domingo, 31 de marzo de 2013

Arroz de Palma (Francisco Azevedo)

Otro título curioso e interesante que hace que no me pueda resistir... ¡a leer!

Un libro realmente agradable... El protagonista comienza preparando una comida familiar, ya con 88 años, después de haber tenido un restaurante durante toda su vida. Celebran los 100 años de las bodas de sus padres (que ya no van a asistir, claro).

Pero, lo curioso es que analiza perfectísimamente a la familia. Es un ir y venir por todas las cosas que suceden entre padres, hijos, yernos, nueras, suegros... incluso tíos y primos. Lo mejor es el título del primer capítulo La familia es un plato difícil de preparar. Es una frase recurrente en todo el libro. Siempre que aparece una situación complicada recurre a la frase que ya hemos aprendido a lo largo de la historia.

Y, en el centro de todo, el arroz. Un arroz muy especial porque se trata de 12 kg de arroz que se recogieron del suelo el día de la boda de sus padres... Van y vienen, por aquí y por allá y son el símbolo de la familia y la base de la fertilidad. Unas veces está escondido, otras expuesto, pero siempre está en el centro de los acontecimientos más importantes.

Palma, la del título es la tía. Sí, la hermana del patriarca de la familia, la que recoge el arroz y la que está cargada de sabiduría a lo largo de todas las páginas: "Ser madre es deshilar fibra a fibra el corazón. Ser madre es padecer en un paraíso. Ser tía es ser la hermana de la madre".

A lo largo del libro quedan claras cosas que nos hemos planteado toda nuestra vida, unas veces porque hemos sido víctimas y otras porque hemos sido los verdugos: "Porque sí y porque no son argumentos definitivos que cierran cualquier tipo de discusión con el hijo más rebelde". Y es así: no hay más. Cuando éramos críos nos molestaba enormemente un "porque sí" o un "porque no". Pero... ¿qué les decimos a nuestros hijos cuando nos quedamos sin argumentos? ¿Eh? ¿A que "porque sí" o "porque no" nos parece ahora la respuesta más coherente del mundo? ¡Cómo cambian los cuentos!

Hay algunas reflexiones muy curiosas: "Lo que pasa es que la familia es un plato difícil de preparar. Incluso en manos del cocinero más experto, el pastel se echa a perder de un momento a otro... Nada que hacer - hay días en los que el mundo amanece de mala leche-." Y eso también lo hemos vivido todos en muchas ocasiones. Muchos días el mundo amanece de mala leche... ¡vaya que sí!

Más cosas interesantes: "...cuando seas rico, si algún día llegas a serlo, podrás comprarte todas las casas de dos plantas que quieras. Pero amor, no. El amor no es un artículo que esté en venta. Las propiedades, sí. Los coches, sí. Pero de amor, hijo mío, no puedes comprar ni un grano en el mercado". Es otra reflexión interesante para pensar y no dejarlo...

Hay que decir que la familia protagonista del libro tiene cosas que contar. Yo digo muchas veces que de la mía no se podría escribir casi ni medio capítulo. Me pasó cuando leí a Isabel Allende y las cosas de su familia, y me ha pasado ahora con este libro. De momento, somos pocos y, además, tenemos nombres normales y hacemos cosas normales. Vamos a ver, los hijos de la hermana del prota se llaman Walter, Waldir, Waldemar y Waldecir.... ¡eso sí que no es normal, señores, para nada!

Se trata de un libro muy recomendable. Se lee muy bien, no se sufre, solo se acompaña a la familia de la mano del protagonista y se da un paseo por toda su historia, con sus momentos buenos y sus momentos no tan buenos, como pasa con todas las familias, las mejores y las peores.

