lunes, 30 de julio de 2018

El festín de la vida (J. Ryan Stradal)

Todos nos equivocamos alguna vez. Esta vez me ha tocado a mí con esta novela... ¡qué le vamos a hacer! Como siempre, el criterio con el que elijo lo que leo tiene mucha culpa. Me encantó la portada. Bien es verdad que, como estoy un poco tonta, pensé que eran flores y resultó que eran chiles... Flores, chiles, flores, chiles... ¡es casi lo mismo! Eso sí, lo compré en el Círculo y me regalaron 20 mantelillos de papel individuales... ¡monísmos! Con las mismas "flores" de la portada...

El libro me ha resultado decadente y deprimente... No he conseguido que me guste nada. Puede que sea culpa mía, claro pero... no he podido conectar ni con la historia ni con los personajes. Al final, he llegado a pensar que todo es ironía y que el autor nos estaba tomando el pelo a los lectores.

Lo cierto es que no puedo recomendarlo, lo siento.

La prota es Eva, hija de Lars y Cynthia. Por circunstancias complicadas, su madre la abandona, su padre muere cuando es un bebé y se cría con sus tíos. El padre era cocinero y a ella también le gusta mucho la cocina. Además, la dulce criatura tiene el don de poder comer picante en cantidades industriales, y no le afecta. Y cría chiles muy picantes en su casa (de ahí la portada de marras...)

Me llama la atención la traducción porque ella va con un noviete a pescar "lucioperca". Solo leerlo ya chirría, ¿no? Me he molestado en investigar un poquillo y la RAE no contempla el término aunque sí aparece en Wikipedia.

Otra cosa maravillosa es que Cindy, su madre y Reynaldo, su segundo marido "cada año celebraban el cumpleaños de Reynaldo con una cena en McDonald's. Como tenían dinero y no tenían hijos, lo convertían en un aventura". No digo más...

No quiero contar nada por si alguien es lo suficientemente valiente como para leerlo pero Eva prepara unas cenas especiales, carísimas, para las que hay lista de espera. La lista de espera normal es de 295 años y la lista VIP es de 4 años. Para esta última, ya me parece mucho pero, el que se apunta en la otra tiene que tener un problema de hacérselo mirar por un buen profesional.

Y ya, hasta aquí llega mi mini reseña de esta novela. Me ha costado terminarla y, lamentablemente, no me ha gustado. Ya tendré más suerte con la siguiente, espero.

Se te tiene que ocurrir. Aforismos, tuits y citas a ciegas (Javier Ruiz Taboada)

Conocía al autor de su faceta como periodista en radio y siempre me había gustado. Una día, por casualidad, alguien reenvió un mensaje suyo en Twitter que me hizo pensar que sería muy interesante seguirlo. Y ahí no me equivoqué. Es una cuenta muy entretenida y los comentarios son más que estupendos.

Y descubrí que había escrito un libro en el que reflejaba partes de esos comentarios. Lo apunté para mis caprichos de Feria del Libro (¡qué caprichosa soy con estas cosas!) y lo compré allí. Me habría gustado que me lo firmara pero últimamente (la edad no perdona) me da pereza esperar las filas largas de los autores que quiero que me firmen... Creo que no estaba el día que fui, así que tampoco lo podría haber conseguido.

Con lo aficionada que soy yo a las citas, este libro ha sido mi perdición. Es un conjunto de reflexiones maravillosas, en las que el autor juega maravillosamente bien con el lenguaje. Cuando empiezas a leer, te pones la sonrisa y no te la quitas hasta que acabas el libro. Pero, eso sí, es un libro para tener cerquita y poder consultar alguna cita de vez en cuando.

Me estaba gustando muchísimo cuando apareció la frase que me hizo nombrarme a mí misma Presidenta del Club de Fans de Javier Ruiz Taboada: "Lo peor del amarillo es el color". Es todo lo que yo he pensado durante toda mi vida... No podemos estar más de acuerdo, D. Javier.

Como no tengo intención, ni puedo, transcribir aquí el libro completo, solo voy a dejar alguna de las perlas que me han llamado la atención, aunque no sean ni las mejores, ni, a lo mejor, las más representativas.

