jueves, 7 de agosto de 2014

Nadie lo ha oído (Mari Jungstedt)

Lo prometido es deuda: dije que seguiría leyendo esta serie y aquí estoy... Segunda entrega... ¡a por ella!

Me ha gustado, creo que más que la primera. Sigue teniendo una trama en dos niveles, de manera que vamos viendo qué está pasando pero no sabemos bien quién es el malo de la peli. Y me gusta bastante más en este libro que en el anterior, en el que me parecía que era solo una copia de lo que hacía Camilla Lackberg en sus novelas.

Partimos de que ya conocemos a los personajes principales y yo siempre sigo que eso facilita mucho las cosas. Y, además, esta novela tiene un final sorprendente que, por supuesto, no voy a contar.

Me he dado cuenta, aunque no sé si son apreciaciones mías, claro, que hace hincapíé en muchos personajes y en muchas situaciones de una forma muy especial aunque luego no sean esenciales. Me explico: parece que la autora nos quiere llevar a un personajes y que va a ser crucial en la historia pero luego no lo es y tan solo nos quiere hacer ver ciertos detalles. Quizá por eso me ha parecido el final tan sorprendente.Me he dao cuenta de que me han llevado por donde han querido....

Aparte de lo interesante de la novela y de que la novela "negra" me gusta mucho, es cierto que el tema central es francamente interesante y preocupante. La prota, la chavalita que desaparece para luego ser encontrada muerta, es una niña de 15 años que se autolesiona. Las razones... para ella deben de ser muchas y muy claras. Supongo que visto desde fuera... no tiene importancia ninguna.

En palabras de Karin, la inspectora: "Las chicas que se cortan lo hacen porque no pueden controlar su angustia. Al cortarse todo su desasosiego se concentra en un punto y pueden llegar a experimentar el dolor y la sangre como una liberación. Es algo concreto que pueden manejar. Justo en el momento en que se lesionan de esa manera, desaparece cualquier otra preocupación que tengan y a atención se centra en la parte del cuerpo que se hayan cortado".

Gracias a Dios, yo nunca he llegado a pensar en hacer algo semejante pero... ¡me cuesta tanto pensar que autolesionarse sea liberarse! Por otra parte, sé que esto lo hacen más las chicas que los chicos y que es más durante la adolescencia. Ahí me alegro que tener dos chicos, la verdad, pero también me doy cuenta de lo difícil que es que los hijos se apoyen y acudan a los padres. Sí, se cierto que en el caso del libro la madre es alcohólica, pero en el libro anterior aparecía el caso de un chaval al que hacían "bullying" ("palabro" que se usa ahora mucho) y sus padres tampoco lo habían notado. A mí, me da un miedo atroz, la verdad.

Y, no puedo cerrar la reseña sin confirmar la relación de Johan y Emma, que yo sabía que seguiría. Aquí también tengo cosas que decir, aunque no tengan que ver con la trama. Es algo que no comprendo muy bien. Puedo entender que uno se enamore perdidamente de alguien a primera vista (debe de pasar, o eso dicen); puedo entender que eso te haga dudar de la relación con tu cónyuge, porque estés pasando un mal momento o por lo que sea; puedo entender que se pueda llegar a tontear con alguien... pero no entiendo lo que hace Emma. Vamos a ver, una mujer con dos críos pequeños, que se los deja a su suegra para irse con su amante... no lo veo, la verdad, no lo veo. Lo he frivolizado mucho, sí, pero es así. Afortunadamente, nunca me he visto en una situación ni remotamente parecida pero creo que sería mejor organizar los sentimientos y tomar una decisión que ir jugando por ahí y que sean las propias circunstancias por ti...

Cierro ya, consciente de que he dicho poco de la novela y mucho de dos temas que me llaman mucho la atención. Seguro que sigo con la serie porque está entretenida y, como empezaré pronto mis vacaciones, si Dios quiere, alguno caerá...

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