domingo, 26 de marzo de 2017

Khïmera (César Pérez Gellida)

Aunque aún o he leído mucho de  este autor, soy ya una fan incondicional.. Así que, cuando me encontré con este libro, no lo pude dejar pasar....

En el prólogo, de Norberto López Amado, ya se nos dice que "Khimera es una advertencia no velada". A partir de ahí, uno lee el libro con otra visión y da un poco de miedo, de verdad, que sea una advertencia velada...

Lo primero, no quiero desvelar nada de nada porque esto hay que leerlo y no perdérselo. Y no es fácil porque cuando uno trata de hacer una reseña (aunque sea sin pretensiones, como las mías) es muy complicado que no se nos escape nada...

La acción nos sitúa en 2054. Sí el futuro pero,,, no tan lejano... Acaba de termina la Guerra de Devastación Total y la situación del mundo ha cambiado radicalmente. Fueron "treinta y ocho meses de devastación en lo que el ser humano dejó de ser humano y estuvo muy cerca de dejar de ser".

Todo el poder está en manos de la Asamblea y las corporaciones, pero Khimera se les escapa de su control.

Y flota sobre todo el libro la leyenda del bogatyr... "Alude a los caballeros medievales que protagonizaban las bylinas, poemas épicos, cuentos de la mitología tradicional de los pueblos eslavos. Hombres vigorosos de espíritu indomable y fuerza descomunal, dotados con capacidades extraordinarias como la magia o la nigromancia y movidos por grandes valores morales."

La novela está muy bien organizada. Al principio nos presenta el autor a todos los personajes distribuidos como si de una orquesta se tratara. Posteriormente la trama se desarrolla en cuatro movimientos...

Vamos pasando de un escenario a otro, de un momento a otro... Todo de una forma muy dinámica y muy clara, sin dejar cabos sueltos.

Y lo más interesante es que todos sabemos que es una novela pero... ¿podría ser realidad? Es todo tan verosímil que uno no puede evitar plantearse que podría ser cierto... Y eso, a mí por lo menos, me pone la carne de gallina...

Un sociedad creada en torno a un material puntero, el grafeno (que no es ficticio), una sociedad en la que se separan los habitantes en ciudadanos, pobladores, moradores y duendes, dependiendo de su estatus, una sociedad en la que se "cultivan" cerebros para poder trasplantarlos... Uffffffffff, ¡qué frío me está entrando....!

En el caso de los pobladores o "abejas", que vivían en las colmenas, "el primer día de mes se celebraba un sorteo en el que se elegían las mujeres habilitadas para quedarse embarazadas"....

El trabajo de documentación del autor es espectacular porque, a pesar de lo que se puede pensar en algún momento, en la novela no lagunas. Y hay muchas cosas interesantes que aprender.

Por ejemplo, he conocido a la geosmina, que es la sustancia que hace que huela a tierra mojada... Tengo que investigar un poco más porque cuando hay tormenta el olor a tierra mojada lo produce el ozono... Pero en fin, he tenido que echar un vistazo a ver qué era la geosmina.

Y he conocido a la Acmella oleracea, la flor de Sichuan. Al parecer, en la concentración apropiada y con un poco de toxina de fugu produce la parálisis total del sistema nervioso sin pérdida de conciencia. Y es lo que usaban los médicos chinos para anestesiar a los pacientes durante las intervenciones quirúrgicas.

Hay muchos personajes muy interesantes, mucho... Pero hay uno que no me cae especialmente bien pero que tiene unas reflexiones maravillosas. Se trata de Kai-Xi Chengwu, el Señor de Asia. Su organización se llama Tião, que significa ganzúa, porque ninguna puerta está cerrrada para ellos, Esto es para que nos pongamos en situación y nos demos cuenta de que es un hombre "peculiar". Pero tiene cosas que me han hecho pensar: "Larga es la noche para el que yace despierto; larga es la distancia para el que camina exhausto".

Voy a cerrar ya porque me estoy alargando muchísimo. Pero es que el libro da juego para esto y para mucho más. La lástima es que no soy capaz de transmitirlo mejor. Recomiendo que se lea con calma y sin prejuicios. Y sin miedo, por supuesto. El miedo viene después...

Termino con otra reflexión de Kai-Xi: "Una piedra arrojada a un estanque provoca ondas en el agua, independientemente de cuál sea su tamaño, y cada uno es responsable de las que tira a su propio estanque."