domingo, 14 de julio de 2019

Todo lo que sucedió con Miranda Huff (Javier Castillo)

Después de haber leído El día que se perdió la cordura y El día que se perdió el amor, era una obligación leer lo nuevo de Javier Castillo y aproveché que se era la Feria del Libro para comprarlo. No me lo firmó, no, porque había tanta gente en la carpa que le asignaron que preferí no esperar (me estoy haciendo ya un poco mayor), pero el libro lo compré

Y, claro, lo leí en cuanto terminé el que estaba leyendo... Y me ha gustado muchísimo.

No puedo contar apenas nada porque está todo tan interconectado, tan "complicado" en un principio que cualquier cosa que diga lo puede estropear.

Ryan y Miranda Huff son guionistas, de menos éxito de lo que cabía esperar en un principio... Viven por encima de sus posibilidades y su matrimonio no está pasando por el mejor momento posible.

En estas circunstancias, justo cuando habían decidido pasar un fin de semana ellos solos en una cabaña para tratar de arreglar un poco el matrimonio que se desmoronaba, Miranda desaparece

Hasta ahí puedo leer, como decía Mayra Gómez Kemp.

El autor nos va a llevar a conocer a personajes interesantísimos que participaron en historias en un pasado que vuelven a resurgir en el presente.

Lo mejor es que no sabe uno quién es el personaje que le gusta y quién el que no... Unas veces piensas que es estupendo y al momento siguiente, le odias a muerte....

Vamos a conocer James Black, que "era de esas personas que en cada conversación te dan ganas de coger apuntes" (yo he conocido a unos cuantos de esos...), a Jeff Hardy, a Paula Hicks, desaparecida hace ya unos años, y a sus hijos...

Y en el medio de todo está la película de Black, La gran vida de ayer que es el paradigma de las películas y que al autor le llevó al éxito y la fama.

Un libro que no se puede dejar de leer desde el momento en que se empieza y que cuando se acaba, me ha dejado una tremenda inquietud y un cierto desasosiego... Muy, muy, pero que muy recomendable.

Y cierro con un pensamiento que creo que es una gran verdad: "Uno nunca se da cuenta de los momentos trascendentales mientras suceden"

Ahí afuera (Lorenzo Silva)

Aquí estoy... asegurando... Está claro que después de leer algo que me deja un poco "fría" necesito un libro que me guste y, con Lorenzo Silva sé que el éxito está asegurado...

Efectivamente, me ha gustado mucho y he disfrutado un montón con la lectura.

Como nos cuentan al inicio del libro se trata de "un libro que recoge sus mejores narraciones acerca de hechos a menudo terribles que conforman nuestro tiempo".

El autor nos explica un poco la razón de escribir de esta forma: "Siempre he creído que las historias están ahí, esperando a que las cuente alguien. El afán de buscarlas, dar con ellas y en fin, ponerlas por escrito, es común a escritores y periodistas".

Nos va a llevar a través de estas historias a muchos temas muy interesantes, tratados de una manera personal, a través de las experiencias de las personas que los viven en cada momento. Y consigue que nos acerquemos mucho a cada situación.

Vamos a pasar por la violencia de género, el terrorismo, el integrismo islámico, las misiones de paz en el extranjero, el exorcismo... y unas cuantas cosas más.

Me han llamado mucho la atención muchísimas cosas, pero no puedo contarlas todas, claro.

Sí quiero dejar algunas citas que me parecen muy impactantes... Por una parte, tenemos a Ricardo Couso, a cuyo padre ETA mató en 1991, que dice: "... no voy a dejar nunca que lo que viví me convierta en un radical. El radicalismo le hizo lo que le hizo a mi familia, yo no puedo convertirme en lo que eran ellos". Considerando que él estaba en el coche cuando mataron a su padre y que entonces era un niño, hay que tener la cabeza muy bien amueblada para ser capaz de decir lo que dice...

