domingo, 10 de septiembre de 2017

Los ritos del agua (Eva García Sáenz de Urturi)

Segunda entrega de la Trilogía de la Ciudad Blanca y, claro, no me la podía perder.

Lo bueno de las trilogías, o las series de novelas es que en la segunda parte ya tiene uno las ideas claras sobre los personajes principales. Cierto es que, muchas veces, el autor modifica cositas para que el lector no se aburra (lo que es muy de agradecer) pero nos movemos en terreno conocido.

Es lo que pasa en esta novela. Ya conocemos a Unai López de Ayala (Kraken) y a su "jefa" Alba Díaz de Salvatierra. También conocemos a Estíbaliz Ruiz de Gauna, su compañera, a su hermano Germán y, sobre todo, conocemos al abuelo... ¡menos mal que sigue saliendo en la novela! Vaya, si no llega a aparecer, llamo a la autora... ¡Cómo me gusta ese hombre!

Pero vamos a conocer a otros personajes también muy interesantes: Beatriz Kornes, la logopeda, Saúl Tovar y su hermana Asunción Pereda, Rebeca, la hija de Saúl...

En esta entrega, antes de comenzar la novela, nos dan una pauta de los diferentes lugares "emblemáticos" de Álava. Muchos de ellos ya los habíamos conocido en la primera parte pero así, todos juntitos, parece que llaman más la atención. Y a mí, me ha hecho gracia emcontrarme con un escritor alavés, Becerro de Bengoa. No es que yo haya leído nada suyo,no, es que el apellido es muy peculiar y, sí, es el del ginecólogo que me atendió en el parto de mi hijo mayor: D. Claudio Becerro de Bengoa, un doctor maravilloso: dicho queda.

Para hacernos una día, la propia autora nos dice al final del libro: "Esta novela trata de la paternidad y la maternidad. (...). La decisión consciente que supone para cada uno de nosotros el ser un buen padre o una mala madre, independientemente de la mochila que la vida nos haya cargado a nuestras espaldas". Si bien es cierto que eso es de lo que trata la novela, no sé si para todos es una decisión consciente ser un buen o un mal padre... Los peques vienen sin libro de instrucciones... Y, la mayoría, lo hacemos lo mejor que podemos. Lo que no quita que sí haya quien tome la decisión de ser un mal padre, por razones que me parecen fuera de toda comprensión lógica, claro.

Comienza la novela con Unai padeciendo afasia de Broca (vaya, que no puede hablar) después de los acontecimientos de la primera parte. No puede hablar y tampoco hace el más mínimo esfuerzo para ir superándolo... Hasta que aparece el primer crimen ritual de la novela: una muchacha muerta con el cuerpo sumergido hasta los hombros en un caldero de bronce lleno de agua.

Como el pobre tiene muy mala suerte, resulta que la mujer es Ana Belén Liamos (Anabel Lee), su primera "novia". Además, estaba embarazada y acababa de ganar un sustancioso premio en metálico.

Ahí escuchamos (porque se escucha más que se lee) la mente de Unai diciendo eso de "Aquí termina tu caza, aquí comienza la mía", que a mí me pone la carne de gallina...

Y vamos entrando en un mundo de rituales celtas, de amistades de la infancia, de paternidad y maternidad... Todo tratado de una forma muy sutil, entrelazado con una acción casi trepidante y sin sensiblerías cursilonas

"Un rito de castigo debido a que se les suponía que iban a ser malas madres. Según este rito el niño no nato sería entregado a unas diosas del panteón celta: las tres Matres, una especie de diosas madres" Aquí lo tenemos, decidiendo quién creen que va a ser una mala madre. Aplicando la Triple Muerte Celta (threefold death): ahogar a la víctima, colgarla y quemarla (No se andaban con tonterías, no)

Por supuesto, después de contar dónde empieza la trama, no pienso contar nada más, por dos razones: la primera, porque lo estropearía y no sabría contarlo bien y la segunda, porque este libro hay que leerlo, sí o sí.

He aprendido muchisimas cosas, como casi siempre... (lo bueno de no saber casi nada: tienes más margen de aprender).

Entre otras, me ha llamado la atención la canción Tears in Heaven del maravilloso Eric Clapton. Es una canción que me encanta pero que no sabía que es la historia de un padre que perdido a su hijo de 4 años, porque el crío se ha caído del piso 53 de un rascacielos. He buscado la letra para verlo porque yo la he cantado miles de veces y no me había dado cuenta: no lo cuenta. Debió de ser la razón por la que la escribió pero en la canción ahora veo que es el padre hablando con su hijo. Muy interesante.

También he visto otra cosa que me ha chocado porque siempre me he preguntado porque el Bluetooth se llama así: "...la legendaria Gunnhild o Grunilda, viuda del rey Eric Blodoxe, nacido en 946. Fue violada y ahogada en el pantano por orden de Harald Blotand, el famoso Harald Bluetooth, cuyas runas tenéis ahora en todo vuestros móviles debido a que la compañía danesa Bluetooth lo adoptó como logo."

En esta novela también nos encontramos con Golden Girl y con Matu-Salem, nuestros hackers favoritos y me quedo otra vez pasmada con lo que cuenta: "La Deep Web o Internet profunda era ese 98% de webs y foros que no salen en los buscadores. Todos ilegales, el supermercado del delito más grande de la historia de la humanidad: sicarios, drogas, armas, tráfico de personas. El lado oscuro del comportamiento humano". A mí no me cabe en la cabeza que se hagan esas cosas, pero acepto que puedan existir pero... ¡el 98% de las webs! Cuando lo leí, lo primero que pensé es en la cantidad de gente que tiene que tener las Fuerzas de Seguridad rastreando todo eso...

Como siempre, estoy alargándome muchísimo pero... da para muchísimo más. Pero tengo que terminar. Y esta vez voy a dejar dos reflexiones. La primera de Unai: "En resumen, la vida a veces podría ser un buen lugar en el que quedarse"

Y la segunda, por supuesto, del abuelo, y esta nos la podemos aplicar todos, casi a todas horas: "¡Déjate de hostias y sigue adelante!

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