sábado, 29 de diciembre de 2018

Los señores del tiempo (Eva García Sáenz de Urturi)

Vamos a por la tercera entrega de la Trilogía de la Ciudad Blanca. Salió, lo tenía el Círculo de Lectores y lo tuve que comprar, por supuesto...

Y no me ha defraudado en absoluto. Ha cubierto mis expectativas, que no eran pocas, dicho sea de paso.

El centro de esta novela es un libro, Los señores del tiempo por un autor que en realidad no se sabe quién es... Y ahí está el problema. Es un libro que se desarrolla en 1192. Pero, en la vida real, van apareciendo los mismos castigos que van apareciendo en el libro, con todos los problemas que eso va acarreando, porque son verdaderas salvajadas (hay que tener en cuenta que era la Edad Media...)

En el libro nos vamos a encontrar, como era de esperar, a Unai, Alba y su chiquitina, Deba; al abuelo (que es, sin duda ninguna, el mejor personaje de toda la trilogía), a Germán, a Estíbaliz... Y también aparecen algunos personajes más que han aparecido en las otras dos entregas. Por supuesto, también hay personajes nuevos, claro, y algunos son muy interesantes, como Ramiro Alvar Nograro, que padece TID, trastorno de identidad disociada, una enfermedad impresionante.

Como casi siempre, he aprendido un montón de cosas, a la vez que me lo estaba pasando de maravilla.

Entre otras cosas, he aprendido lo que es la cantárida: "La cantárida era la viagra medieval por excelencia (...) Un polvo extraído del caparazón verde metalizado de un pequeño escarabajo muy común en tierras africanas (...). Dos gramos de cantárida matan al más sano de la sala, así que cayó en desuso en el S XVII, después de que en Francia, los llamados "caramelos de Richelieu" terminaran con media corte durante las orgías de la época..."

También me he enterado de lo que era el voto de tinieblas: "Conocía la tradición familiar de las emparedadas. Cuando sobraban hijas, los condes de Maestu las enviaban a emparedar en vida en alguna parroquia cercana. Se construía un pequeño tabique y dedicaban la vida, aisladas, a la oración. Algunas convencidas. Otras, no tanto". Hay que ver qué barbaridad... Cuando "sobraban hijas"... Porque las hijas muchas veces sobraban... Y las emparedaban... ¡fantástico! Les vamos a perdonar por la época, claro, pero es para hacérselo mirar.

Eso sí, me ha llamado la atención que hiciera mención a Bucéfalo, diciendo que era el caballo de Carlomagno. Si lo lee mi compañera Elena, le da un patatús... ¡Carlomagno! Pero si Bucéfalo es el caballo de Alejandro Magno... Nada más leerlo di un respingo, pero luego busqué cómo se llamaba el caballo de Carlomagno porque pensé que le podía haber puesto el mismo nombre. Pero, por lo que he visto, no está muy claro cómo se llamaba el caballo de Carlomagno, aunque parece que era algo como Blanchard. Total, que debe de ser un error.

La historia es muy interesante y mezcla muchas cosas que terminan encajando perfectamente. Y los personajes me encantan.

Además, te das cuenta de que la gente, muchas veces, no es lo que parece. En palabras de Unai: "En este país hay un millón de psicópatas puros y unos cuatro millones de psicópatas integrados o normalizados en sociedad". A mí me asusta mucho esto, no lo puedo negar. Podemos estar conviviendo con auténticos psicópatas y ni siquiera imaginarlo. "Como sociedad y como individuos partimos de una desventaja: el error básico de atribución. Nos cuesta creer que somos incapaces de detectar la maldad absoluta en alguien cariñoso y encantador. Y ellos exprimen toda su vida esa ventaja: nuestra disonancia cognitiva".

Nada más, que no quiero contar nada de lo que pasa. Pero hay que leerlo. Si no se han leído las otras dos, se puede leer por separado, pero es mejor llevarlas ya como base, siempre que sea posible.

Cierro con una referencia a Los señores del tiempo que me ha encantado porque a mí me ha pasado con muchos libros y me parece una descripción estupendísima: "No era un libro, era una trampa de papel, una emboscada de palabras..., y no podías escapar".

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