viernes, 29 de septiembre de 2017

El desorden que dejas (Carlos Montero)

La verdad es que este no tengo ni idea de por qué lo elegí... El título era atrayente (más o menos) y me pareció una buena opción.

Y no está mal. Puedo decir que me ha gustado.

Nuestra prota es Raquel Valero, casada, 34 años, profesora suplente que va de instituto en instituto dando clase de Lengua. Conocemos también a Tere, su mejor amiga y a Germán su marido. (Tere tiene menos peso pero me cae bien)

Para ponernos en situación, Raquel tiene que sustituir a Viruca (Verçonica) porque esta ha aparecido muestra (la escena de la aparición al principio, es para no perdérsela). Y es en Novariz, el pueblo de Germán, en el que su familia tiene un restaurante bastante bien valorado.

A partir de ahí, tenemos una historia de amor, celos, infidelidades, acoso cibernético... y miles de cosas más, que resulta muy interesante. Sobre todo porque va aderezada con historias humanas paralelas: unas muy comunes, otras surrealistas y otras inverosímiles.

Eso sí, los chavales dan más que miedo. Los que más aparecen son para echarles de comer aparte. Y lo malo es que son de la edad de mis hijos. Vamos, si me entero que toman Calvin Klein (CK) "...así le llamaban a la mezcla e cocaína y ketamina", me tienen que ingresar del parrús que me da sobre la marcha...

Hay cosas curiosas, como la sensación que tiene Germán porque está en paro: "No, por más que me diga que yo no tengo la culpa de esa mierda de situación, que si no tengo trabajo no es porque no lo busque sino porque no hay, tengo la maldita sensación de que no es verdad. De que si quisiera podría estar trabajando". Me ha hecho recordar cómo me sentía yo hace 5 años cuando estaba en esa situación. Y es muy desagradable, mucho, muchísimo...

Otra cosa que me ha gustado es que "Las causas que provocan más estrés, ordenadas de mayor a menos, son: la muerte de un ser querido, una ruptura amorosa y una mudanza". Lo que me ha gustado es lo de la mudanza... Yo tuve un auditor de calidad, encantador, cultísimo, simpatiquísimo y que me enseñó una barbaridad, que decía que "tres auditorías equivalen a una mudanza y tres mudanzas a un incendio"

Toda la acción se desarrolla en Galicia y nuestros protas son gallegos, Y Rquel dice algo muy gracioso: "...el gerundio que más nos define y que más se utiliza aquí: tirando. Que se sepa que vamos, que nos esforzamos, que lo intentamos, sin cejar en el empeño, pero sin llamarnos tampo a engaño. ¿Ir? Vamos ¿Con alegría? No, tirando"

Me doy cuenta de que no he contado nada. Aparecen muchos personajes aunque creo que ninguno es verdaderamente entrañable, a excepción de Concha, la dueña del bar cerca del instituto en el que Raquel toma café de vez en cuando. Es un pozo de sabiduría y de diplomacia: "Miña nena, ¿y para qué se inventó el término "distinto" si no es para decir que estás hecha un adefesio sin que una parezca maleducada?"

Termino ya, dejando claro que no he dado ninguna pista de la trama del libro y que es mucho más compleja de lo que puede dar a entender esta pequeña reseña. Y acabo con una reflexión de Raquel, que no me cae especialmente  bien (aunque aún no lo había dicho, reviento si me lo callo...): "La literatura ayuda a comprendernos, a empatizar y cuando no, al menos nos acompaña en el camino"

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