Dejo para el final un reflexión que me ha gustado mucho y que también es para meditarla de vez en cuando: "La vida es un caleidoscopio. De nada vale girar el cilindro despacio ¿Tanto cuidado para qué? Cuando menos lo esperamos, los trozos de cristal caen unos sobre otros y forman el impredecible dibujo. Lo bueno es que el nuevo cuadro hace olvidar el anterior. Siempre"

martes, 26 de marzo de 2013

Colón, tras la ruta de poniente (María Isabel Molina)

Otro libro obligado por el resumen que tiene que presentar mi hijo para la clase de Lengua.

Y... bueno, no está mal. Se deja leer. No sé si es lo que mi hijo quiere leer (bueno, sí lo sé: no lo es) pero está entretenido. Por supuesto, se lee en un suspiro.

Se desarrolla en los meses en los que Colón está dándole vueltas a la idea esa que tenía de ir a las Indias por el oeste, con un gran afán de llevar la contraria a todo hijo de vecino. Además, es justo, usto cuando Boabdil (ese que tenía que llorar como mujer lo que no supo defender como hombre) entrega a los Reyes Católicos la llave de Granada.

El narrador es chavalín, supuesto pariente lejano de Colón, hijo de un noruego, que tiene claro que Colón llegará a algún sitio por el oeste pero, desde luego, a Cipango... ¡va a ser que no! Interesante, porque dice que escribe por orden de don Americo Vespucio...

Además, el muchacho tiene un mapa de su padre (que había sido marino) en el que aparece una especie de isla llamada Antilia. Para él, la referencia es ese punto y trata de convencer a Colón de que ahí se podría hacer escala para reponer alimentos y agua.

La historia quiere tener un puntito de misterio y hay un malo, malísimo que quiere robarle los mapas al prota. Y también tiene un puntito "rosa" porque el chico, como era de esperar, se enamora de una de las protegidas de Isabel la Católica y la reina le da su bendición para que se case con ella cuando vuelva de su viaje a las Indias con Cristóbal Colón.

Está curioso: explica bien cómo se vivía en la corte en aquel momento y cuenta unos episodios muy importantes de la historia de España. Pero, claro, de ahí a que a mi hijo de 11 años le pueda interesar... va un abismo. De hecho, cuando empezó a leerlo decía que no entendía nada. Cuando lo terminó, decir no decía nada pero yo creo que entender, tampoco entendía nada.

Lo cierto es que este librito no da para mucho más. No me parece malo para críos pero no hay superhéroes, ni viajes en el espacio, ni mosntruos con diferentes evoluciones... ni ninguna cosa interesante de esas. Así que, no sé qué les habrá parecido a sus coleguitas pero al mío no le ha gustado.

Ahora nos tocará rezongar para hacer el resumen de un libro que "no es tochaco pero es aburrido". Esto es una gran labor de investigación. Puede que algún día encontremos un libro que les guste...

lunes, 25 de marzo de 2013

La llave del destio (Glenn Cooper)

Otro libro de los que compro sin saber de qué van... solo porque el título me llama la atención. La mayoría de las veces, tengo mucha suerte y acierto. Otras, no tengo tanta: AHORA.

El libro no está mal. Se lee muy rápido, es entretenido, con un tema curioso pero... no sé, le falta algo. Le falta esa chispita que hace que un libro pase de ser un conjunto de páginas escritas que entretienen un poco a ser un conjunto de palabras que uno disfruta leyendo, que despierta la imaginación y que hay que acariciar cuando se cierra...

Se trata de un thriller cintífico-arqueológico que gira en torno al descubrimiento de unas pinturas rupestres fantásticas. El super prota, Luc, es un arqueólogo que se encuentra por casualidad con la cueva y se convierte en el director de la excavación. Por supuesto, chica tiene que haber, y la hay: Sara. Yo, de arqueología no entiendo nada pero la muchacha está escribiendo un libro que tiene el fantástico título de Una perspectiva palinológica de la transición magdaleniense al Mesolítico. Desde luego, para ligar no le sirve... con ese título, NO. Claro que él está escribiendo un artículo sobre la cinética de poblaciones en los cazadores recolectores europeos... Ya lo decía mi abuela "Dios los cría y ellos se juntan" ¡Qué peligro!

