hago.

Total, vamos al grano que me disperso.

El libro está francamente bien. Una historia muy bien hilada, muy bien contada, con unos personajes muy interesantes que no nos dejan indiferentes.

Por supuesto, el autor consigue que nos caigan bien los que nos tienen que caer bien y mal, los que nos tienen que caer mal. Y aún así, logra sorprendernos.

Los hechos se desarrollan en Florencia (por supuesto) en el año 1556. Y nuestro prota fundamental es Salvatore di Montevecchi, un monje con pasado inquisidor, al que llaman para investigar unos crímenes muy sangrientos, Hay mujeres y niños muriendo en la ciudad: desaparecen 28 días y luego aparecen muertas sin sangre.

Lo peor es que la gente empieza a pensar que son crímenes cometidos por el diablo...

Cuando Salvatore llega a Florencia, su ciudad, desde el monasterio en el que se había refugiado a estudiar, se encuentra con su viejo amigo Luca Esposito, benedictino, con el que convivió en el Hospicio de los Inocentes y que va a ayudarle en sus pesquisas. Es un hombre muy divertido: "... no había amanecido aún el día en que Luca Esposito no sonriera a la vida" y que transmite vitalidad.

También nos vamos a encontrar a Alejandro Núñez, un jesuita español estricto, severo, desagradable... vaya que a todos nos va a caer fatal. También quiere saber qué ha pasado pero no quiere buscar evidencias, solo piensa que es el diablo el que hace las cosas... Y es impresionante lo que opina de las autopsias: "¡Es una blasfemia que la Santa Madre Iglesia no ha aceptado! ¡No se puede ensuciar el cuerpo de alguien al que el Señor ha mandado que se reúna con Él con tales prácticas bárbaras!". Afortunadamente, en algunas cosas hemos ido avanzando.

Otro personaje muy majete es Enrico di Piombino, el monje jovencito al que designan para ayudar a Salvatore... ¡es encantador!

Y conoceremos a Francesco e Irene Martelli. Con ella había tenido una aventura Salvatore cuando eran muy jovencitos y aún piensa en ella muchas veces. No sorprende a nadie que su hija Isabella sea una de las niñas secuestradas (no hago nada malo contándolo porque en cuanto aparece la niña sabemos a ciencia cierta que la van a secuestrar).

No lo he dicho pero Salvatore me encanta... me gusta muchísimo. Un hombre serio, sensato, sereno y muy consciente. Pero a la vez muy cariñoso y muy entrañable... Se convirtió en mi favorito en cuanto apareció en la novela... ¡mis cosas!

Por cierto, me encontrado una cosas muy chula: "...tras concluir el partido de calcio, un popular deporte de pelota...". ¿Será por eso que la liga de fútbol italiana se llama "el calcio"?. Seguro que sí. Me ha parecido muy curioso.

Tengo que cerrar ya porque si no, algo voy a contar y no quiero. La historia está muy bien, los personajes también y se aprende mucho de la vida de la época, así que no hay que dejar de leerlo para pasar un rato estupendo.

Y cierro con una frase, por supuesto, de Salvatore: "Enrico - dijo -, no creas todo cuanto te cuenten y duda de todo lo que tu juicio y sentido común no tenga como claro"


domingo, 14 de octubre de 2018

Y al final, la guerra (Lorenzo Silva / Luis Miguel Francisco)

Cuando abrí este libro ya sabía que no era novela, pero también sabía que me iba a gustar. Lorenzo Silva no me falla nunca...

Ha sido un descubrimiento. Un descubrimiento de lo que sucedió en Irak con las fuerzas españolas desplazadas allí, un descubrimiento de los sentimientos de todas esas personas dispuestas a dar la vida por sus compañeros y su país, un descubrimiento de unas condiciones y unas situaciones que no nos habían contado... Sin más: un descubrimiento.

