martes, 20 de noviembre de 2018

Memorias de Escipión Emiliano (José Enrique López)

Este libro tenía que ser un éxito sí o sí... Y lo ha sido... Me ha encantado. Lo he saboreado, he aprendido muchísimo y me ha dado una pena tremenda tener que cerrarlo cuando lo he terminado.

Para ponernos en antecedentes, he de decir que soy "muy fan" de Escipión Africano. Desde hace tiempo, cuando leí la historia de este Gran romano (he puesto Gran con mayúscula a propósito), me ganó para su causa. Si yo tuviera una buena memoria, me acordaría de todo lo que leí y de todo lo que he leído sobre este hombre y su relación con Aníbal. Es uno de los momentos que más me llaman la atención de la historia universal... Vaya dos personajes. Aníbal mató a Escipión en Cannas pero: "Aníbal buscó su cadáver y no permitió que yaciera insepulto".

Así que, ahora me encuentro con Escipión Emiliano: "Soy el senador Publio Cornelio Escipión Emiliano. Nacido en el seno de la gens Emilia y adoptado por la gens Cornelia".

"El general Escipión Emiliano, el más insigne ciudadano de la Roma de la segunda mitad del siglo II a.C., recoge en estas memorias sus cincuenta y seis años de una vida dedicada a la búsqueda del bien común por encima del beneficio personal". Con esto queda dicho todo... Esto es un ídolo y lo demás son tonterías...

Una de las cosas que he aprendido es que, si una familia romana iba a perder el apellido porque no había descendencia, adoptaban un hijo y así el apellido podía continuarse. En este caso, a nuestro protagonista le adopta su primo Publio Cornelio Escipión, que, a la sazón, era hijo de Escipión Africano, MI Escipión.

¡Madre mía! Hay tantas cosas que me han encantado que no sé muy bien por dónde empezar... ¡qué agobio!

Voy a dejar la opinión de Publio sobre los políticos: "Creía que el hombre que e dedicase a la política debía ser un ciudadano honorable, un espejo en el que mirarse los jóvenes, azote de corruptos, censor de la molicie, acusador de traidores y enemigo declarado de aquellos que intentasen socavar el poder del senado y del pueblo de Roma". Yo lo dejo aquí por si esto le llega a alguno de nuestros políticos (a cualquiera, independientemente del color, porque son todos iguales). Tienen mucho que aprender, la verdad.

En sus memorias, nos va dejando cómo ve él la vida, los sentimientos, la amistad, el amor, la guerra, la política... Todo lo que siente en cada momento. Y así le vamos descubriendo poco a poco. Y, claro, como decía yo antes, que es un hombre increíble, modelo para cualquiera.

Publio tiene un grupo informal con su hermano Quinto y sus amigos Lelio, Lucilio, Panecio y Polibio. Se reúnen en la casa de campo que tienen en Lavernium: "Nuestra intención es recuperar de algún modo las virtudes de la Roma eterna. Sin olvidar la humanitas, la preocupación del hombre por el hombre". Las reuniones del grupo son increíbles... Y todos los miembros son maravillosos...

Pero quiero remarcar un personaje fantástico que aparece al principio, Aulo Estacio, el hombre que contrata su padre para formar a Quinto y a Publio... Es increíble. Pensaba incluir aquí las lecciones que les da cuando están aprendiendo a luchar pero me iba a alargar mucho, porque hay 9 lecciones que deberíamos todos imprimir y colocar en la pared para verlas todos los días. Solo voy a dejar un par de ellas: "Tu furia es el mejor aliado de tu adversario" y "Antes de entablar combate, conoce tu fuerza y la de tu enemigo".

Y... ¡qué majo es! Cuando le mandan a Hispania por arreglar las cositas de Numancia y eso, dice: "Si los dioses decidieran vivir con los mortales, sin duda elegirían Hispania como morada". Si es que hay que quererlo...

Claro que también es por que tiene un padre estupendo, Lucio Paulo, que le dice cosas como: "Así es la guerra, Publio. Hace aflorar lo mejor y lo peor que hay en los hombres. Prometeo nos esculpió demasiado parecidos a los dioses. Somos capaces de las más bellas creaciones y de las más atroces acciones".

Cierro ya, que con esto me emociono... ¡Cómo me gustan a mí los romanos! Sobre todo algunos, claro... ¡Ah! me ha encantado que Quinto y Publio tenían un pollino y Quino quería ponerle por nombre Bucéfalo, como el caballo de Alejandro Magno. No tendría mayor importancia si no fuera porque mi compañera Elena es una fanática de Alejandro (como yo de Escipión, pero con mucha mejor memoria) y nos ha hecho saber en muchas ocasiones (por si no lo sabíamos ya) quién era Bucéfalo.

Ahora sí cierro, con una frase en una de las obras de Plauto, sin dejar de recomendar otra vez estas memorias de Publio Cornelio Escipión: "La peor de las desgracias es el tener que experimentar que la verdad es vencida por la violencia".

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