"Me gustas cuando hablas porque estoy como ausente". ¡Qué puedo decir!. El poema 15 de Neruda es quizá mi poema favorito. Y yo siempre he dicho que nunca me lo podrían dedicar a mí pero, claro... "Me gustas cuando callas porque estás como ausente" no es lo que a mí más se aproxime, con lo cotorra que soy. Pero la versión del autor es lo que podría decir mi marido cualquier día de la semana. Él, como cualquiera que me conoce lo suficiente, ha desarrollado la capacidad de ausentarse de mi conversación sin ningún tipo de problema.

"De casa hay que ir al colegio educado. Del colegio hay que volver a casa aprendido". Esto que parece una tontería, no lo es en absoluto. Y tiene más contenido de lo que puede parecer en un principio. Los padres de ahora pensamos que el colegio tiene la obligación de educar. Y los colegios piensan que los padres somos los que tenemos que enseñar... Y así vamos mal... Los padres no tenemos por qué saber cómo ajustar reacciones RedOx y en el colegio no les van a enseñar cómo comportarse en una reunión formal, ni cómo tratar a las personas mayores que necesitan atención, por ejemplo... Hay que empezar a darle una vueltecita.

Había entresacado muchísimas de estas reflexiones, pero creo que solo voy a dejar un par de ellas más que me han encantado. (Bueno, un par no, tres)

  • Para ser agua en un 75% tenemos demasiada mala leche
  • Cómo estarán las cosas que anoche, la almohada me consultó a mí
  • Hay más inútiles que tiempo para contarlos
Así es todo el libro: pensamientos cortitos, sencillos de leer pero que dan que pensar mucho más de lo que parecen. Merece la pena leerlo, pero mucho-

Y, para terminar, una propuesta a todas las empresas químicas del mundo... Señores, "Deberáin hacer un ambientador con olor a libro nuevo"

sábado, 21 de julio de 2018

Lejos del corazón (Lorenzo Silva)

Otra de las cosas que tenía pendientes para la Feria del Libro... excusa más que perfecta para comprar un libro que me apetecía muchísimo leer. Y que, como era de esperar, me ha encantado y no me ha defraudado nada.

Escuché al autor en una entrevista (o charla, mejor) en la radio, diciendo que tenía un poco de miedo de que Vila y Chamorro ya hubieran agotado su tiempo. Pero, D. Lorenzo, ya le digo yo que no. Siguen siendo actuales, siguen siendo interesantes y siguen dando mucho qué pensar. Siguen encontrando situaciones que tocan al lector, que le hacen ponerse en la piel de las víctimas y de los Guardias Civiles y que les hacen (nos hacen) darse cuenta de lo que  hay ahí fuera.

Dicho lo cual, hay que leer esta nueva entrega. Aparecen, como siempre, Vila y Chamorro, y también Salgado y Arnau. Vemos aquí el momento en que Andrés, el hijo de Bevilacqua, se convierte en un nuevo y joven picoleto (con todos los respetos, que el propio Vila le llama así). Y la emoción que siente su padre.

En esta novela nos encontramos con un par de desaparecidos (primero uno y luego el otro). Cristofer González Sanmartín, de 25 años, con ciertos antecedentes por delitos informáticos y empresario de éxito y muy prometedor, desaparece en el Campo de Gibraltar. Nuestros protas tienen que desplazarse a la zona y tratar de ver qué ha pasado.

Allí encuentran una situación que parece que está un poco al margen de todo y de todos... Es un poco diferente a otras situaciones: blanqueo de dinero, narcotráfico... y dificultades para averiguar qué ha pasado (cierto es que si fuera sencillo no tendría emoción)

Poco después desaparece Carranza, socio de Crsitofer... La cosa se complica...

Nos vamos a encontrar con el capitán Leandro Álamo y su equipo. El capitán es un viejo conocido de Vila de cuando estuvo en el País Vasco y descubrimos aquí que le llamaban Gardel... ¡me encanta!