Los propios autores nos cuentan quiénes son: "Un novelista cuyo oficio es urdir y contar historias, y un militar profesional con inquietudes literarias y experiencia en misiones internacionales de paz..."

No voy a entrar en si se debió enviar fuerzas en aquel momento o no. No sé si tengo criterio suficiente para tener la idea clara... y no sé si quiero ponerme a pensarlo ahora, después de tantos años, pero sí que es muy ilustrativo que se nos explique de esta forma qué es lo que pasó. Porque iban en misión de paz y fueron a la guerra.

Y Lorenzo Silva nos dice algo muy interesante: "Yo pienso (...) que la vida de quien se ofrece a perderla debe valorarse especialmente por quien puede tomar la decisión política de arriesgarla, y que solo cabe hacerlo en caso justo y necesario".

A mí, los militares siempre me han parecido admirables. Y he dicho muchas veces que habría sido militar (pero antes lo de las mujeres en el ejército no era aún aceptable,y yo no sé si tendría valor...), así que me ha hecho pensar algo que nos cuentan en el libro: "Pero la diferencia más ingrata entre un soldado español, un inglés o un americano es el respeto que su pueblo le tiene. En Gran Bretaña un militar, por lo que representa, tiene un cierto estatus. En España, el soldado profesional siente que para una buena parte de la población solo es un colgado, con frecuencia un facha o Dios sabe qué". Me parece muy triste.

Me ha encantado que la Brigada Multinacional Plus Ultra (BMNPU) la llamaban "Winipú": "Con la irónica alusión al tierno osito se ponía de manifiesto la inocencia con que se estaba actuando contra la denominada resistencia iraquí". Sea con la connotación que sea, hay que reconocer que el nombre tiene su puntito.

Estoy viendo las notas que he tomado para hacer esta reseña y podría escribir un libro casi tan largo como el original, así que creo que voy a recortar... No voy a ser capaz de resumir en una reseña sin pretensiones (como todas las mías) el esfuerzo, el sufrimiento, el dolor, el trabajo, el entusiasmo de todos esos hombres y mujeres que estuvieron allí desplazados.

Así que, hay que leer el libro para que los que saben escribir de verdad consigan transmitir lo que a mí se me queda en el tintero.

Voy a dejar una reflexión que me ha llamado mucho la atención: "Hay dos tipos de hombres - explica Núñez - los que les tiemblan las piernas cuando están en peligro y los que no; y uno no sabe de que tipo es hasta que no está en situación de arriesgar la vida. Hasta ahí yo no supe que no me tiemblan". La situación de la que habla, la cuenta previamente, claro, y hay que tener una pasta muy especial para ser como él.

Cierro con dos cositas más, que no me puedo dejar en el tintero, recomendando que se dedique un tiempo a leer este libro. No deja indiferente.

Por un lado, un dicho de los militares: "Ningún plan de ataque sobrevive al primer contacto con el enemigo"

Y por otro lado, una frase de José Hierro que introduce el libro: "Después de todo, todo ha sido nada, a pesar de que un día lo fue todo"

El templo de jazmín (Corina Bomann)

Hay que reconocer que el título suena bien... ¿o no? A mí me llamó la atención desde el principio y pensé que no podía dejarlo de leer.

Y ha resultado ser bastante interesante, sin que sea tampoco la mejor novela que he leído en mi vida, que tampoco hay que pasarse.

La autora nos narra la historia de una familia, desde la bisabuela hasta la bisnieta. En realidad, la interesante es la bisabuela, no nos vamos a engañar... La bisnieta es Melanie Sommer, fotógrafa de moda que, cuando regresa de uno de sus viajes, se encuentra con que su novio (ya prometido) tiene un accidente y está en coma.

La situación la supera un poco y decide ir a la casa en la que viven su abuela Marie, de 77 años y su bisabuela Hanna, con la friolera de 96 años. La casa es, además, el Museo de la Moda de Blumensee, que fundaron las dos mujeres unos 15 años antes del momento en que se desarrolla la historia.