Es curioso porque el libro presenta la acción en 3 momentos de la historia: el mundo contemporáneo, la edad media y la prehistoria, en el momento en que convivían neandertales y cromagnones. Y en la edad media presentan a San Bernardo de Claraval y su historia y su influencia. ¿Qué tiene de curioso? Hombre, que fue el fundador de los templarios, unos de mis personajes favoritos donde los haya. Yo habría sido caballero templario si hubiera sido chico y hubiera nacido en el momento justo.

También nos habla de Abelardo y Eloísa... ¡qué historia más curiosa la de estos chicos! Lo que yo no sabía es que al pobre Abelardo le castró su suegro... ¡Ese sí que tenía peligro! Claro que, es posible que se lo mereciera porque, cuando nació su hijo le puso el fascinante nombre de Astrolabio. ¡Eso es tener narices y lo demás, tonterías!

A mí, el personaje que más me gusta es el abad del monasterio dom Menaud. El hombre es tremendamente espiritual, sabe lo que tiene que hacer en cada momento, no estorba, siempre ayuda y prefiere pasar desapercibido. Y, siempre que aparece, serena la escena. Me ha caído muybien.

Los demás... son sensiblemente mejorables, la verdad. No terminamos de captar la forma de ser real de ninguno de ellos... no enganchan, ni siquiera el protagonista. Está pensado para que caiga bien y eso se consigue... pero ¡hasta ahí!

Claro, lo que más gracia me ha hecho es que hacen referencia a las sirtuinas... Quien escuche asiduamente la radio (como es mi caso) tiene que haber escuchado el anuncio de Revidox (de los laboratorios Actafarma) que cuenta el doctor Tocabens. Le dan miles de vueltas a las sirtuinas... A mí el doctor no me resulta agradable en absoluto y me voy a quedar vieja revieja porque no pienso comprar Revidox pero... en el libro hablan de las sirtuinas... ¡me ha hecho muchísima gracia!

En fin, que este libro no me ha dado opción ni para una cita final. Si no hay otra cosa que leer, se lee, pero no lo recomiendo demasiado: no me ha dicho casi nada y me ha entretenido lo justito. No he conseguido engancharme del todo... ¡qué le vamos a hacer! No todos los libros que uno lee pueden ser buenos.

viernes, 22 de marzo de 2013

La leyenda del ladrón (Juan Gómez Jurado)

Una situación recurrente: tengo que elegir un libro del Círculo de Lectores, no lo he pensado con tiempo y elijo algo que me llama la atención sin saber muy bien por qué. No siempre acierto, claro, pero esta vez SÍ (con mayúsculas)

¡Qué bien me lo he pasado leyéndolo! Yo ya había leído algo de este autor y me había gustado. Por eso quise probar de nuevo. Además, este libro es en papel... y gordito, de los buenos. Cierto es que el Círculo tiene ediciones cómodas de leer que no pesan demasiado porque 661 páginas dan para muchos dolores de espalda en el bolso...

La novela se desarrolla fundamentalmente en la Sevilla de finales del siglo XVI. El prota, Sancho de Écija, es estupendo desde el principio hasta el final. Es una novela pseudo-picaresca, con toques históricos, literarios, de aventuras y, por supuesto, con su toquecito "rosa" porque la chica, Clara del Caribe, no podía faltar. Ni que decir tiene que la chica también es estupenda y rompe todos los moldes, en todos los sentidos.

Lo más curioso de la novela es que aparecen juntos Cervantes y Shakespeare. Yo sí sabía que Cervantes había trabajado como comisario de abastos pero no tenía ni idea de que Shakespeare había desaparecido del mapa durante esos años y cuando volvió fue cuando se puso a escribir. El autor lo sitúa en Sevilla y le da muy buen resultado...

