viernes, 7 de julio de 2017

El silencio de la ciudad blanca (Eva García Sáenz de Urturi)

Como mis amigos me conocen., y me conocen bien, hace unas semanas me recomendaron este libro. Y, como casualmente acababa de terminar el anterior, no me lo pensé y empecé con este. ¡Gran acierto"

Es una novela muy interesante que combina muy bien la mitología, la historia y la trama policial. Podemos decir que es un poco el estilo de la Trilogía del Baztán de Dolores Redondo pero, desde luego, no es para nada una imitación.

Hay varias tramas paralelas que van convergiendo, unas más que otras pero no se puede dejar de prestar atención a ninguna...

Y hay personajes fantásticos... Nuestro prota es Unai López de Ayala, alias Kranken, experto en profiling que es lo mismo que en perfiles criminales, pero dicho en inglés, que queda mucho más bonito. A mí, personalmente, me ha caído muy bien pero me ha caído mucho mejor su hermano Germán, afectado de acrondoplasia, un trastorno en el crecimiento de los cartílagos que provoca enanismo, especialmente en las extremidades. Mide 1,20, es inteligente, simpático y más que encantador.

Contaremos por qué le llaman Kraken: "El kraken se consideraba una criatura mitológica en la antigua Escandinavia, una especie de pulpo o calamar gigante, hasta que se ha descubierto que en efecto existe por los cadáveres que están apareciendo en las playas de todo el mundo en los últimos años."

Otra prota es Estíbaliz Ruiz de Gauna, otra inspectora de la División de Investigación Criminal, como Unai, que tiene un hermano, Eneko, de lo más peculiar.

No podemos perder de vista a Alba Díaz de Salvatierra, la nueva subcomisaria, y su "relación" con Unai.

También hay que prestar atención a los gemelos Tasio e Ignacio Ortiz de Zárate. El primero de ellos arqueólogo en la cárcel, detenido por su propio hermano, uno de los hombres más íntegros del cuerpo. Ambos inteligentes,.carismáticos, encantadores y muy atractivos.

Y Felisa, tía abuela de Unai, que con 102 años no tiene ninguna intención de morirse (no, por Dios...)

Sin duda, sin ninguna duda, el mejor es el abuelo de Unai y Germán. Les crió cuando fallecieron sus padres siendo ellos muy pequeños y ha hecho de su casa un oasis al que acudir cuando el desierto de sus vidas y sus problemas les rodea. Y es quien les centra con una filosofía sabia y serena... De verdad que me ha encantado... Será porque yo nunca conocí a mis abuelos que pudieran haber sido para mí alguna referencia...

He aprendido muchísimas cosas, como que la abeja es el símbolo de la castidad y el tejo el de la inmortalidad. O que el Rohypnol se llama también date rape, la droga de la violación durante la cita, que es veinte veces más potente que el Valium...

No sé si se ha notado que no quiero contar nada de la trama... Claro, es evidente que si hay policías de por medio, tiene que haber muertos, y bastantes, además. Pero es tan curioso que no quiero decir nada para no dar ninguna pista y que se lea con la mente en blanco desde el principio.

Por supuesto que he aprendido muchas más cosas de las que he dejado aquí reflejadas pero si las cuento, ya no sorprenderán cuando se lea el libro... Y por supuesto que hay muchas reflexiones que me han gustado mucho, como "la gente herida es peligrosa porque sabe que puede sobrevivir"

Pero no va a ser mi reflexión final. Primero tengo que recomendar encarecidamente la novela. Algunas veces pone carne de gallina, otras veces hace que nos salten las lágrimas, pero en todo momento mantiene la atención máxima y hace que no queramos que se termine nunca, aunque estemos locos por saber cuál será el desenlace.

Y ahora sí que acabo con un pensamiento de Steve Jobs, que me ha hecho darle varias vueltas: "A veces miramos hacia atrás y vemos que se pueden unir los puntos que nos han llevado hasta el presente."

No hay comentarios:

Publicar un comentario