Es en ese momento, cuando Hanna decide que ya es hora de que su familia conozca su verdadera historia. Todos saben que nació en Vietnam y que luego llegó a Alemania y se hizo famosa en París como sombrerera, pero nadie sabe por lo que fue pasando hasta llegar donde llegó. Así que Hanna va poniendo pistas para que sea Melanie la que vaya descubriendo y, a su vez, vaya preguntando lo que le vaya sorprendiendo.

Es una historia muy intensa, y muy dura en algunos momentos, pero muy entretenida de leer, la verdad. Para el lector, es estupendo.

También descubrimos la diferencia de carácter de las cuatro mujeres de la familia. Como decía antes, la que es interesante de verdad es la bisabuela. Las otras tres, bueno, sí, vale... pero no se pueden comparar.

Elena, la madre de Melanie, me parece serena y me da la sensación de que ancla un poco la historia... Y nos deja un pensamiento que merece la pena: "Cuando uno está delante de la montaña, cree que no podrá superarla; cuando está en lo alto, tiene miedo de caer, y cuando ya ha dejado la montaña atrás, se ríe de ella".

Eso sí, creo que me sobra todo lo relacionado con Robert, el prometido de Melanie: desde el accidente hasta el coma, pasando por su madre, que es insoportable, no aporta nada y molesta. Por supuesto, la autora quiere que nos caiga mal y lo consigue. Se llama Katja, es impertinente y desagradable. Y la historia sobreviviría sin ella y sin su hijo.

Poco más... Se aprenden cosas de principios del siglo XX, como el detalle de los gigolós: "Los gigolós eran bailarines a sueldo cuyo cometido era que ninguna mujer se quedara sentada al principio del baile". Siempre que hablo de gigolós me acuerdo de mi compañera Nieves, de la universidad, que decía que todos se tenían que llamar "Paolo"... y cuando conozco algún Paolo, me tengo que reír, es inevitable...

Es una novela entretenida, que permite pasar un rato agradable... Se deja leer bien.

Y cierro con un pensamiento que sí que puede dejar un poso... "El tiempo también pasa simplemente mientras contemplas el lago. O lees un libro".

viernes, 5 de octubre de 2018

Mujeres que compran flores (Vanessa Montfort)

En mi línea habitual, elegí este libro porque el título me pareció muy curioso. No sabía en absoluto qué esperar de él pero he de decir que me ha gustado. Y me ha gustado mucho.

Vamos a conocer a unas cuantas mujeres que compran flores. ¡No he dicho mucho...! Empecemos...

Tengo que confesar que la novela no empezó muy bien. Cuando Marina pasa por la floristería dice: "Traspasé la verja con cierto recelo siguiendo un camino de baldosas amarillas y con la secreta esperanza, ahora lo sé, de que al final de ese camino me esperara el Mago de Oz". Como sabe cualquiera que me conozca, soy incompatible con el Mago de Oz... ¡es así! Hay novelas que me gustan más, otras que me gustan menos... y luego está El Mago de Oz. Así que pensé que ya podía descartar la novela. Pero me quedaban muchas páginas...

Así que, seguí con ella y me dí cuenta que lo del Mago de Oz debió de ser un desliz de la autora.

En esta novela vamos a conocer a varias mujeres maravillosas. Y el nexo de unión va a ser Olivia, la dueña de la floristería "El jardín del ángel" (en realidad, nadie sabía si era suya o la tenía alquilada, pero eso es lo de menos)

Según Olivia, a cada persona le corresponde una flor y cada flor tiene un significado especial.

