domingo, 18 de noviembre de 2018

En la casa del guarda (Julie Klassen)

Por alguna razón, este libro me atraía. Obviamente, como siempre, lo elegí sin saber nada porque no había leído nada sobre el tema, ni sobre la autora... como siempre me pasa, claro.

Y me ha gustado, lo he pasado muy bien.

Después de leerlo, he descubierto que la autora es una gran admiradora de Jane Austen y algunos de los personajes de este libro son el reflejo de otros de sus personajes. Ahora queda muy bien que yo lo diga pero, desde el principio, esta novela me recordó a Mansfield Park, de verdad, de verdad... Y a mí, esas novelas me gustan, las disfruto mucho,...

Y, tras esta introducción, paso a contar un poquito de esta, que es de lo que se trata.

Nuestra prota es Mariah Aubrey, una muchacha maja, a la que su padre invita amablemente a marcharse de casa por un "desliz" en un determinado momento. El Sr. Aubrey no estaba dispuesto a "aprobar su comportamiento, ni a reducir de ninguna manera su deshonra". Si el padre avanzara en el tiempo y se plantara en 2018, le daba un algo al pobre... Hay que ver cómo cambian los tiempos (y cómo hemos avanzado las mujeres).

En fin, que la muchacha se va a la casa del guarda de Windrush Court, la finca de su tía, la Sra. Prin-Hallsey, que es de lo más peculiar... Un elemento, la señora. Y se va acompañada de su amiga y dama de compañía, la Srta. Dixon (Susan).

Como toda novela que se precie, tiene que enredarse un poco. Y aparecen otros personajes interesantes. Por un lado, el chico bueno, majísimo, interesantísimo, que es nuestro capitán Matthew Bryant, que alquila la hacienda. Y su amigo William Hart, que es encantador. Fue herido en una batalla cuando estaba a las órdenes de Matthew y va a pasar con él una temporada.

También hay malos, claro, como Isabella Forsythe, que es tontorrona pero tiene enamoradísimo a nuestro capitán. Pero, esta prometida con James Crawford, que es malo de los de verdad (y me cae fatal...).

Hay muchos más personajes, pero muchos, que entrelazan historias distintas y que resultan muy entrañables, como las gemelas Agnes y Amy Merryweather, que viven en Honora House, una casa de caridad que está al lado de la casa del guarda... Son estupendas... Una de las frases de Amy me ha encantado: "Ninguno de nosotros transitamos por esta vida sin meternos en algún que otro embrollo, o sin cometer errores, grandes o pequeños. (...) Pero hay que saber superarlos, aceptando la bondad, la ayuda y el perdón de Nuestro Señor".

No puedo contar nada porque es una novela serena en la que pasan muchas cosas, unas predecibles, otras no, pero todas interesantes. Eso sí, sin agobios, sin estrés, pero dejando un maravilloso sabor de boca cuando una termina de leer. Es muy recomendable.

Cierro ya, con una cita de Anatole France que la propia autora incluye al principio de uno de los capítulos: "Probablemente, la suerte sea el seudónimo que utiliza Dios cuando no desea firmar con su nombre un trabajo".

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