El capitán es un personaje interesante y simpático, más drástico y menos diplomático que nuestro Vila, pero al final, es muy resolutivo también. Y tiene una filosofía curiosa: "Si sabes de un tema y quieres seguir confiando en los periódicos, no leas lo que escriben sobre el tema en cuestión"

Bueno, la cuestión es que el tema de la novela gira en torno a delitos informáticos y se aprende una barbaridad (aunque a veces es mejor no saber nada) y hay momentos en que hay que releer alguna cosilla porque, como dice el capitán: "Yo hace un rato que estoy más perdido que una pandilla de poligoneras en el Guggenheim". Pero es muy esclarecedor.

He aprendido lo que son las mulas digitales: "Te buscas un tipo de una aldea remota, le pagas cincuenta euros al mes y te deja su identidad para abrir cuenta en una entidad financiera, a la que llevas el dinero desde el monedero de bitcoins" ¡Alucinante!

Vila le cuenta a Chamorro que ha leído un libro de Robert Musil, El hombre sin atributos, que habla de cómo la tecnología nos separa de nuestros propios actos y de la responsabilidad que tenemos sobre ellos. Es cierto que él se está refiriendo a los delitos digitales de los que trata la novela, pero nos afecta a todos a nuestro pequeño nivel. Yo me doy cuenta... Muchas veces dejas algo dicho por correo electrónico no solo por tener que dejarlo por escrito (que parece que si no lo haces, nadie tiene palabra) sino también porque así no tienes que enfrentarte a la reacción de la persona que recibe el mensaje, que está al otro lado y que puede que discrepe con lo que va a recibir... las emociones están fuera del correo...

Otro comentario que me parece fantástico: "Quizá no tener conexión a internet y tener a un abuelo que te cuente historias valía algo más de lo que les estamos inculcando a nuestros chavales que vale". Y uno más, que también es estupendo: "De hecho, creo que si hubiera más creyentes en Dios y menos en el Euromillón tendríamos menos trabajo y el mundo en general sería más habitable".

Voy a cerrar ya. No soy capaz de ser escueta, me pasa siempre... Y además, lo sé, no cuento nada... Quien se fíe de mis reseñas va a ciegas porque no doy pistas....

Pero cierro con otra reflexión de Vila, de las que hacen pensar y mucho: "Pero la vida no es eso: la vida es encontrar un deber. Uno personal, que tú te creas y descubres tú mismo, no el que otro quiera ponerte. Y a ese deber dárselo todo, pase lo que pase: te festejen o te maldigan, ganes o pierdas, cuando te recompense y cuando sea tu cruz".


Bailar con la soledad (José María Rodríguez Olaizola)

Hace ya mucho tiempo que sigo a este jesuita que tiene los pies en el suelo, el corazón muy grande y una capacidad de comunicación maravillosa.

Así que, cuando me enteré en Twitter que publicaba un nuevo libro, me lo apunté para regalármelo en la Feria del Libro (es la excusa para comprar algún libro más...)

Y he descubierto un libro estupendo que tendré que releer en algún otro momento, para ir saboreando trocitos y encontrar cómo bailar con mi propia soledad. Porque, como nos dice el autor, la soledad "es una compañera de camino que, en ocasiones, nos sale al encuentro" y eso no lo vamos a poder evitar... "La soledad es una compañera de viaje que se aparece con muchos rostros y en diferentes momentos de la vida".

A mí, que ya estoy a punto de cumplir 52 años, me ha tocado el corazón cuando dice: "Es solo que descubrir el paso del tiempo en la vida es un acontecimiento solitario, que nadie puede hacer por ti"

El autor hace un repaso de muchas cosas, de muchas situaciones, y cómo nos enfrentamos a ellas, todo con un lenguaje claro y acariciador, sin paliativos, pero sin que resulte duro de leer o de asimilar.

Afronta la muerte, el matrimonio, la vida consagrada, los hijos, la oración, los hijos, la amistad... Y nos deja reflexiones muy interesantes, algunas de las que yo llamo "para imprimir": para imprimir y poner en la pared de la oficina o de la habitación para leerlas todos los días.

