martes, 30 de enero de 2018

Háblame bajito (Macarena Berlín)

Lo cierto es que me he sorprendido un poco con este libro... Cuando lo elegí, sinceramente pensé que no me iba a gustar mucho (¿por qué lo elegí...?) pero sí, sí me ha gustado... No es el libro de mi vida, desde luego, pero está bien.

No tenía ni idea, lo confieso que de la autora es la presentadora del programa Hablar por hablar, en la SER. Yo escuchaba parte del programa infinidad de veces, porque empieza justo cuando termina el programa de deportes. Entonces, desde luego, no lo presentaba ella. Y ahora, como me fui a COPE con los deportes... Ya no tengo opción de escucharlo (tampoco era el programa que más me haya gustado de la radio española, la verdad)

Dicho todo esto, la novela me parece muy curiosa. Es la historia de Pita, una periodista de 40 años que está pasando un momento malo en su vida. Es presentadora de un programa de la mañana (yo la veo un poquito prepotente...) y se está separando de su pareja. Según ella misma: "...lleva con toda dignidad posible el llamado síndrome FOMO (fear of missing out) o la sensación de perderse algo, reconocido por los psicólogos como un trastorno producido por el avance de la tecnología y la cantidad de opciones que se nos presentan a las personas hoy en día".

La novela nos permite pasar por diferentes temas de actualidad que Pita trata con algunos de sus entrevistados. Unos son mejores que otros, la verdad, pero hay algunas respuestas que son francamente interesantes. Me ha llamado especialmente la atención que no quiera llamar "inmolados" a los terroristas que se suicidan: "El inmolado acepta su muerte como consecuencia de su conducta heroica por un bien superior, espiritual o material, pero no la provoca".

La novela está salpicada de humor por todas partes y va arrancando sonrisas cada poco tiempo... Me encanta su padre, que descubrió que era homosexual tras fallecer la madre de Pita cuando la niña era muy pequeña. Está casado con Ricardo y son una pareja fantástica. Y también me gustan las dos hermanas de su padre, Julia y Teresa: son fantásticas. La tía Julia, entre otras muchas cosas, dice que "el fracaso vacacional es uno de los grandes tabúes de nuestra sociedad" ¡Y es cierto! Cuando uno se va de vacaciones, tiene que hacer cosas alucinantes... No puedes simplemente irte a cualquier sitio a tumbarte a leer, escuchar música o escuchar el silencio...

Lo de Lola, su amiga, también es para analizarlo... Pero es una madre con 3 niñas que ha dejado todo para dedicarse exclusivamente a cuidarlas. Lo que más me gusta es lo que piensa Pita: "En cosa de madres, lo mejor es hacer como la ONU cuando de conflictos entre países se trata: optar por la no injerencia a no ser que se vulneren los derechos humanos".

No me voy a extender más. Es una novela que se puede leer: resulta bastante agradable y hace aflorar sonrisas, lo que es ya una diferencia con otras muchas cosas.

Cierro con una reflexión de un clown profesional al que entrevista Pita y que me ha hecho pensar: "Yo creo que mucho de lo que nos hace daño no es sentir lo que sentimos, sino tener la sensación de que lo que sentimos no es lo adecuado". Puede ser interesante darle una "pensadita"

lunes, 29 de enero de 2018

El inesperado plan de la escritora sin nombre (Alice Basso)

Una de mis adquisiciones de El Círculo de Lectores. Eso sí, me ha debido de gustar mucho la portada porque... ¡lo he pedido repetido! Soy así... En portada salen unas piernas de una muchachita con unos zapatos rojos de tacón maravillosos. Ella está tumbada en el suelo y está rodeada de libros. Lo tenía todo para que atrajera mi atención...

Y el libro me ha encantado. Me lo he pasado de maravilla.

Nuestro prota es Silvana Sarca (Vani), una chica brillante de 34 años que trabaja como negro literario en Ediciones l'Erica, cuyo director editorial es Enrico Fuschi.