Hace unos días hablábamos en el comedor en la oficina ´del maltrato a la mujer. Es un tema tremendamente delicado y yo creo que cada caso es muy particular y tiene que ser estudiado individualemnte. Y, como son situaciones límite, las reacciones no son previsibles. Aquí el autor va a pasar una jornada en un juzgado y resulta muy esclarecedor. Me quedo con una reflexión de la jueza: "Muchas veces una mujer denuncia maltrato cuando lo que sufre es un matrimonio deteriorado o simple desamor, unido a una pelea puntual; pero su percepción subjetiva es que se la está maltratando". Me reafirmo: no podemos tratar este tema con la frivolidad con la que lo hacemos algunas veces.

Bueno, me ha sorprendido muchísimo un amigo de Stieg Larsson, Baksi, portavoz de la causa kurda. Él mimo dice "no porque sea más listo que otros, sino porque soy el único que habla diez idiomas". ¡Diez idiomas! ¡Qué envidia!

En cuanto a las misiones españolas en zonas de conflicto, me encanta el dicho que circula: "Dios debe de ser español porque si no, no se explica que no haya habido más desgracias".

No puedo seguir más porque me alargo muchísimo pero la historia del padre José Antonio Fortea, que hizo una tesis sobre Demonología, es para no perdérsela...

Vaya, que hay que leerlo, sí o sí.

Y cierro con una frase de Lillian Hellman que me ha gustado mucho: "No puedo acortar mi conciencia para acomodarla a la moda de hoy"

viernes, 12 de julio de 2019

Hotel Silencio (Auður Ava Ólafsdóttir)

He de decir que lo peor del libro es escribir el nombre del autor... ¡madre mía!

En fin, parecía que podía estar bien pero... no me ha gustado mucho. Tiene sus puntitos, por supuesto, pero no me ha enganchado nada.

Según el propio libro: "Con mucho humor y sutileza, Ólafsdóttir deja claro que las heridas particulares, vengan de donde vengan, solo cicatrizan en común". Lo de "con mucho humor" me ha pillado por sorpresa... Sinceramente, no lo he encontrado por ninguna parte. En cuanto a lo otro... bueno, se puede ver así, lo dejaremos estar...

Voy a dejar otra opinión que nos deja Bethany Ball (que es una escritora a la que yo no conocía): "Con humor y una prosa sencilla y conmovedora, Hotel Silencio narra la historia de un hombre y su pasado y la comunidad en la que se encuentra a sí mismo...". Vuelve al tema del humor... ¿seré yo la rara?

Nuestro prota es Jónas Ebeneser. Según él mismo es: "Varón. Divorciado. Heterosexual. Indefenso. Sin vida sexual. Un manitas". Está a punto de cumplir 49 años y su ex le cuenta que su hija no es en realidad hija suya... ¡yupi! Y decide que se quiere suicidar. Pero, claro, para no traumatizar a nadie, piensa que lo mejor es irse lejos, y se marcha a un país que está devastado por una guerra que acaba de terminar.

Allí conoce a los hermanos que dirigen el hotel y, entre que arreglo esto y que arreglo aquello, que hoy no me va bien suicidarme, que mañana tampoco... al final descubre que no se está tan mal viviendo...

Y así estamos... A mí se me ha hecho largo, pesado y un poco aburrido pero, por supuesto, hay gustos para todo y habrá quien piense que es estupendo.

Me ha llamado la atención una frase de la madre de Jónas: "Cada sufrimiento es único y diferente (...) por eso no se puede comparar uno con otro. En cambio, la felicidad es toda muy parecida". Vuelvo a recordar la primera frase de Guerra y paz, de Tolstoi: "Todas las familias felices se parecen entre sí; las infelices son desgraciadas en su propia manera". Ummmm, últimamente me encuentro mucho esta frase...

No me da para mucho más, así que voy cerrando con una frase que me ha llamado la atención por lo tristísima que es, y lo duro que debe ser pensar algo así: "Ya no creo en Dios y me temo que él ya no cree en mí".


sábado, 6 de julio de 2019

Los crímenes de Alicia (Guillermo Martínez)

Cuando le dieron el Premio Nadal este año, me pareció que podía ser una novela interesante y aproveché para pedirla al Crículo de Lectores.

