domingo, 1 de octubre de 2017

La decepción del cabo Holmes (Carlos Laredo Verdejo)

Aquí sigo, en mi afán de completar la serie de mi amigo el cabo Holmes. Ya he empezado y está claro que no lo voy a dejar.

Y este libro también me ha gustado mucho.

Ya he dicho en otras ocasiones que a mí este tipo de "novela negra" me encanta. Es que, la verdad, no sé si llamarla novela negra o no porque es más novela policíaca... No es negra, negra...

El caso es que me gusta mucho y aquí, además, ya conozco bien a los personajes: Nuestro amigo José Souto, el cabo Holmes, Julio César Santos (mi favorito), Taboada, el ayudante de Holmes...

En este caso aparece un cadáver (importante, si no, esto no sería lo que es), que presuntamente es Adolfo Graña García, un gallego que "... vive en Rusia pero viene de vez en cuando a ver a su abuela y le da dinero. Dice que es marino ruso". El hombrecillo había llegado, aparentemente en el Prestige, y llevaba allí ya como año y medio, con lo que estamos en 2003-2004...

El cabo Holmes tiene una situación personal diferente en esta novela porque "...apenas hacía 6 meses que había roto con Lolita Doeste, su novia de siempre, una joven de Corcubión de la que estuvo muy enamorado y de la que aún se preguntaba con frecuencia si no seguiría estándolo". Y se había encontrado por casualidad en Santiago con Elisa Seoane, una antigua amiga, con la que ha empezado una relación.

Independientemente de su importancia en la trama, que la tiene, la Elisa esta me cae fatal (que es lo que quiere el autor, seguro) y me pone nerviosa cada vez que aparece.

Por supuesto, en un momento dado, llega nuestro amigo Santos. "Julio César Santos era un hombre afortunado. Aún no había cumplido los 40, era alto, muy bien parecido, rico, elegante, de gustops refinados y abogado de carrera aunque no ejercía". Y, además, y eso lo digo yo, es un sinvergüenza con principios y, eso para mí es un punto para un personaje en una novela. Me encanta.

Y, como es un sinvergüenza con principios, y "... entre sus defectos no figuraba la deslealtad a los amigos" tiene un cierto asuntillo con Elisa que resulta muy divertido. Y le deja una de sus perlas: "La modestia es propia de mediocres o de genios y yo no soy ninguna de las dos cosas".

No cuento más (que no he contado nada...) porque hay que leer la novela para pasar un muy buen rato.

Solo dejo para acabar un pensamiento de Holmes con el que estoy totalmente de acuerdo: "La gente de comete crímenes es mala, pero no tiene por qué ser tonta". Además, los malos que son listos, son mucho más difíciles de controlar...

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