Me ha encantado la "tesis de la ventana de enfrente". Viene a decir que desde la ventana de enfrente todas las vidas parecen mejores. Y es una gran verdad. Yo digo muchas veces que mi marido y yo somos los únicos que no somos jefes, los únicos que tenemos hijos que suspenden, los únicos que no nos podemos permitir unas vacaciones a lo loco en el extranjero, los que tenemos el peor horario y el suelo más "cutrecillo"... Probablemente es porque somos los únicos que lo decimos, porque desde la ventana de enfrente no vemos lo que la gente nos quiere ocultar. La verdad es que me da un poco igual, todo hay que decirlo, pero hay veces que es muy significativo.

Otra cosa muy interesante es la vida en pareja, el matrimonio: "Queremos un 'felices para siempre', pero no queremos esforzarnos aquí y ahora (...) Queremos un amor de campeonato, pero no estamos dispuestos a entrenar". Me ha gustado mucho porque lo vemos cada día. Todos los que llevamos casados unos añitos (y yo ya llevo 20, que no está nada mal) sabemos que hay momentos duros, momentos más complicados, momentos en los que uno tiene que tirar y tirar porque el otro no puede, y momentos en los que hay que dejar que tiren de uno cuando ya no puedes más, dejando el orgullo (o lo que sea) en el cajón.

Esto me lleva a otra reflexión que hace el autor en relación con la parábola del hijo pródigo (de donde se puede sacar de todo). "La segunda clave que aprendemos en el relato del hijo pródigo es la de la humildad de reconocer que, a veces, hay que pedir ayuda".

Más cosas: "Por más emoticonos que inventemos, ¿cómo van a conseguir reproducir las sutilezas del lenguaje a la hora de expresar las emociones?" Yo se lo digo miles de veces a mis hijos: una carita sonriente puede ocultar cualquier problema, pero un tono de voz de un amigo a través del teléfono es inconfundible... es "la prueba del algodón". Y todos lo hacemos: mandamos el emoticono y evitamos preguntas que pueden ser molestas pero luego sentimos el vacío de poder compartir nuestra realidad.

No me puedo alargar mucho más, porque es de estos libros que te hacen pensar, y pensar, sin sufrir pero descubriendo cosas, no solo generales sino, sobre todo, tuyas propias. Algunas de ellas, de las que tienes un poquito escondidas porque no quieres verlas a menudo...

Voy a dejar una reflexión que me ha gustado mucho sobre la oración, porque me he sentido muy identificada y me ha hecho sonreír cuando lo he leído: "Y ahí está lo que para mí es la clave de la oración. Hablamos con Dios desde donde estamos (...) Pero la verdad que a veces intuimos es que estemos como estemos nosotros, Dios siempre está al otro lado de la oración".

Y cierro ya. Como siempre, me alargo mucho. Recomiendo que se lea este libro. Con pausa, con tranquilidad, con cariño... Es muy reconfortante.

"El mundo baila para quien sabe verlo"



domingo, 15 de julio de 2018

Mercaderes del nuevo siglo (Plácido W. Díez Gansert)

No es la primera vez que voy a la feria del Libro y compro algo de algún autor que no conozco. Es lo bueno que tiene la feria, la verdad... Tanta oferta hace que conozcas a muchos autores en los que no habrías reparado de otra manera.

Pero, además, algunas veces he tenido la suerte de conocer al autor y poder charlar con él (o ella, que si no lo digo, las feministas se me ponen estupendas) un ratito.

Y eso me pasó con este autor. Estábamos echando un vistazo a la caseta y se dirigió a nosotros de una forma tan agradable, tan amable, tan cortés... que solo con eso decidí que tenía que leer uno de sus libros. Nos estuvo contando un poco cuál era la trama de los que tenía allí y nos decidimos por este, pero seguro que buscaré alguno más para leerlo. He de decir que hacía mucho tiempo que un caballero no se dirigía a mí haciendo el ademán de besarme la mano. Yo debo de ser de la vieja escuela, pero me encantó.

