lunes, 1 de agosto de 2016

Voces de Chernóbil (Svetlana Alexiévich)

Ni mi marido ni yo habíamos leído nunca nada de la última Premio Nobel. Yo reconozco que tengo fijación con este premio, desde muy pequeñita. Siempre pensé que para ser Premio Nobel había que ser muy especial. Con el tiempo me he dado cuenta de que no es así siempre pero la fijación no l pierdo...

Total, que nos encontramos este libro en la Feria del Libro y lo tuvimos que comprar. A la autora nos la recomendaron en varias casetas y...nos trajimos el libro.

Al parecer, la forma de escribir de la autora es casi siempre la misma: habla con la gente, va tomando nota de sus impresiones y luego las plasma en papel.

Me ha gustado muchísimo cómo está escrito. Consigue, sin ser desagradable, transmitir toda la crudeza de lo que se vivió tras el accidente de la central nuclear. Y he de confesar que he tenido el corazón en un puño desde que empecé el libro hasta que lo terminé.

Según una de las personas, con el desastre de Chernóbil, el 26 de abril de 1986, "ha empezado la historia de las catástrofes". No sé si verlo así, la verdad. Es cierto que catástrofes naturales ha habido muchas y que de este tipo, muy pocas... También es verdad que no es comparable a la bomba de Hiroshima, aunque también es de tipo nuclear... Todos los afectados coinciden en que lo peor es que es una muerte que no se ve...

En un momento, nos dicen que Chernóbil significa "negra realidad"...Ya es casualidad, que parece hecho a propósito... Yo he buscado más información, solo por curiosidad, y he visto que también se puede traducir por "dolor negro", que no sé qué es peor.

Cuenta tantas cosas increíbles... Porque claro, había que quitarle hierro al asunto y decir que no pasaba nada. Hay cosas alucinantes como que llegaron a dar medidores Geiger estropeados para que no se supiera el nivel de radiación...

Se controlaban las conversaciones telefónicas y se cortaban si parecía que alguien filtraba cualquier cosa...

Y habla de algunas costumbres ucranianas (entonces aún pertenecía a la Unión Soviética) de pequeños pueblos, que me han resultado muy sorprendentes: "Entre nosotros hay que acostar al difunto sobre la puerta de su casa. Lo velan sobre ella hasta que tren el ataúd." Había gente que, al ser evacuada, se quería llevar la puerta... Ahí habían velado a los antepasados... No sabían si volverían a sus casas...

De verdad que es un libro muy revelador. He sufrido, lo reconozco. Las historias de niños son tremendas pero, además, siempre contadas desde el amor de sus padres.

Y aún así, no puedo estar en contra de la energía nuclear. Pero sí estoy en contra de la negligencia y la manipulación.

Cierro ya con una frase que me parece interesante y que creo que es verdad: "Los hombres nunca están a la altura de los grandes acontecimientos. Siempre les superan los hechos." Muchas veces porque están muy preocupados por los pequeños detalles.

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