El autor escribió también Los crímenes de Oxford, que por lo visto también se ha hecho peli, y creo que lo tendré que leer.

Es una novela no muy larga, pero muy interesante. No solo por la trama policial, que está muy bien, sino porque se entrelaza con las matemáticas y la lógica y resulta muy entretenida.

Nos vamos a encontrar con Arthur Seldom, eminente matemático en Oxford y con un estudiante argentino que vuelve a Oxford con una beca de Lógica Matemática. Es llamativo que en ningún momento vamos a saber cómo se llama el muchacho...

Al parecer son los mismos que ya aparecieron en la novela del autor que he citado más arriba. Y también aparece el mismo inspector, el inspector Petersen, majo, sí, muy majete...

Vamos a ponernos en situación: "Si bien esta novela tiene como inspiración inicial un hecho real - el hallazgo en Guildford, por parte de la dramaturga Karoline Leach, del papel que resume el contenido de las páginas arrancadas a los diarios de Carroll -, todos los sucesos y personajes de la trama policial son ficticios"

En fin, lo primero que he aprendido (no lo sabía...) es que Lewis Carroll era un pseudónimo... ¡se llamaba Charles Digdson!. Y luego he sabido que hay una Sociedad Lewis Carroll... en la novela aparece la Hermandad Lewis Carroll que supongo que será un poco parecida... Hay que ver el juego que da un autor (que también era matemático, sí) y su novela.

Y los integrantes de la Hermandad son estupendísimos... ¡vaya personajes! Me pregunto cuántas veces tendrá que haber leído alguien Alicia en el país de las maravillas para poder formar parte de una hermandad así. Lo digo con un puntito de envidia... a mí me gustaría saber mucho de algo, ser experta en algo... en cualquier cosa...

Le dan muchas vueltas a la posible pederastia de Carroll. Eso sí que es algo de lo que tenía noticias. Yo había leído que podría haber habido algo con Alicia, hija de uno de sus amigos. Lo que no sabía es que hacía fotografías a niños desnudos. "Nada es tan fácil ni claro: durante esa época los niños eran considerados ángeles, la desnudez infantil era parte de un ideal edénico y Carroll hacía sus fotografías bajo la mirada y la aprobación de los padres, nunca como algo vergonzante o que debiera practicar a escondidas". Esto lo dice el Dr. Ranelagh en la novela. Y, a mí, debo decir que no me convence mucho.

Ya he dicho que las Matemáticas tienen un lugar fundamental en la novela. Y ha habido una frase de Seldom que me ha llamado mucho la atención: "... lo real es siempre una proyección, una huella aplastada de algo que caminó en otra dimensión". Y me ha llamado la atención porque lo primero en lo que he pensado es en el monumento a la Constitución que está frente a la Escuela de Industriales. A los que hemos estudiado allí nos han explicado que es la proyección en 3 dimensiones de un cubo en la cuarta dimensión... ahí lo dejo, para pensar un poquillo.

Otra cosa que me ha gustado es la "falacia del fiscal": "... si una persona es culpable, es lógico que todas las pruebas apunten a ella; pero que todas las pruebas apunten a una persona , no quiere decir, ipso facto, que sea culpable".

Hay varias cosas más que me han hecho pensar un poco... y siempre me pasa lo mismo, que son demasiadas cosas para lo que quiero escribir. Y encima no cuento nada de la novela. Lo cierto es que no quiero contar nada porque hay que leerlo y si lo cuento, lo destripo.

En fin, que voy a dejar un par de pensamientos... el primero es de Somerset Maugham: "El dinero no tiene ninguna importancia cuando lo tienes y una importancia absoluta cuando no lo tienes"

Y el segundo, nos lo deja uno de nuestros protas: "Lo imperfecto refleja lo perfecto más completamente que lo perfeccionado"

Las mujeres de la casa de las lilas (Marthe Hall Kelly)

No sé muy bien qué me llevó a empezar este libro, la verdad, pero supongo que sonaba bien... Y me ha gustado bastante. No creo que sea el que más recomiende del año pero es cierto que se deja leer muy bien y que me ha enseñado muchas cosas.