El libro me ha gustado muchísimo. Es un lenguaje muy ágil, muy fácil de leer (debe de ser muy difícil de escribir) y una se va identificando con los personajes poco a poco hasta que parece que saber cómo van a ir reaccionando cada uno de ellos.

Me gusta el título porque sí que refleja lo que luego el autor nos va contando. Se trata de María, una chica de 43 años (chica, sí, yo soy mayor y también soy chica o chiquita...) que se ha divorciado y decide dar un vuelco a su vida montando un mercadillo. Bueno, un mercadillo Pop-up que queda muy bien... y ahí comienza una historia de trabajo, esfuerzo, lucha, amistad, decepción... todo un conjunto de sentimientos que no son, ni más ni menos, que los que tenemos cada uno de nosotros en nuestra vida diaria.

Yo creo que es por eso por lo que me ha gustado tanto. Son diálogos muy fluidos, conversaciones similares a las que puedo mantener yo con mis compañeros de trabajo, con mi marido en casa o con mis amigos cuando salimos. Otros temas, cierto es, pero la misma frescura de la conversación con la que me siento perfectamente cómoda.

No sé en realidad a qué corresponde la "W" del nombre del autor. Pero podría ser Walterio, mi personaje favorito de la novela. Es el escritor que vende sus libros en el mercadillo (uno de ellos es como uno de los del autor, así que...) y me encanta. Todos los demás personajes son verdaderamente interesantes pero Walterio es algo más.

En un momento dado piensa: "Todo esto, unido a las horas de televisión, al fanatismo futbolístico, a la prensa rosa, le motivó a iniciar una nueva obra que reivindicaba de nuevo la lectura, el paseo, la tertulia o el deporte, como instrumentos para forjar el carácter". Me encanta. Yo pienso igual: hemos dejado de charlar, de pasear, de estar simplemente sin hacer nada un rato con alguien... Y eso es también muy importante.

Voy a cerrar ya, reiterando que he encontrado un autor estupendo. No sé si seré capaz de hacer un comentario del libro en su web (debería, porque nos dijo que le contáramos lo que nos parecía la novela). Siempre pienso que mis opiniones son muy personales y no tienen enjundia para que aparezcan en la web de nadie, pero a lo mejor lo hago.

Recomiendo que se lea esta novela, de verdad que merece la pena.

Y cierro con una frase de Walterio (de quién si no) que me ha gustado mucho y con la que me identifico completamente: "Las personas realmente felices no tienen necesidad alguna de proclamarlo"

sábado, 14 de julio de 2018

Donde fuimos invencibles (María Oruña)

Ya estaba yo preocupada... Sigo a la autora en Twitter, sabía que había sacado nuevo libro... ¡y yo no lo había leído! ¡Impensable! Lo cierto es que era una de mis apuestas para la Feria del Libro pero lo encontré antes en mi aplicación de libros electrónicos.

En fin, que lo he leído y, como era de esperar, me ha encantado y no me ha decepcionado lo más mínimo. Algunas veces me da un poquillo de miedo seguir con las series de ciertos personajes. Sobre todo cuando las primeras novelas son tan buenas y las disfruto tanto. Pero aquí no ha habido problema: me ha gustado muchísimo.

Para hacernos una idea de qué va la trama, voy a citar lo que se dice en la propia novela: "...algo insólito sucede en el centro mismo del pueblo costero de Suances: el jardinero del antiguo Palacio del Amo ha aparecido muerto en el césped..."·. Hasta aquí puedo leer. Lo demás hay que leerlo en la novela. Lo malo de estos libros es que, cualquier cosa que cuentes, puede destrozar el final, así que mejor estarse quietecita.

Eso sí, aparece de nuevo nuestra prota, Valentina Redondo y su chico Oliver Gordon. Ella ya sabemos que es "...una concienzuda teniente que tenía a su cargo a la principal Sección de Investigación de la Unidad Orgánica de Policía Judicial (UOPJ) de Cantabria en Santander". Él es estupendo. A mí me encantó desde que apareció en la primera novela. Sirve para tranquiliar la trama siempre y para que aparezcan las sonrisas cuando más falta hacen.