Ella misma nos explica: "Básicamente, un negro literario es una persona que escribe en lugar de otra que, no obstante, es quien firma el libro". "Me imagino que debe de ser una especie de combinación entre una capacidad de aprendizaje particularmente veloz y una intuición un poco más desarrollada que la del promedio de la gente". "Por eso estoy aquí, trabajando a tiempo completo en esta profesión de camaleón bajo demanda".

Conocemos a Riccardo Randi, escritor guaperas y encantador, para quien escribe un libro y con el que tiene una aventurilla con un final curioso.

Y también conocemos al comisario Berganza, que me encanta... Un policía encantador, duro, perspicaz, agradable,... Lo tiene todo

Le conocemos porque en esta novela Vani tiene que escribir una novela más de la saga Crónicas angélicas, escrita por Bianca Dell'Arte Cantavilla. Bianca no tiene tiempo para escribir una más de la serie y tiene que hacerlo por contrato y por demanda de los lectores.

Pero Bianca desaparece de repente. Vani tiene que contactar con ella y no hay forma, con lo que empiezan a sospechar que algo ha ocurrido. Es ahí cuando colabora con el comisario, que cuenta con su intuición, su capacidad de observación, de captar la personalidad de cualquiera que está frente a ella...

Hay que decir que Vani es "un poquito especial"... Se parece a Lisbeth Salander, pàrece mucho más joven de lo que es, y ella misma cuenta que cuando la gente conoce a su hermana Lara (2 años más joven): "... les cuesta recuperarse de la impresión de descubrir que mis padres, después de tener una hija como yo, corrieran nuevamente el riesgo en lugar de recurrir a la vasectomía".

Lo que más me gusta de todo es que sospecho que aparecerá otro libro con Vani como protagonista. La autora lo ha dejado abierto completamente y me apetece muchísimo leerlo. Me voy a hacer seguidora incondicional.

En fin, que lo recomiendo para pasar un rato estupendo, reírse un poco y disfrutar de unos personajes muy interesantes y de una prosa muy fluida y muy agradable de leer.

Y cierro con una frase de Einstein que me encanta: "Locura es hacer siempre la misma cosa con la esperanza de obtener resultados distintos"

El día que se perdió el amor (Javier Castillo)

Ya leí El día que se perdió la cordura a mediados del año pasado y sabía que iba a llegar la "segunda parte". Está entrecomillado porque sí es una segunda parte pero creo que se podría leer sin haber leído la primera, la verdad. En definitiva, que en cuanto se publicó y pude localizarlo en mi aplicación de libros... ¡tachán!

Y no me ha decepcionado en absoluto. Bien es verdad que me ha sorprendido menos que la anterior porque ya tenía más claro cómo van las tramas. Pero me ha gustado mucho. Y pasa lo mismo que con el anterior: es mejor no dejar pasar mucho tiempo para terminarlo porque si uno lo ahce, termina perdiéndose y no sabiendo por dónde va.

Todo comienza cuando el 14 de diciembre de 2014 aparece una muchachita desnuda en la comisaría con una serie de tarjetas amarillentas en las que hay un nombre. "Al inspector le pareció que tenía la voz más dulce que había oído en toda su vida. Su tono era tan melodioso, la entonación tan armoniosa, y con un timbre tan perfecto que pensó que era imposible que aquella joven fuese ningún peligro"

El encargado del caso es el inspector Bowring Bowring, jefe de la Unidad de Criminología. Lo primero, sus padres tienen que hacérselo mirar... Ya son ganas de ponerle a la criatura el mismo nombre que el apellido.... Dice que eso le marcó... ¡pues claro!.

Es un hombre interesante, con unas expectativas peculiares: "Lo que él buscaba era el aburrimiento, lo perseguía de manera premeditada, pero este tenía la costumbre de huirle cada vez que trataba de alcanzarlo". Y he de decir que a mí me ha caído muy bien...

Bowring se vuelve a enfrentar a un caso en torno al que giró su vida (y que aún le atormenta), la desaparición de Katelyn Goodman. Y me llama la atención la primera gran lección que aprendió: "Si algún día estás frente a un asesino, no dejes que la justicia se encargue de él".

