sábado, 18 de abril de 2015

Simón, no; Saimon. (Jorge Gamero)

Este es uno de los libros que compramos a principio de curso para mi hijo pequeño, de 13 años (2º ESO). Sorprendentemente, cuando llevaban varios días leyéndolo, decidió la profesora que lo dejaban porque "no era adecuado para su edad".

No es la primera vez que nos pasa y yo tengo mis serias dudas en relación a quién está más tontotrrón, si el departamento de Lengua y Literatura del colegio o los padres. Porque (esto es opinión, no información) estoy segura de que es cosa de los padres.

En fin que, por supuesto, si me dicen que no lo deben leer, es cuando yo tengo que leerlo, sí o sí... Normalmente los leo para poder controlar que hacen en condiciones el trabajo correspondiente, pero en este caso, la lectura se convirtió en algo obligatorio.

He de decir que ni me ha gustado ni me ha dejado de gustar pero creo que no es malo que los chavales lo lean...

La historia se desarrolla en un instituto y cuenta los problemas que tienen los chicos y los profesores. Bien es verdad que es un poco exagerado (al menos eso me parece a mí) pero también es cierto que las cosas triviales y anodinas (que son las más habituales) no enganchan.

Concretando, no en todos los institutos va uno de los alumnos a un programa del estilo de Factor X, La Voz u Operación Triunfo. Tampoco en todos (eso espero) un profe tiene que darse de baja por estrés-depresión-ansiedad porque los alumnos le amenazan de muerte...

Es posible que yo viva un poco en los mundos de Yupi, sí, pero no creo que sea general. Como yo siempre he vivido en los mundos de Yupi y no solo ahora, creo que en mi cole no pasaba eso cuando yo estudiaba. Nosotras éramos solo niñas y unas eran mejores y otras peores, porque de todo hay en la viña del Señor, pero no llegábamos a las cosas que pasan en el libro.

El prota, Simón (que quiere que le llamen Saimon) es uno de los "chungos" porque está reflejando lo que le pasa en casa. Su padre les maltrata, tanto a él como a su madre y eso le hace no abrirse a los demás y crearse una coraza de "machito ibérico". Pero no se da cuenta nadie durante muchísimo tiempo.

Personalmente, a mí ese es un problema que me preocupa mucho. ¿Cómo saber si un chaval está pasando por una situación así? Porque, claro, todos pensamos que conocemos a los padres de los amigos de nuestros hijos pero los maltratadores no llevan una chapita en la solapa que diga "Soy maltratador"... Muy duro...

También aparecen problemas de anorexia, que deben de ser también relativamente habituales porque eso sí lo tenemos en la clase de uno de mis hijos.

Y trapicheos con drogas, que me dan un miedo tremendo...

No dejo ninguna cita del libro porque no me ha dado para tanto pero sí me quedo con una reflexión personal que comparto con muchos amigos, también padres... Hay que educarles, acompañarles y apoyarles pero después hay que confiar y pensar que lo que hemos hecho mientras han sido peques les ha dejado el poso suficiente para que tengan criterio suficiente para discernir lo bueno de lo malo...

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