También conocemos a Carlos Green: "...pero ha venido de Califronia el heredero de la casa, que es escritor, o periodista, o alguna cosa por el estilo...". En realidad, el muchacho era surfista profesional (hay gente pá tó, como dijo el Gallo) pero su vida da un vuelco cuando tiene una lesión. En fin, tiene una vida interesante. Toda la novela va paralela a su propia novela El ladrón de olas que es un poco la historia de su vida. "Yo no era feliz con nada, porque esperaba que la satisfacción de vivir me la diesen los demás, en vez de buscarla por mí mismo" (ojo, que ahí se puede sentir identificada mucha gente)

Por otro lado tenemos al profesor Álvaro Machín que, a la sazón, está impartiendo un Curso de Salud Mental. Durante toda la novela, flota en el aire la posibilidad de que estén produciéndose sucesos paranormales. En el curso, el profesor va dando justificación científica a muchos de los sucesos que pueden considerarse "especiales" o inexplicables. A mí me ha resultado muy esclarecedor en muchos casos.

Y cuenta cosas curiosas, como que existen otros dos sentidos, además de los cinco ya conocidos: equilibricepción y propiocepción. "El primero, el sentido del equilibrio. El segundo, el que informa al organismo de la posición de sus músculos y sus partes corporales en el espacio". También he descubierto en existe la "Facultad de Psicología de Edimburgo, una de las pocas del mundo que disponía de un laboratorio para estudios parapsicológicos: la famosa Unidad Koestler". Como dirían mis hijos, "tiene sentido". A ver, ¿dónde mejor que en Escocia, donde todas las casas que se precien tienen un fantasma dentro?

Aparece aquí en un momento dado la navaja de Occam o principio de parismonia (¡qué chulo el nombre!): "En igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable". No tiene nada de particular, lo sé. Casi todos sabemos en qué consiste pero me llama la atención porque últimamente lo estoy encontrando en muchos sitios, mucho más a menudo que antes. Quizá me fije más, es posible, pero quizá es que nos empezamos a dar cuenta de que complicamos mucho las cosas. Yo recuerdo que un profesor de Cálculo en la carrera nos decía que si la solución no es elegante, no es la buena...

Y voy a cerrar con dos reflexiones.

Una de ellas es muy conocida pero a mí me hace pensar mucho siempre que la vuelvo a leer. No la ha dicho una única persona, así que no cito a nadie: "El mayor triunfo del diablo ha sido hacer creer a la gente que no existe"

Y la otra, un poco menos trascendente pero interesante: "...todos tendemos a pensar que los acontecimientos de nuestra vida son únicos, originales e irrepetibles, cuando - con suerte - no son más que una suma de anécdotas corrientes".

lunes, 9 de julio de 2018

Tantos lobos (Lorenzo Silva)

Sí, lo sé... otro libro de Lorenzo Silva... No lo puedo evitar: sé que lo voy a disfrutar y lo tengo que leer.

Esta es una entrega de Bevilacqua y Chamorro compuesta por 4 historias cortas muy, pero que muy interesantes (como no podía ser de otra manera). Leer esto ha sido la antesala de la nueva novela que ya he leído pero de la que aún no he tenido tiempo de preparar la reseña.

Me ha gustado saber el porqué del título del libro: ellos son "gente que les haga sentir a los muchos lobos que entre nosotros habitan que Caperucita no está sola en el bosque". Y a mí me tranquiliza, la verdad.

Las historias son muy llamativas y no voy a contar nada de ellas, solo que en todas aparecen chavales o niños.

Y Vila transmite pensamientos muy interesantes: "Estamos criando unos adolescentes con exceso de tiempo libre". No puedo estar más de acuerdo... Que me lo digan a mí que tengo dos hijos adolescentes que, no sé por qué, tienen muchas menos cosas que hacer que yo cuando tenía su edad.

En estas historias aparecen también Chamorro y Arnau. Este muchacho me encanta: "Un año y medio después todavía no había conseguido que se atreviera a tutearme. Desde algún lugar de la eternidad, el duque de Ahumada lo observaba complacido. Un benemérito digno del tricornio".

