domingo, 1 de julio de 2018

Niebla en Tánger (Cristina López Barrio)

En realidad, como ya he dicho muchas veces, no soy nada aficionada a los ganadores del Planeta, así que, ya los finalista... ¡para qué queremos más!

Pero cayó en mis manos el libro (estaba en la aplicación que me proporciona los libros digitales, pagando, por supuesto) y no quise dejar pasar la oportunidad.

No me ha disgustado, que ya es un punto importante. No creo que sea la novela que vaya a cambiar mi vida, ni que me haya dejado tan buen sabor de boca que vaya a recomendarla por doquier. Pero se deja leer.

Nuestra prota es Flora Gascón (que se hará llamar Flora Linardi en honor a su abuela). Es una escritora frustrada con una vida un tanto anodina. "Adora las novelas de misterio, las de detectives que la han salvado tantas noches del insomnio feroz de la tristeza". Me llama la atención porque son palabras muy duras esas de "el insomnio feroz de la tristeza"...

No me cae mal pero no he llegado a conectar con ella al 100%. Pero claro, hay una cosa que me ha puesto un poco más de su parte: "No le gusta salir de casa sin el libro que está leyendo". Entiendo perfectamente esa sensación cuando llegas al metro y te das cuenta de que, por cosas del destino, te has dejado el libro en casa, o el bolso es demasiado pequeño y no cabía... O cuando llegas a la sala de espera del médico y no tienes libro... ¡cielos! ¡Hay que coger una revista! ¡Igual que pasa en la peluquería! Y mi problema con las revistas es que no se quiénes son el 90% de los que salen...

Me despisto, me despisto...

La cuestión es que conoce a Paul Dingle una noche que sale con unas amigas, y tiene una aventura con él... A mí me recordó a la novela "El secreto del orfebre", la verdad, aunque no tiene nada que ver, pero no conseguía quitármelo de la cabeza.

En la mesilla de Paul está la novela Niebla en Tánger, En la novela, además de otras muchas cosas, un tal Paul Dingle desaparece en 1951 sin que se sepa nada más de él. En 2015, Flora está convencida de que es el mismo hombre con el que ella ha estado.

Y decide irse a Tánger a ver si encuentra a la autora, Bella Nur, y descubre alguna pista. El personaje más divertido del libro, Deidé Spinelli, la psicoanalista/psicóloga que trata a Flora desde Buenos Aires, es la que menos de acuerdo está con esta decisión. Pero Flora lo tiene claro por una vez: "Tú me has dicho muchas veces que tengo que arriesgarme más, salir de la incómoda comodidad en la que vivo"

La trama de nuestra historia y la de la novela original se entremezclan en el libro. Flora va reconociendo en Tánger los lugares que aparecen en el libro que la tiene obsesionada.

Y Flora se va dando un poco más cuenta de su situación, de la vida que ella lleva en realidad... "Se siente sola, pero está sola, y eso la hace sonreír. Es terrible sentirse sola cuando se tiene cera a alguien. Llorar mientras el otro duerme". Es una definición tremenda de su matrimonio... A mí me ha dado una pena espantosa.

Lo cierto es que llega a averiguar muchas cosas que, por supuesto, no se pueden contar.

Es un libro que se deja leer y que resulta basntante agradabel. A mí no me parece que lo que he leído en la crítica "Niebla en Tánger es una bella historia de amor y misterio en una ciudad cosmopolita y mágica, con un pasado fascinante que envolverá al lector", sea la realidad, pero se puede leer.

Cierro con una reflexión que podría ser cierta en muchos casos y que deberíamos luchar para que no fuera así: "Por lo demás, se podría decir que llevamos una vida cómoda, perfecta, tan perfecta que es inexistente"

No hay comentarios:

Publicar un comentario