Os voy a presentar a las protagonistas, tal como las presenta la autora:

  • Marina - sufre el síndrome del copiloto porque siempre ha necesitado que su pareja le marque el rumbo. Hasta que su pareja ha fallecido... Su flor es la violeta, símbolo de la humildad y la timidez.
  • Gala - sufre el síndrome de Galatea. Cree que las mujeres tienen hoy todos los derechos, "salvo el de envejecer". Su flor es el lirio blanco por la coquetería.
  • Aurora - el suyo es el síndrome de la bella sufriente. "Confunde el amor con la obsesión". Su flor es la caléndula, la flor de la pena.
  • Victoria - aquí nos enfrentamos al síndrome de la omnipotente, que cree que puede con todo y ha decidido hacerlo. La flor es la del membrillo, por la tentación.
  • Casandra - es el síndrome de la superwoman, "antes de depender de nadie se aplicaría la eutanasia activa". Su flor es la orquídea azul, por el relax que le falta.
No habla de Olivia, pero cuando la vamos conociendo nos vamos dando cuenta de que es una mujer muy especial que tiene un superpoder: "Sabía ver dentro de las personas y las ayudaba a transformarse", en palabras de Gala.

Marina aterriza en el barrio después de que fallezca su pareja, Óscar. Tiene 40 años, es licenciada en Arqueología y está vagando sin rumbo hasta que empieza a trabajar para Olivia. Y allí conoce al resto de la "pandi".

Toda la novela es un canto a la amistad (aunque parezca un poco cursi). La amistad de unas mujeres que, aparentemente no tienen nada que ver las unas con las otras, pero que, no se sabe por qué, las hace disfrutar cuando están juntas, ser más felices y descubrir cómo hacer más felices a quienes las rodean.

Me ha gustado mucho algo que cuenta la autora: "... un artículo de Luis Rojas Marcos en el que explicaba que la mujer española era la tercera más longeva del mundo. Y lo más divertido y chocante era que, según su razonamiento, se debía a que hablamos mucho". Según esto, yo debo de ser prácticamente inmortal... Y conozco a alguna más que me va a hacer compañía...

Otra cosa que me ha encantado es uno de los proverbios de Olivia: "Cuando se siente no se piensa y cuando se piensa no se siente". ¿Por qué me ha gustado tanto? Porque es lo mismo que decía el Dr. Merino en No me gustan los lunes uno de los relatos que más me gustó en Madrid negro. ¡Qué casualidad!

Es una novela que revela muchas de las cosas que hacemos muchas mujeres. Yo me he visto reflejada en miles de momentos. Y he descubierto también a muchas de mis amigas. "Hemos sido tan asquerosamente responsables que podríamos hacer un millar de maldades y nos saldrían gratis"

Como dice Victoria: "El problema es que las mujeres de hoy somos como software revolucionario que se ha instalado en un ordenador obsoleto, y por eso no para de colgarse y colgarse y hacer cortocircuito"

No es una novela feminista (si lo fuera, probablemente no me habría gustado) pero sí es una novela en la que se expresa muy bien cómo reaccionan las mujeres ante determinadas circunstancias. Como dice Gala, "Yo prefiero ser mujer aunque solo sea por llevar tacones". ¡Esa es mi chica!

Tengo que ir cerrando porque me estoy alargando. Pero me encantaría dejar aquí una reflexión un poco larga de Marina. (No puedo evitarlo): "Ser madrileño tiene sus peculiaridades. Una de las más curiosas es que todo está a cinco minutos aunque para llegar a tu destino sea necesario coger tres transbordos. La otra es que todos, indefectiblemente, vivimos en el centro, aunque la mayoría de las veces indica que vives dentro del cinturón de la M30. Otra peculiaridad aún más curiosa que contraviene las leyes físicas es nuestra teoría de la relatividad aplicada al espacio-tiempo. El famoso estoy llegando".

Y ahora sí que cierro de verdad, recomendando que se lea esta novela para pasar un rato muy agradable. Me he dejado todo sin contar, así que pueden encontrarse muchísimas sorpresas.

Pero tengo que dejar una frase que debe hacernos pensar: "¡Porque vivir es una tarea urgente!"