Hay un par de reflexiones que me han hecho sonreír porque, dado lo que vivimos ahora mismo, parece que Vila lo ha clavado: "Ya hace tiempo que me consta que en el país al que sirvo se han perdido todas las referencias acerca de la gravedad o frivolidad de los asuntos"; "...líderes más ocupados en ocultar sus propias fechorías que en transmitir a los ciudadanos un ejemplo de congruencia". Ya no se sabe, no se quiere saber, qué cosas con importantes y qué cosas son frívolas... qué valores deben ser importantes y qué líneas rojas no se han de sobrepasar. A los dirigentes que, tristemente, todos elegimos, no les importa nada más que su situación, sin pensar en absoluto en qué pueden aportar. (A veces es mejor que no aporten nada, la verdad)

Lo cierto es que me resulta imposible no identificarme en muchas cosas con Vila.: "Aunque el Facebook es una herramienta que procuro no utilizar, por su tosco diseño, la prolijidad casi intolerable de sus contenidos y la facilidad con que mueve a sus usuarios a dilapidar su existencias en chismorreos sin sustancia...". ¡Me encanta! Sé que hay cosas interesantes en Facebook, sí, pero a mí me resulta pesadísimo. Y me doy cuenta de que hay gente que, sin tener mucho que contar, lo cuenta todo...

No me alargo más, pero tengo que decir que hay que leerlo. De verdad que es estupendísimo.

Y cierro, como siempre, con un pensamiento. De Vila, cómo no: "Nada hay más necio, me dije, y no era la primera vez, que subestimar al ser humano que tienes enfrente"

La señora Osmond (John Banville)

La verdad es que ver que el autor era John Banville y decidir leer el libro, ha sido todo uno. Le conocí como Benjamin Black y me gustó muchísimo. Y luego he leído más cosas como John Banville y también me ha convencido.

Dicen, dicen, que es un futuro Premio Nobel de Literatura... Por lo visto, después de recibir el Premio Cervantes en 2014 su posición se ha afianzado. No sé, después de lo que tenemos que ver del Nobel, ya no sé si es bueno que se lo concedan o no.

En esta novela el autor se disfraza de Henry James para hacer algo similar al Retrato de una dama. He de decir que Henry James no es mi autor de cabecera y que este libro en concreto no lo he leído pero sí es verdad que John Banville nos retrotrae al siglo XVII de James.

La prota de nuestra novela es Isabel Osmond, una chica casada que acaba de descubrir que su marido la ha estado traicionando desde siempre sin que ella se percatara lo más mínimo. Su esposo Gilbert Osmond tiene una hija de un matrimonio anterior pero la cosa no está muy clara, estando por allí Serena Merle, una amiga íntima del Sr. Osmond desde siempre... ¡no digo más!

El personaje más interesante, para mí, es Staines, la doncella de Isabel. Es absolutamente maravillosa: de las que hace y deshace y sabe mejor que su señora qué es lo que quiere y lo que necesita. Claro, por supuesto, se toma demasiadas confianzas muchas veces... "... un silencio distante y discreto era a menudo la respuesta más eficaz a las provocadoras insinuaciones de su doncella".

Es una novela sobre celos, sumisión, deslealtad, traición, dinero... y sobre tristeza, dolor, incomprensión... Y también valor y decisión.

Me ha llamado mucho la atención cómo se siente Isabel: "Sentía en su interior el apocamiento del pecador, pero no podía identificar el pecado". Muy duro... se siente como si hubiera hecho algo malo, pero no sabe qué. Eso puede que nos haya pasado a todos en algún momento concreto pero un sentimiento permanente así, debe de carcomer por dentro...

Y hay otra frase más dura aún: "A veces creía ser parte de un cortejo fúnebre, y estar en el coche fúnebre...no, creía ser el coche fúnebre y llevar en su interior algo pequeño y difunto, el frío y minúsculo cadáver de su propio corazón, su propio ser, su propia vida".

