domingo, 18 de diciembre de 2022

La sonata del silencio (Paloma Sánchez Garnica)

 Me acabo de enterar de que han hecho serie del libro... me lo podía esperar. Eso sí, no pienso verla. El libro me ha encantado, así que prefiero dejarlo como está.

Nos situamos en 1946, en plena posguerra civil, con una situación económica muy complicada y una sociedad muy "especial".

Conocemos a nuestros protagonistas principales: Marta Rivas y su marido Antonio Montejano, así como Elena, su hija. A conciencia he antepuesto Marta a Antonio porque ella es más protagonista y un personaje mucho más fuerte. Él tenía una tienda de antigüedades, pero tras pasar por la cárcel... lo perdió todo.

Ahora dependen de Rafael Figeroa, el notario, casado con Doña Virtudes (¡qué nombre tan paradójico!) y con dos hijos: Julita, íntima de Elena y Basilio, un tarambana de cuidado.

Vamos a conocer un poco cómo funcionaban las cosas en aquellos años y cómo las envidias hacían mucho daño... y era muy difícil escapar del encasillamiento.

Muy curioso el personaje de Doña Celia Baldomero, vuida de Benito Olmedo Martín, gerente de la pensión La Vuida. Una señora de principios, que se dedica al negocio de "los encuentros", con uan filosofía alucinante: "Gracias a esos "ratitos" que los caballeros pasaban en su casa, dejaban en paz a sus mujeres y sobre todo, no cercaban a sus novias, permitiendo que llegasen como Dios manda al altar, puras y enteras".

Un personaje de verdad entrañable es Doña Fermina. Y Juana, su asistenta, que canta en un momento dado la canción del Cola-Cao y me ha hecho retrotraerme a mi infancia (y eso que yo no tomaba, que engorda...). También es muy entrañable su hijo Camilo, homosexual en un momento en que no se podía ni pensar en eso.

Qué decir de D. Próculo, el sacerdote amigo de siempre de Antonio y Rafael, conocedor de la razón por la que el primero había entrado en la cárcel injustamente. Es curioso, porque no es tan impresentable como a veces puede parecer... Pero hay una frase suya que es muy de la época: "... no debe olvidar que son mujeres y, como mujeres, son débiles de espíritu y huecas de cabeza para ver y prever los peligros". (Sin comentarios). Claro, como otros comentarios de Doña Virtudes: "La mujer tiene derecho si se mantiene en su techo"

Muy interesante Roberta Moretti Rothschild, la mujer que ofrece a Marta un trabajo y cambia su vida, con todo lo que eso conlleva en esa sociedad tan anquilosada.

Hay un comentario que hace Marta a Elena, que es tremendamente triste pero que no deja de ser cierto (no siempre, pero sí muchas veces): "Los favores no se devuelve, Elena, se pagan y a veces con un interés muy alto".

Voy a cerrar ya, pero el libro hay que leerlo, de verdad. Uno no puede parar pero, por otro lado, no quiere que acabe... Y cierro con una reflexión, como casi siempre: "Cada cual es responsable de sus actos, y sus actos son su responsabilidad".


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