martes, 20 de diciembre de 2022

Cartas desde el amor (Hna. Mª Luz Marcela Nogueira - misionera claretiana)

 [Memorias de 45 años de vida en la República Democrática del Congo]

Tengo más de 20 reseñas pendientes que no he tenido tiempo de incluir en el blog pero mi amiga Elena me ha dejado este libro y, para devolvérselo, he preferido quedarme ya con las notas y reseñarlo. Me ha encantado... ¡qué agradable ha sido leerlo! Y vaya lección de vida.

He aprovechado para leerlo durante los dos días que estuve con mi hijo en el hospital (chapa y pintura nada más, pero hospital al fin y al cabo).

Después de leerlo, se da uno cuenta de lo que tiene y de lo que da por hecho. Y de lo poco que valoramos el trabajo de los misioneros. Y hay una frase en el libro que lo refleja: "Qué seria de nosotros son los apasionados del amor, sin esos misioneros capaces de morir por sus hermanos".

El libro es una recopilación de las cartas de la Hermana, que va narrando las diferentes situaciones en las que se ve involucrada. Todo está visto con ojos llenos de fe y de amor. Y estoy segura de que, sin esa fe tan fuerte, habría tenido que renunciar... 

Hay episodios muy divertidos, y otros muy tristes. Pero en todos ellos se aprecia la dificultad de estar en una misión en un país con un gobierno como el que tienen, con una pobreza increíble, con una falta de formación que no podemos ni imaginar... Y con falta de agua y alimentos... Y todo lo narra con sencillez y con alegría impresionantes. Diciendo cosas como: "No olvidemos la luz que llevamos y con la que todos debemos iluminar a los hermanos que sufren y que nos necesitan".

Después de leer el libro, nos damos cuenta de que nuestras quejar son... nada de nada. Visto desde el hospital, con los medios con los que estaban tratando a mi pequeñajo (bueno, sí, tiene 21 años, pero es mi pequeñajo) me parece mentira que las hermanas puedan curar tantas enfermedades...

La Hermana dice algunas cosas que deberíamos grabarnos todos a fuego: "Lo más hermoso de Dios es que nos da todo sin esperar nada"; "... no me pesa lo que no he podido hacer, me siento alegre por lo que hice"; "...a veces una acción que a nosotros nos parece pequeña, puede resultar muy grande y puede hacer mucho bien, más del que imaginamos".

Voy a cerrar ya... de verdad que he disfrutado mucho. Y era un momento estupendo en el que cayó en mis manos. No puedo más que dar las gracias a Elena, por dejármelo (ya ha vuelto con ella) y a la hermana por escribir las cartas.

Cierro con un pensamiento de Tagore que también aparece en el libro: "Dormía y soñaba que la vida era alegría. Desperté y vi que la vida era servicio. Serví y vi que el servicio era alegría".

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