martes, 31 de octubre de 2017

La línea divisoria (Carlos Laredo Verdejo)

Me equivoqué... Yo creía que ya había leído toda la serie del cabo Holmes, pero no. Me quedaba este, así que no lo podía dejar pasar.

Y, claro, me ha gustado, como me han gustado todos los demás.

Aparecen todos nuestros personajes favoritos: el cabo Holmes, su ayudante Orjales, el jefe de puesto, el sargento Vilariño, el capitán Corredoira, Lolita, la novia de Holmes... Por supuesto, Santos, claro. Conocemos aquí a Marimar. Yo ya la conocía porque empecé por el último de la serie pero aquí es donde aparece.

La novela sigue desarrollándose en los alrededores de Corcubión, el pueblito en el que está destinado Holmes. Como él mismo dice: "Por aquí no se pasa, César, esto es el fin del mundo. Aquí se llega". Me ha recordado mucho cuando yo trabajaba en un polígono industrial y venían comerciales diciendo que "pasaban por allí"... ¡criaturas!

En esta novela, Santos tiene la misión de "obtener cierta información oficiosa pero precisa acerca de un personaje importante. Asuntos relaciones con el transporte y contrabando internacional de tabaco o, incluso de narcóticos". El personaje es Manuel Vilacoba. A la vez, aparece un cadáver, el de Marcos Vázquez, que está relacionado con el industrial... Ummmm, algo no huele bien...

No cuento más, porque si lo hago, destripo la trama y eso no es de recibo.

Pero, como me gusta tanto Santos, voy a dar unas pinceladas de su tío, al que hasta ahora solo conocíamos de nombre: "D. Félix Bermúdez, 65 años, vestía siempre con un terno azul marino, hacía gala de empaque episcopal y disfrutaba intercalando silencios en sus conversaciones, especialmente si trataba temas que despertaban interés". Me ha parecido muy curioso...

D. Félix manda a Santos a Coruña a investigar y le da el nombre de un conocido suyo para que le abra algunas puertas que le pueden ser de utilidad: "...como todo notario que se precie, tenía un nombre largo y compuesto: Ernesto García Romay Castiñeira". Es verdad, no hay notarios que se llamen García García... Yo creo que lo tienen en cuenta en la oposición...

Me ha encantado lo que le dice Santos a Holmes: "Pepe, eres un cenizo inaguantable y te lo tomas todo a la tremenda. El humor es una salsa que alegra la vida y disimula el desencanto, pero no supone menoscabo o desprecio de los asuntos importantes". Y yo estoy muy de acuerdo. No porque sea Santos (también) sino porque, como no le pongamos un poco de humos a la vida,... ¡que Dios nos pille confesados!

Holmes está leyendo una novela de Horace McCoy, autor al que yo no conocía pero del que he descubierto que tengo una novela. Así que, tendré que leerla en algún momento. Me ha hecho sentir mucha curiosidad.

No cuento nada porque hay que leer la novela para pasar un rato muy entretenido. Se agradece algo así de fresco. Además, a mí me encanta la novela policíaca, así que, me tenía que gustar sí o sí.

Voy a dejar dos reflexiones de Holmes para cerrar. La primera es obligada tal como están las cosas ahora mismo en la vida pública de este país: "No sé si la corrupción en nuestro país alcanzará a los jueces, pero lo que sí sé es que a los poderosos no les alcanza  la justicia"

Y la segunda, me ha gustado mucho porque son disquisiciones que hago yo también conmigo misma de vez en cuando y me he sentido muy identificada con Holmes: "Por el camino fue pensando en lo que era lógico, en lo que lo parecía y en lo que ni lo era ni lo parecía"

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