Nos volvemos a encontrar con Jacob Frost y con Amanda Maslow (a quien conocimos en la novela anterior con el nombre de Stella Hyden, agente del FBI). Y con Steven Maslow, su padre, que está en la cárcel de Rikers Island... Y con su madre, Kate, en un instituto psiquiátrico, ensartando abalorios en pulseras y colgándolas en la pared.

No me resisto a hablar de Estrella, una paciente del mismo psiquiátrico que acompaña a Jacob y le cuenta cosas increíbles: "Una esquizofrénica se casó con una de las voces que oía".

Pero, lo más llamativo es que nos encontramos con Carla Maslow (no pone que sea ella pero todos lo sabemos) que se encuentra en la congregación. Y eso es lo que me llama la atención, porque me lleva de nuevo a mi convicción de que los hombres necesitamos ritos y ceremonias para sobrevivir, para darnos seguridad (digo yo...). "Tantas personas unidas por un objetivo común, tantas personas que amaban la comunidad"...

El mantra de la congregación: FATUM EST SCRIPTUM (el destino está escrito). "Había personas que nacían para poner en peligro al ser humano y la congregación tenía la obligación de evitar males mayores" Así que están los Feroces, los Ocultos, los Entregados... y los Siete: "eran los miembros elegidos para llevar a cabo el objetivo final de la comunidad: asesinar a las mujeres designadas por Laura". A mí me parece impresionante...

Nos encontramos con Roeland, uno de los miembros de la congregación, que se acerca a Carla... En fin, que eso hay que leerlo. Pero le cuenta a Carla que ha estado fuera de la comunidad y ha descubierto los teléfonos móviles que se utilizan: "...para hablar con la gente que tienen lejos e ignorar a los que tienen cerca". He de admitir que me ha hecho reflexionar... y mucho.

Voy a ir cerrando ya, que me alargo, como siempre. Pero tengo que recomendar que se lea esta novela. No hay manera de desengancharse... Uno empieza y no quiere que llegue el momento de dejarlo... Lo que uno quiere es terminar pero, como con otras novelas, tampoco quiere que se termine... Y además, no es solo la trama, son los personajes y es la prosa, que es maravillosa y se lee muy bien.

Y termino con la misma reflexión con la que el autor comienza la novela: "Al final del camino descubrirás que solo dos cosas cambian tu vida: el mor, porque la mejora, y la muerte, porque la termina."

sábado, 27 de enero de 2018

El fuego invisible (Javier Sierra)

¡Este también me lo han traído los Reyes! ¡Qué suerte he tenido! Es posible que tenga algo que ver el hecho de que yo lo hubiera pedido, sí, pero... tenían que traerlo.

Es posible que lo haya dicho ya más veces pero no soy muy partidaria de los libros ganadores o finalistas del Premio Planeta. Pero esta vez no soy muy objetiva con esta situación. Porque soy seguidora incondicional de Javier Sierra. Empecé a seguirle con su primera novela, La dama azul, que me hizo descubrir a Sor María Jesús de Ágreda y me hizo disfrutar una barbaridad.

Y aquí estoy, leyendo todo lo que escribe...

Vamos al grano, que me encanta divagar y me despisto...

En esta novela nos encontramos con David Salas, lingüista del Trinity College de Dublín. Trinity College que es, a la sazón, el Colegio de la Santa e Indivisible Trinidad de la Reina Isabel... ¡Ahí estamos! (y de eso no me enteré cuando estuve haciendo turismo cultural por Dublín...)

En definitiva, este muchacho se viene a España, origen de su familia, a pasar unas vacaciones, con la excusa de buscar el Pruimus Calamus de Juan Caramuel para la universidad. Todo orquetsado por su jefa, la profesora Susan Peacock y su madre, Gloria, mujer peculiar donde las haya, que son muy amigas.

Cando nuestro prota llega a Madrid, se encuentra con Victoria Goodman, amiga de su familia desde siempre, y con la que no coincidía desde hacía muchos años.