Se lanzan muchos guiños el uno al otro y da a entender que fue Cervantes el que le contó la leyenda de Hamlet. También aparece algún pasaje de la historia de Sancho que está en el Quijote, como dándonos a entender que Cervantes se inspiró en ellos para su obra... Muy chulo y muy bien ligado.

Hay muchos personajes fantásticos. El amigo de Sancho, Josué, a quien conoce en galeras y que no habla porque le han cortado la lengua, es más que genial. Aprenden una forma de comunicarse los dos pero lo que el autor da a entender de sus miradas y sus expresiones, vale más que todo lo que quiere decir. Desde luego aquí el autor lo borda porque es capaz de hacernos ver las sonrisas, los ojos, las manos de Josué y lo que quiere decir con todas esas formas de expresarse que, muchas veces, valen más que muchas palabras.

La verdad es que he tomado pocas notas de este libro. Y no creo que sea porque hay pocas cosas curiosas sino porque es tan trepidante que había que seguir leyendo y leyendo por ver qué pasaba.

Hay cosas divertidas como la diferencia entre implicarse y participar: "En un plato de huevos fritos con chorizo, la gallina participa. El cerdo se implica". Es una frase del ciego Zacarías, que, dicho sea de paso, no me cae nada bien.

Y cosas muy curiosas: "Los más pobres incluso devoraban las huevas de los esturiones, un alimento que repugnaba a los sevillanos y que normalmente se echaba a los cerdos". He de decir que a mí el caviar no me gusta, sea bueno o sea sucedáneo. Si lo tengo que comer, lo como, claro, pero no es santo de mi devoción. Yo nací para princesa, eso sí, pero no para comer caviar: el champán, mejor con fresas...

Por supuesto, hay cosas para reflexionar. En realidad, muchas. Los pensamientos de Josué son muy interesantes y el maestro Dreyer también tiene cosas interesantes que decir: "Y es que lo más difícil que hay es perdonarse a uno mismo".

No puedo dejar de mencionar al enano Bartolo. Es un ladrón, pícaro, tahúr, perdedor, luchador... Un poco de todo pero, desde luego, digan lo que digan es una buena persona, tanto que hace mella en Sancho y convierte su venganza en el objetivo de su vida.

En definitiva, otro libro muy recomendable, para pasar un rato muy entretenido (un rato largo, eso sí) y aprender muchas cosas de la vida y la sociedad de finales del siglo XVI. Francamente interesante.

Para acabar, voy a dejar un trocito del último acto de La tempestad de Shakespeare, que incluye el autor como parte de su nota final: "Somos de la misma materia que los sueños, y nuestra  breve vida culmina en un dormir". ¿A que suena bien?

martes, 19 de marzo de 2013

El testigo invisible (Carmen Posadas)

Ya he contado alguna vez que, por no sé muy bien qué razones, los Romanov me caen bien. Vaya, no todos, sino los últimos, es decir, la familia del zar Nicolás II, su mujer, sus hijas, el zarevich...

Claro, hace poco escuché una entrevista que hicieron a Carmen Posadas hablando es este nuevo libro que ha sacado hace poquito, y... ¿qué podía pasarme en ese caso? Pues que me tuve que proponer leerlo... ¡estaba mascado!

Leer este libro es un auténtico placer. Es una historia narrada por Leonid Sednev que, históricamente fue el único superviviente de la matanza que se produjo aquella noche en que desapareció el último zar. No se sabe si este hombre fue atrapado en alguna de las purgas de Stalin o se fue a Sudamérica. Carmen Posadas ha elegido esta opción y le sitúa muy mayor ya y muy enfermo en Uruguay, contando todo lo que él recuerda de su vida con los zares. Y lo cuenta cuando ya es muy mayor porque "...los grandes secretos son como los hechizos, se desvanecen en cuanto uno los cuenta".