Lo he empezado con un poco de aprensión porque me he dado cuenta de que gira en torno a la Segunda Guerra Mundial. No es que yo tenga ningún problema con eso, no, pero es que son tantos ya los libros en torno a lo mismo, que resultan un poco "demasiado". No quiero decir con eso que no sea bueno que se escriba sobre el horror de la guerra, no. Eso me parece bien, pero... no sé... Me pasa lo mismo con la Guerra Civil española... Bueno, eso son cosas mías...

En la novela, vamos a conocer la historia de 3 mujeres (muchas más, pero fundamentalmente, tres). Por un lado, conocemos a Caroline Ferriday, de 37 años, que tiene un "puesto voluntario de directora de asistencia familiar en el consulado francés" en Nueva York... eso sí, sin cobrar. Por otro lado, tenemos a Kasia Kuzmerick, de 19 años, polaca, que acaba en el campo de Ravensbrück. Y. por último, a Herta Oberheusen, de 25 años, que termina siendo médico en ese mismo campo de concentración.

Y, al final, me he enterado de algo muy interesante: "... está basado en una historia real. Caroline Ferriday y Herta Oberhauser son personajes reales. También lo son todos los miembros del personal de Ravensbrück que se mencioann aquí, los padres de Herta y los de Caroline. Kasia Kuzmerick y su hermana Zuzanna están basadas libremente en Nina Ivanska y su hermana doctota Krystyna. Ambas fueron operadas en el campo".

La historia es francamente llamativa. Cómo Herta pasa de ser una muchacha "normal" a pensar que lo que es "normal" es lo que se hace en el campo. Entrecomillo normal porque entiendo que ser normal en aquellos momentos en Alemania tenía su dificultad, con cosas como: "Yo no me maquillaba porque estaba prohibido por ley"o "No se le permitía asistir a los campamentos juveniles a ningún joven de bajo valor racial, así que allí todos eran atractivos y de pureza racial garantizada". Y el cartel a la entrada del campamento: "RECORDAD QUE SOIS ALEMANAS ¡MANTENED LA SANGRE PURA!".

La evolución de pensamiento de Herta es impresionante...

Por otro lado, la vida en el campo de concentración pone los pelos de punta. Por mucho que se haya visto o leído sobre los campos, yo no puedo evitar que se me encoja el corazón. Podría comentar muchas cosas, pero lo que más me ha llamado la atención es lo que hicieron con algunas de las chiquillas para demostrarle al Führer que los tratamientos con sulfamidas no eran buenos. Las operaban y "habíamos preparado objetos para introducir en las heridas con el objetivo de simular heridas de guerra: clavos oxidados, astillas de madera y cristal, gravilla y una mezcla de tierra del huerto con un cultivo de baterias Clostridium tetani".

Después de vendarles las heridas con aquello dentro para que se produjera una buena infección, el resultado era monstruoso... tanto que a las chiquillas las llamaban las "conejas". No solo porque las trataban como conejillos de indias, sino porque iban por el campo dando saltitos... ¡qué espanto!

Bueno y, además, el campo se había construido para unas siete mil presas y llegó a haber cuarenta y cinco mil...

Pero es que, las pobres polacas salieron del campo, las llevaron a Suecia y cuando llegaron de nuevo a su casa, se encontraron con el régimen soviético. Eso es lo que se llama salir de Guatemala para llegar a guatepeor... (frivolizando muchísimo, por supuesto)

La intervención de Caroline es muy curiosa... altruista desde el principio hasta el final... Pero eso ya hay que leerlo porque no lo voy a contar aquí. Merece la pena.

No sé muy bien por qué, pero el libro se me ha hecho un poco largo. No es que no me haya gustado, pero hay partes que se me han escapado un poco. Probablemente el problema lo tenga yo, por supuesto... Es posible que no haya sido mi mejor momento para leerlo. Y, sin embargo, tengo que decir que está bien.

Cierro con una frase de Lord Byron que me ha llamado la atención: "Los que están ocupados no tienen tiempo para las lágrimas"