Y ahí empieza su aventura... Porque Victoria Goodman, escritora, dirige una especie de grupo, la Montaña Artificial, que va en busca del verdadero Grial. Sí, es muy sorprendente, pero es así.... El grupo está formado por Paula Esteve, ayudante de Victoria, Luis Bello, profesor y director de orquesta y ex-benedictino; Juan Salazar Johnny, informático; Ches Marín, licenciada en Farmacia, Medicina y Lenguas Clásicas; y Guillermo Salas, recientemente fallecido en extrañas circunstancias.

No he dicho aún que el abuelo de David, José Roca, había sido un escritor de éxito a quien su nieto admiraba muchísimo, y de quien aprendió cómo pensar, cómo discernir... Sobre todo, cómo ir forjándose él mismo su camino y cómo ir avanzando paso a paso. ¡Ah! Y a adorar los libros.

La historia se va complicando poco a poco, los personajes se van descubriendo a sí mismos, David y Paula desarrollan algo más que una amistad... (cosa que se veía un poco desde el principio) y se crea una trama trepidante y muy entretenida que mantiene máxima atención. Es uno de esos libros que quieres que acabe para tener claro el desenlace final pero que, por otro lado, estarías leyendo eternamente...

Yo soy muy aficionada a la literatura que se ha escrito en torno al Grial (debe haber miles de millones de páginas...) así que me ha gustado más incluso de lo que esperaba. Nos da una visión del Grial que quizá es un poco diferente de la tradicional... Grial, una palabra que se empezó a utilizar en torno a 1180 y que ahora usamos todos en nuestro vocabulario, casi, casi cotidiano.

Sé que no estoy siendo nada ordenada pero... esto es así... Así que ahora vuelvo a la Montaña Artificial, Sus investigaciones comienzan con el cuento de Chrétien de Troyes, El cuento del Grial (cuento que no he leído pero del que he oído hablar en muchas ocasiones). Y en este libro nos hacen ver la lección que se puede aprender en el cuento: "Solo si hacen la pregunta adecuada, merecerán la verdad por respuesta". Un planteamiento interesante... Muchas veces son más importantes las preguntas que las respuetas, muchas veces, las propias preguntas nos llevan a las respuestas...

Otra cosa que la novela me ha hecho recordar y que me encanta es "... en griego antiguo, pez se escribía Ichtus. Los primeros cristianos, casi todos de origen gentil, lo eligieron como símbolo de Jesús porque resultaba un acrónimo de la frase Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Salvador".

Hay muchísimas cosas más que se aprenden aquí, que se leen de maravilla... Me han gustado los 3 mandamiento de la Teoría de los Secretos:

  1. Una persona inteligente que pretenda ejercer alguna influencia sobre los demás nunca debería mostrar al mundo todo lo que sabe. Si cometiera ese error se convertiría en una criatura pedante y cualquiera podría neutralizarla.
  2. Para ser un buen "guardián del secreto" debes forjarte un escudo, una imagen, un emblema, una palabra, un símbolo tras el que esconder ese motor que te hace ser lo que de verdad eres.
  3. Si quieres poner a salvo un tesoro, debes esconderlo a plena vista. En un lugar común. Donde nadie lo busque ni se detenga a husmear.
Tengo que ir cerrando que me alargo, como siempre... Me parece una novela muy recomendable y tengo que dar las gracias a Javier Sierra por seguir novelando en torno a la historia y a los "secretos" que oculta. A mí, personalmente, me hace disfrutar enormemente y me permite aprender muchas cosas.

Cierro con una reflexión del principio de la novela, que revela el poder de las palabras: "En cualquier instante - hoy, mañana o el año que viene - una mera sucesión de letras pronunciadas en el momento oportuno transformará nuestra existencia para siempre"

viernes, 12 de enero de 2018

Trazado - Un atlas literario (Andrew DeGraff)

He debido portarme muy bien porque los Reyes me han dejado una verdadera maravilla: este libro.