Se aprende muchísimo de esa época, de cómo se funcionaba a grandes niveles. Por ejemplo, las grandes familias rusas mandaban la ropa sucia a París o a Londres porque "...no hay nada en el mundo como una buena laundry inglesa o una blanchisserie parisina". También he aprendido que lo chic es comer la mousse de chocolate con tenedor... ¡qué cosas!

Leonid Sednev comenzó como water boy: eran chavalines que vivían prácticamente en las chimeneas para tenerlas perfectamente limpias y que la calefacción de las habitaciones funcionara correctamente. Después pasó a las cocinas y, durante la guerra, ayudó en los hospitales improvisados. Eso le dio opción a conocer perfectamente al zar, la zarina, las grandes duquesas (enamorándose de alguna de ellas) y jugar con el zarévich. Como cosa curiosa, la zarina iba en silla de ruedas por el palacio porque siempre estaba cansada.

¡Ah! Y los familiares se escribían cartas todos los días aun viéndose constantemente. Eso tiene que ser porque no tenían mucho que hacer porque si yo tuviera que escribir cartas a mis hijos, no podría hablar con ellos (y ellos tampoco las leerían, claro,... ¡qué cansancio!).

Y también presenta a Rasputín en muchos aspectos desconocidos. Este es un personaje curioso y muy sorprendente, muy controvertido... Y estos días les ha dado en M80 por poner a Boney M cantando eso de "Ra-ra-rasputín lover of the Russian queen..." En principio, parece que para nada fueron amantes, aunque Rasputín se liaba con toda la que se le pusiera por delante... Y la zarina creía realmente que era una persona piadosa, una especie de profeta y creía a pies juntillas en lo que él le decía. Eso sí, por lo visto, cochinón era un rato: "Se jactaba de no cambiarse de ropa. Dormía con ella puesta y se levantaba sin toamrse la molestia de lavarse siquiera la cara". Y, para saciar la curiosidad de muchos, nos comentan que "...tenía 3 talentos poco comunes. El primero era una descomunal verga de 30 cm en reposo; el segundo, un don para la profecía, y el último, un gran magnetismo personal". Por lo visto, el problema de poder conocer en profundidad a Rasputín radica en que era capaz de lo mejor y de lo peor y eso da muchos problemas para poder profundizar en la personalidad de alguien.

Hay un personaje estupendo, que es Iuri, un enano que trabaja como water boy y es hijo de algún gran señor aunque él nunca lo dice (si es que lo sabe). Es fantástico pero algunas veces, habla con una amargura tan tremenda que casi consigue que se nos salten las lágrimas: "El que no ama, no llora. Mejor estar solo. Al fin y al cabo, ¿qué es la soledad? Solo un modo un poco más feo de decir libertad". Es una pena llegar a pensar así.

Me ha encantado el reino de OTMA: es el nombre que daban las grandes duquesas a sus habitaciones. Y se llamaba así por sus iniciales: Olga, Tatiana, María y Anastasia.

En fin, con este libro podría seguir y seguir porque hay miles de cosas que comentar. La tía del narrador es genial y le escribe una carta que podría ser el paradigma de la ironía y los dobles sentidos. Además, está enamorada de Mr. Cummings que parece ser que fue en quien se inspiró Ian Fleming para comenzar sus historias de James Bond (si es que el mundo es un pañuelo...)

Pero, con todo el dolor de mi corazón, tengo que cerrar ya porque si no reescribiría el libro en otro orden...
Es para leerlo con tranqulidad y más que disfrutarlo, degustarlo. Fantástico.

Eso sí, para acabar quiero dejar una cita que me ha llamado la atención y me ha hecho reflexionar un poco, sobre todo viendo en la situación en que estamos todos últimamente: "Cuando el presente parece incomprensible o incluso grotesco, no hay más que mirar al pasado para que deje de serlo".

lunes, 11 de marzo de 2013

Casino Royale (Ian Fleming)

Vuelvo a mis cosas... sigo con James Bond (y eso que vengo de leer otra de espías...)

