sábado, 18 de abril de 2015

La reina sin espejo (Lorenzo Silva)

Aquí sigo, auténtica fan de Bevilacqua, y ya con pocas historias pendientes que leer de esta serie...

Como todas las demás, me ha encantado, claro: era de esperar.

En esta novela se investiga el caso del asesinato de Neus Barutell. Y, como en los demás casos, lo que más me gusta no es la historia en sí, sino el comportamiento de los personajes y de los protagonistas habituales.

Debo decir que me parece que todos los casos están muy bien elaborados. En algunas novelas de misterio, hasta yo que soy muy torpe, me doy cuenta de que hay cosas que no encajan... Lorenzo Silva lo deja todo muy bien hilado, pero es que a mí lo que me gusta es lo que rodea la acción, más que la acción en sí misma.

Me ha llamado la atención una frase de Gabriel Altavella, el marido (ya viudo) de Neus Barutell: "Si un matrimonio sobrevive ocho años, y más entre personas como Neus y yo, es que los dos miembros del equipo han negociado con la habilidad suficiente los términos para seguir adelante sin estorbarse más de la cuenta". Me ha parecido terriblemente triste... Y lo peor es que ahora, cuando dices que llevas 17 años casada (como yo) y que nunca te has planteado separarte de tu marido porque estás muy feliz con la situación, la gente te mira con cara de sorpresa. Igualito que se se hubieran encontrado por la calle con E.T. y les preguntara dónde está El Corte Inglés más cercano...

Por otro lado, me ha hecho mucha gracia lo que dice el capitán Cantero, que trabaja en Cataluña: "Ahora ya no manda el nacionalismo, sino el marxismo. Vamos, que lo que ahora tenemos es el sistema de los hermanos Marx".

He aprendido por qué el Tibidabo se llama así, que es posible que sea de dominio público, pero que yo no había oído nunca: "...por aquello de cuando el demonio tienta a Cristo en el desierto y desde una atalaya le promete darle todo lo que ve si se pone a su servicio «Tibi dabo = te daré», en latín"

Con su forma de ser tan peculiar, Vila hace una reflexión sobre la muerte que no por ser curiosa, deja de ser menos cierta: "...no puedo dejar de pensar que es una verdadera faena que te maten. Aparte del mal trago que ello comporte, tu vida toda se abre al escrutinio de un cualquiera al que a lo mejor ni habrías saludado.". Y, además, como dice mi madre "Dios nos libre del día de las alabanzas". Si te matan, alguien va a olisquear en tu vida a ver qué ha pasado y todo el mundo se va a acordar de lo maravillosísimo que eras (aunque en realidad no lo fueras).

El libro da para mucho porque Altavella es un personaje muy peculiar, que mantiene unas conversaciones interesantísimas con Vila. Hay que tener en cuenta que Vila, como supongo que ya he dicho en alguna ocasión, estudió psicología y es, además, un hombre muy culto... Y tiene muy buena memoria porque se acuerda de las citas y de quién las ha dicho. Eso es algo que yo nunca he conseguido y eso que a mí las citas célebres no solo me gustan, sino que las colecciono...

No me alargo más, pero quiero terminar con una frasecita que dice Altavella y que deberíamos colgar de la pared en un sitio que viéramos cada día nada más levantarnos: "Quien no vive para servir, no sirve para vivir".

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