domingo, 12 de abril de 2020

Tiempos recios (Mario Vargas Llosa)

Poco se puede decir de Mario Vargas Llosa que no diga todo el mundo... Es uno de los autores a los que más admiro y tuve la suerte de que me firmara un libro en la Feria del Libro de Madrid. Aunque, en honor a la verdad, debo decir que había tanta gente que es como si firmara automáticamente. Con otros autores es más fácil... o les importa menos entretenerse, como le pasaba a Ibáñez, que siempre te dibujaba un Mortadelo...

Me entretengo, me entretengo...

Con algunos de los libros de Vargas Llosa me pasa que siento que no tengo ni idea de la situación en al que nos coloca el autor. Me explico: cuando escribe sobre la situación política de países de América Latina, voy un poco a ciegas, porque él conoce la historia de maravilla y yo no.

Pero es una maravilla leerlo... Entrelaza la situación real con la novela y con personajes ficticios que son estupendos.

Y es curioso porque se trata de una mentira que hicieron convertir en verdad y que hizo que cambiara la historia... Lo triste es pensar que es muy fácil (bueno, a lo mejor no "muy fácil" pero sí "fácil") hacer que la historia cambie y convencer a la opinión pública de lo que se quiere. No es que no lo supiera, que yo lo sabía, pero da un poco de miedo, la verdad.

Según el propio autor: "Hechas las sumas y las restas, la intervención norteamericana en Guatemala retrasó decenas de años la democratización del continente y costó millares de muertos, pues contribuyó a popularizar el mito de la revolución armada y el socialismo en toda América Latina".

Consiguieron convencer que se depusiera a Jacobo Árbenz, presidente demócrata de Guatemala, le sustituyó Carlos Castillo Armas y al final, él también fue asesinado.

Como hilo de toda la novela tenemos a Miss Guatemala, Martita Borrero Parra, que quedó embarazada con 15 años de Efrén García Ardiles, amigo de su padre y 28 años mayor que ella. Les obligan a casarse pero 5 años después, Marta se marcha de casa (sí, sí, se deja al niño...) y empieza su andadura a la sombra del poder político. Toda una aventura.

Como decía antes, poco se puede decir de un libro de Vargas Llosa. Los personales son estupendos, y las descripciones, maravillosas: "Gacel era alto, fornido, blandón, con una cara grandota y desproporcionada llena de marcas de viruela, orejas, nariz y boca desmedidas y unas manazas y patas de orangután que, añadidas a su llamativa vestimenta tropical, hacían de él un personaje vistoso y repelente."

Voy a cerrar ya, con una frase que no por sabida, es menos real. Y que siempre hay que tener en cuenta: "Cuando se echa a correr una bolita desde lo alto de la montaña, se puede desencadenar una avalancha".

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