En realidad, no es un libro para leer... Y todo el mundo se preguntará: ¿y entonces qué es? Pues es un libro para disfrutar.

Lo primero es que el autor, Andrew DeGraff, es en realidad el ilustrador del libro y los textos son de Daniel Harmon, que también tiene su mérito, pobrecito...

Se trata de un libro de mapas, sí, de mapas. Pero de mapas de otros libros... Vamos a ver, por ejemplo, uno de los libros es Hamlet y hay un mapa de cómo se mueven los personajes en cada uno de los actos. Es absolutamente alucinante.

Lo más adecuado sería ir leyendo los libros con el mapa delante... Pero no es tan sencillo. De los 19 libros de los que traza los mapas, yo he leído 8 (sí, un porcentaje un poco pobre, la verdad aunque alguno lo he leído más de una vez). Si leo alguno de los que me faltan, seguro que pondré el mapa al lado para no perderme nada...

El autor nos dice en un momento dado, al principio algo sobre sí mismo: "Si algo revela este proyecto acerca de mí es que soy de los que dan más importancia al trayecto que al destino". Y tengo que decir que ahí me siento muy identificada con él. Desde siempre ha dicho a mis hijos cuando salimos de vacaciones que la frase que nos marca es: “Lo importante no es el fin del camino, sino el camino. Quien viaja demasiado aprisa se pierde la esencia del viaje” (Louis l’Amour).

Me ha llamado mucho la atención que este ilustrador, hijo de una maestra, cuando dibuja no escucha música, sino audiolibros. Me parece muy interesante, la verdad.

No se puede hacer una crítica de este libro como literatura porque es más un libro de mapas, como ya he dicho. Pero tiene algo que lo hace fabuloso. Cuando uno lo abre, ya solo el olor hace que tengas que seguir pasando las páginas y recrearte en los colores, en los detalles más pequeños... Sé que es uno de esos libros que voy a colocar en la estantería en un sitio muy accesible para poder abrirlo muy a menudo.

Como ahora leo mucho libro electrónico (por la comodidad y el peso) echo mucho de menos acariciar y oler los libros. Y este es maravilloso para eso.

Además, da muchas pistas para libros que se pueden leer y de los que ya tenemos el mapa preparado...

Tengo que darles muchas gracias a mi hermano, por ponerlo en su carta, y a los Reyes por pensar que me merecía que me lo trajeran.

Y, claro, alguna reflexión tengo que dejar para cerrar, por supuesto: "Suele afirmarse que los grandes libros nos muestran una nueva manera de ver el mundo".

miércoles, 10 de enero de 2018

Dies irae (César Pérez Gellida)

He empezado el año apostando sobre seguro porque sabía que esta novela me iba a gustar... Es la segunda entrega de la trilogía Versos, canciones y trocitos de carne, y estaba como loca por leerlo... Y aún me queda la tercera...

Lo malo es que no puedo contar nada, claro, porque nos queda la tercera parte y porque pasan tantas cosas que cualquiera nos puede desvelar el final, por llamarlo de alguna manera... Porque, por supuesto, queda sin terminar... ¡faltaría más!

En esta ocasión nos vamos a encontrar a Armando Lopategui, Carapocha o Cratcherlitsó, con su hija Erika en Berlgrado y a nuestro odiado amigo Augusto-Orestes Ledesma en Trieste. Así que, tendremos que mandar a Sancho para allá, a ver si puede localizar a Augusto y empezar a vivir tranquilo de nuevo. Eso supone que no vamos a ver mucho a los compañeros de Valladolid, pero sí vamos a conocer a Gracia Galo, l'ispettora capo della Squadra Mobile della Questura di Trieste y a su ayudante Pedulano.

Por cierto, la inspectora se marchó de Trieste en un momento dado antes de volver al puesto que ocupa ahora y "descubrió que los hombres eran desmesuradamente simples, que las mujeres eran demasiado complejas y que los kilómetros no acercan ni alejan de los problemas". Una gran verdad.