Esta novela fue la primera que escribió Ian Fleming con James Bond. Y se nota, claro que se nota. Hay que ver cómo se va refinando el personaje conforme van avanzando las novelas... Lo curioso del caso es que Ian Fleming la empezó a escribir para distraerse de los preparativos de su boda... ¿qué estarían preparando? Pero, visto lo visto después, no le fue mal empezar a escribir esta serie de novelillas.

Es el prototipo de novela de Bond, desde luego pero, como decía antes, el muchacho se va refinando. De hecho, aquí hay un momento en que pide "una botella de Veuve Clicquot y huevos revueltos con tocino". Vamos, yo soy el maître y me niego a servírselo, desde luego. Pero, eso sí, lleva un Ronson de plata vieja, que da mucha clase. A mí, personalmente, la plata vieja no me gusta nada, pero no puedo negar que da bastante estilo. Eso sí, debía de estar rellenándolo a todas horas porque, en un momento dado, dice que se estaba fumando su septuagésimo cigarrillo del día...

Volvemos a darnos cuenta de que es la primera novela porque, aunque James Bond nunca deja de ser machista, aquí hace un comentario para matarle lentamente haciéndole sufrir mucho: "Las mujeres eran para el esparcimiento. En un trabajo se metían por medio y lo enturbiaban todo con el sexo, los sentimiento herido y todo el equipaje emocional que arrastraban de un lado a otro".

Claro que, a la chica (que, a la sazón, se llama Vesper) su jefe le dice: "Aunque resulta bastante atractivo, no se enamore, porque no creo que tenga mucho corazón". ¡Ese sí es mi chico!

Y, para mi sorpresa, y en contra de las respuestas del Trivial, el Cero Cero, que yo creía que indicaba licencia para matar, nos dicen en el libro que "...significa que has matado a alguien a sangre fría durante alguna misión". Cuanto menos, sorprendente. Esto me va a obligar a seguir leyendo la serie para ver si vuelve a hacer el comentario en alguna otra de las novelas. ¡Habrá que sacrificarse, qué le vamos a hacer!

No hago comentarios de la trama porque es como tiene que ser. Bond se hace pasar por millonario jamaicano para arruinar a un espía ruso en el casino. Lo del casino está genial. Debe de enganchar, la verdad. Yo no he estado nunca en un casino y tampoco me llama especialmente la atención. Bueno sí, estuve en el de Montecarlo pero, como tenía 16 años, no pude pasar de la entrada y solo vi las máquinas tragaperras. Ahora, por fuera es precioso y el ambientillo que se respira alrededor es chulo.

La chica, como cabe esperar, es tontorrona y, encima, es mala... ¡lo que faltaba!. Pero el libro acaba como tieme que acabar: BIEN.

Es evidente que me ha gustado. Lo he pasado bien, me he abstraído de los problemas de trabajo y de los exámenes de mis hijos (porque parece que la que se va a examinar soy yo) y he disfrutado como una enana, sin sufrir, sin agobiarme, sin llorar... solo pasándolo muy bien.

Y, para acabar, una cita de espías: "Avanza contra el enemigo y a lo mejor la bala yerra. Retrocede, rehuye, traiciona y la bala nunca fallará". Para reflexionar un poquito.

jueves, 7 de marzo de 2013

El maifiesto negro (Frederick Forsyth)

He tardado un poco en terminarlo, pero ha merecido la pena. Las novelas de Forsyth suelen ser largas y yo cada vez tengo menos tiempo para leer... ¡mala combinación!

Lo cierto es que leer a Forsyth, para mí, es apostar a caballo ganador. He leído bastates cosas suyas y me gusta muchísimo; me lo paso fenomenal... Cuando leí Chacal lo hice del tirón, en un día, tranquilita, sin prisas, pero sin parar. Y, claro, cuando me dejaron Odessa (hace un montón de años, cuando estaba pasando mi priner verano de universidad), me quedé toda la noche despierta hasta que lo acabé.

