domingo, 4 de octubre de 2020

Asesinato en el Orient Express (Agatha Christie)

Este verano ha sido el verano de Agatha Christie, sí, lo sé. Había que retomar las novelas de la reina del crimen... Me encanta.

Sí, también sé que me falta Diez negritos (o como quiera que se llame ahora) pero todo llegará.

Claro que este no es moco de pavo, ¿eh? 

Me lo he pasado fenomenal leyéndolo. ¿Qué se puede decir de Poirot que no haya dicho ya? Es de lo mejorcito... 

Poirot tiene que volver a Inglaterra en el Orient Express de forma urgemte. Conoce al norteamericano Samuel Edward Ratchett, que quiere contratarle porque teme por su vida. A Poirot no le gusta Mr. Ratchett y rechaza la propuesta. Ahora bien, el tren queda bloqueado por la nieve y... Ratchett aparece muerto.

Ahí empieza todo. M. Bouc, director de la Compagnie International des Wagons Lits, amigo de Poirot, le pide que se encargue de aclarar lo que ha pasado.

Vamos así conociendo a los diferentes pasajeros del tren, cada uno con sus peculiaridades pero, sorprendentemente, casi todos con algún móvil para desear la muerte de Ratchett. Descubrimos que Ratchett no era quien decía ser, sino un asesino de una niñita y todos los pasajeros tenían una cierta relación con la familia de la niña...

No digo más, que me pierdo.

Pero me encanta cómo se desarrollan los interrogatorios a los pasajeros y cómo funciona el razonamiento de Poirot.

Claro, cualquier novela de Agatha Christie es recomendable y esto, por supuesto, también.

Cierro con un pensamiento en francés: "Qui s'excuse, s'accuse",  que me gusta más en latín "Excusatio nin petita, accusatio manifesta"


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