He de decir que no sé por dónde empezar... hay tantas cosas que me gustaría contar que estoy un poco despistadilla... ¡Qué cosas!

Eso sí, como nota informativa, me empecé a tranquilizar en la página 99 cuando leí, por fin, mi frase favorita: "¡Hay que joderse!"

Empecemos: nuestro amigo Augusto-Orestes, que "es un superdotado que sabe aprovechar al máximo su capacidad intelectual" y que presenta dos personalidades: "Augusto es el amante de las artes; Orestes, de las ciencias. Augusto es sensible; Orestes, impasible. Augusto es ímpetu; Orestes, control." Tanto Armando como Erika, que también es doctora en Psicología, tratan de entenderlo, de ir un paso por delante de él... Y se van a llevar una sorpresa... Una gran sorpresa...

Pero a mí, a veces, me encanta. Vale, sí, solo a veces... No me gusta que sea un asesino, claro, pero tiene unas cosas... Por supuesto, estoy segura de que el autor es lo que quiere. Y conmigo lo ha conseguido. Porque hay veces que piensa las mismas cosas que pienso yo... Por ejemplo, el Nolotil en ampollas: "Estoy convencido de que todos los integrantes de la plantilla de la plantilla del laboratorio que lo fabrica son absolutamente inmunes al dolor porque si tan solo uno de ellos lo hubiera probado alguna vez, ya lo estarían comercializando hasta con sabor a sandía". 

Me llama la atención con la obsesión por Ulises de James Joyce, que parece ser que también estuvo en Trieste, ¡vaya por Dios!. Y es que James Joyce era rarito y así le salían los libros, por muy grande que sea... En este libro nos cuentan que se le metió en la cabeza que Ulises tenía que publicarse por primera vez el 2 de febrero de 1922 para que fuera el dos del dos del veintidós... ¡sus cositas!

En este libro, Augusto se hace llamar Juan Pablo Castel, protagonista de El túnel de Ernesto Sábato. Es un libro que me llamó muchísimo la atención cuando lo leí por primera vez, hace ya muchos años, y que entendí un poco mejor cuando lo he vuelto a leer ya hace poco tiempo... Pero, vamos, lo curioso es qué tipo de personajes elige...

He aprendido muchísimas cosas: sobre asesinos en serie, sobre cerveza, sobre diferentes enfermedades, tacos y palabras malsonantes en idiomas eslavos (como yo no hablo mal, han pasado por mi cabeza y ya me he olvidado)...

 Y otra cosa, "...la arquitectura brutalista, una corriente que coloreó de gris hormigón el paisaje urbano de toda la Europa del este". Por circunstancias, visité Cracovia el pasado mes de septiembre. Fue una visita relámpago, eso sí, pero al leer esta frase rememoré las imágenes que vi cuando estuve allí.

¡Ah! Y resulta que el suero de la verdad no te hace decir la verdad, sino que "provocaba una liviana depresión de las funciones corticales superiores (...) no obliga a decir la verdad, sino que dificulta elaborar una mentira"

Por otro lado, qué voy a decir de Carapocha. Es genial... Tiene una frase que me ha hecho reír de verdad porque yo me lo he planteado muchas veces: "...es como tratar de encontrar explicación al hecho de que los malos siempre encerraran a MacGiver en un cuartucho repleto de herramientas." Y hay otra cosa que dice que también me ha gustado: "Todo me importaba nada"

Ya está: no cuento más. Es una novela trepidante, con momentos en los que se te encoge el corazón, con personajes maravillosos... ¡Ah, sí! no puedo dejar de nombrar a Rudi Gervigan: un guardaespaldas grande, no muy inteligente pero que me ha encantado. Y seguro que cualquiera que lo lea pensará lo mismo que yo. Habla poco, aparece poco pero se me ha quedado grabado en el corazón.

Hay muchas reflexiones que podría usar para cerrar y no me ha resultado fácil elegirla pero creo que me quedo con esta, porque es muy curiosa: "No hay mayor mentira que una verdad contada a quien no está preparado para escucharla".