Con este libro habría hecho lo mismo pero los años y las obligaciones no perdonan: no ha sido posible.

Forsyth consigue presentarnos a unos agentes secretos espectaculares. No dan la nota como Bond, es verdad, pero saben de todo y salen airosos de casi todas las situaciones, por complicadas que nos parezcan. Además, se le nota enormemente que es inglés porque siempre termina quedando el servicio secreto inglés por encima de la CIA. La CIA suele empezar con la misión, va haciendo cositas e incluso aporta algo, pero si no es por el MI5, nada de nada.

En esta novela pasa algo así. Jason Monk es americano, trabajando muchos años para la CIA como supervisor de espías rusos. Sin embargo, le tratan muy mal, tiene muchos problemas y se marcha. Al final, tienen que llegar los ingleses a reclutarle de nuevo para una misión importante.

El personaje de Sir Nigel Irvine es fantástico. Es el antiguo jefe de espías que quiere organizar la misión. No sé por qué estos personajes de caballeros ingleses, ya amyores, me parecen tan estupendos. Todo lo hace con calma, con tranquilidad, sin alterarse y, eso sí, lo tiene todo supercontrolado. Y, después de liarla redonda en Rusia, hacer que cambie la intención de voto de todo un país y cargarse al nuevo Hitler, se pone a plantar patatas con su mujer en el jardín porque, aunque odia la horticultura, a su mujer la quiere mucho... Cuando se reúne con el exjefe de Monk le dice: "Bah, me temo que somos lo bastante viejos y feos para beber como caballeros". ¡Me parede genial!

Por otro lado, nos presenta la Rusia después de Yeltsin, aún no demasiado abierta pero ya sin telón de acero. Si el retrato que hace de la sociedad es cierto, pone los pelos de punta: mendigos muriendo a centenares de frío en las calles, las mafias organizando absolutamente todo y luchas entre unas y otras al margen de policía y ejército. Quizá exagere un poco pero, aún así es tremendo. Un comentario que deja Forsyth: "En una sociedad donde la combinación de burocracia esclerótica e incompetencia pura y dura ha hecho que se atasquen todos los engranajes, el mercado negro es el único lubricante".

También es verdad que, quizá porque el propio Forsyth fue militar, los generales (los buenos, que también los hay malos) suelen salir muy bien parados. El honor del ejército es de las cosas que se mantienen siempre. Me llama la atención la cita que inlcuye de Napoleón sobre los generales: "Me da igual que sean buenos, los quiero con suerte".

Es curioso, además, lo que comenta del espionaje: "Un falso desertor puede tarer consigo información real, pero su principal objetivo es divulgar desinformación". En otro momento dice: "...era un mundo de engaño y desinformación, de humo y espejos sin fin..."

Forsyth, en todos sus libros, hace un retrato de las diferentes nacionalidades de una forma bastante cáustica y muy gráfica. Sobre todo, lo hace con los ingleses, como ya he dicho de Sir Nigel. Ojo con le comentario que hacen sobre un posible candidato a zar de todas las Rusias: "Siempre ha sido un poco calavera, le gustan los coches rápidos, ir a la Riviera y tener líos con chicas jóvenes, por lo general sirvientas. Esto ha arrojado tres matrimonios rotos. Y lo peor es que, según he oído decir, hace trampas al backgammon" ¡Cielos! ¡Hace trampas al backgammon! ¡Qué desconcertante!

Es más que evidente que el libro me ha encantado. No lo puedo evitar, me encantan los espías igual que odio los vampiros... Es muy recomendable, como cualquiera de Forsyth.

Y, para acabar, me quedo con una reflexión que me ha parecido muy interesante: "En política, como en muchos asuntos humanos, el éxito engendra más éxito pero el fracaso genera también más fracaso".