Es una novela que merece la pena leer. El tema muy interesante y está tan bien escrito, que uno disfruta del lenguaje desde el principio hasta el final, con unos personajes con los que uno cree que podría mantener una conversación sin problema.

Cierro con un pensamiento que me ha parecido muy interesante: Cada hornada que entra en la edad adulta cree estar disfrutando, o soportando, vivencias, descubrimientos y dificultades nuevas, singulares y exclusivas de ellos y de sus coetáneos".

domingo, 1 de julio de 2018

Niebla en Tánger (Cristina López Barrio)

En realidad, como ya he dicho muchas veces, no soy nada aficionada a los ganadores del Planeta, así que, ya los finalista... ¡para qué queremos más!

Pero cayó en mis manos el libro (estaba en la aplicación que me proporciona los libros digitales, pagando, por supuesto) y no quise dejar pasar la oportunidad.

No me ha disgustado, que ya es un punto importante. No creo que sea la novela que vaya a cambiar mi vida, ni que me haya dejado tan buen sabor de boca que vaya a recomendarla por doquier. Pero se deja leer.

Nuestra prota es Flora Gascón (que se hará llamar Flora Linardi en honor a su abuela). Es una escritora frustrada con una vida un tanto anodina. "Adora las novelas de misterio, las de detectives que la han salvado tantas noches del insomnio feroz de la tristeza". Me llama la atención porque son palabras muy duras esas de "el insomnio feroz de la tristeza"...

No me cae mal pero no he llegado a conectar con ella al 100%. Pero claro, hay una cosa que me ha puesto un poco más de su parte: "No le gusta salir de casa sin el libro que está leyendo". Entiendo perfectamente esa sensación cuando llegas al metro y te das cuenta de que, por cosas del destino, te has dejado el libro en casa, o el bolso es demasiado pequeño y no cabía... O cuando llegas a la sala de espera del médico y no tienes libro... ¡cielos! ¡Hay que coger una revista! ¡Igual que pasa en la peluquería! Y mi problema con las revistas es que no se quiénes son el 90% de los que salen...

Me despisto, me despisto...

La cuestión es que conoce a Paul Dingle una noche que sale con unas amigas, y tiene una aventura con él... A mí me recordó a la novela "El secreto del orfebre", la verdad, aunque no tiene nada que ver, pero no conseguía quitármelo de la cabeza.

En la mesilla de Paul está la novela Niebla en Tánger, En la novela, además de otras muchas cosas, un tal Paul Dingle desaparece en 1951 sin que se sepa nada más de él. En 2015, Flora está convencida de que es el mismo hombre con el que ella ha estado.

Y decide irse a Tánger a ver si encuentra a la autora, Bella Nur, y descubre alguna pista. El personaje más divertido del libro, Deidé Spinelli, la psicoanalista/psicóloga que trata a Flora desde Buenos Aires, es la que menos de acuerdo está con esta decisión. Pero Flora lo tiene claro por una vez: "Tú me has dicho muchas veces que tengo que arriesgarme más, salir de la incómoda comodidad en la que vivo"

La trama de nuestra historia y la de la novela original se entremezclan en el libro. Flora va reconociendo en Tánger los lugares que aparecen en el libro que la tiene obsesionada.

Y Flora se va dando un poco más cuenta de su situación, de la vida que ella lleva en realidad... "Se siente sola, pero está sola, y eso la hace sonreír. Es terrible sentirse sola cuando se tiene cera a alguien. Llorar mientras el otro duerme". Es una definición tremenda de su matrimonio... A mí me ha dado una pena espantosa.

Lo cierto es que llega a averiguar muchas cosas que, por supuesto, no se pueden contar.

Es un libro que se deja leer y que resulta basntante agradabel. A mí no me parece que lo que he leído en la crítica "Niebla en Tánger es una bella historia de amor y misterio en una ciudad cosmopolita y mágica, con un pasado fascinante que envolverá al lector", sea la realidad, pero se puede leer.

Cierro con una reflexión que podría ser cierta en muchos casos y que deberíamos luchar para que no fuera así: "Por lo demás, se podría decir que llevamos una vida cómoda, perfecta, tan perfecta que es inexistente"