sábado, 21 de julio de 2018

Lejos del corazón (Lorenzo Silva)

Otra de las cosas que tenía pendientes para la Feria del Libro... excusa más que perfecta para comprar un libro que me apetecía muchísimo leer. Y que, como era de esperar, me ha encantado y no me ha defraudado nada.

Escuché al autor en una entrevista (o charla, mejor) en la radio, diciendo que tenía un poco de miedo de que Vila y Chamorro ya hubieran agotado su tiempo. Pero, D. Lorenzo, ya le digo yo que no. Siguen siendo actuales, siguen siendo interesantes y siguen dando mucho qué pensar. Siguen encontrando situaciones que tocan al lector, que le hacen ponerse en la piel de las víctimas y de los Guardias Civiles y que les hacen (nos hacen) darse cuenta de lo que  hay ahí fuera.

Dicho lo cual, hay que leer esta nueva entrega. Aparecen, como siempre, Vila y Chamorro, y también Salgado y Arnau. Vemos aquí el momento en que Andrés, el hijo de Bevilacqua, se convierte en un nuevo y joven picoleto (con todos los respetos, que el propio Vila le llama así). Y la emoción que siente su padre.

En esta novela nos encontramos con un par de desaparecidos (primero uno y luego el otro). Cristofer González Sanmartín, de 25 años, con ciertos antecedentes por delitos informáticos y empresario de éxito y muy prometedor, desaparece en el Campo de Gibraltar. Nuestros protas tienen que desplazarse a la zona y tratar de ver qué ha pasado.

Allí encuentran una situación que parece que está un poco al margen de todo y de todos... Es un poco diferente a otras situaciones: blanqueo de dinero, narcotráfico... y dificultades para averiguar qué ha pasado (cierto es que si fuera sencillo no tendría emoción)

Poco después desaparece Carranza, socio de Crsitofer... La cosa se complica...

Nos vamos a encontrar con el capitán Leandro Álamo y su equipo. El capitán es un viejo conocido de Vila de cuando estuvo en el País Vasco y descubrimos aquí que le llamaban Gardel... ¡me encanta!

El capitán es un personaje interesante y simpático, más drástico y menos diplomático que nuestro Vila, pero al final, es muy resolutivo también. Y tiene una filosofía curiosa: "Si sabes de un tema y quieres seguir confiando en los periódicos, no leas lo que escriben sobre el tema en cuestión"

Bueno, la cuestión es que el tema de la novela gira en torno a delitos informáticos y se aprende una barbaridad (aunque a veces es mejor no saber nada) y hay momentos en que hay que releer alguna cosilla porque, como dice el capitán: "Yo hace un rato que estoy más perdido que una pandilla de poligoneras en el Guggenheim". Pero es muy esclarecedor.

He aprendido lo que son las mulas digitales: "Te buscas un tipo de una aldea remota, le pagas cincuenta euros al mes y te deja su identidad para abrir cuenta en una entidad financiera, a la que llevas el dinero desde el monedero de bitcoins" ¡Alucinante!

Vila le cuenta a Chamorro que ha leído un libro de Robert Musil, El hombre sin atributos, que habla de cómo la tecnología nos separa de nuestros propios actos y de la responsabilidad que tenemos sobre ellos. Es cierto que él se está refiriendo a los delitos digitales de los que trata la novela, pero nos afecta a todos a nuestro pequeño nivel. Yo me doy cuenta... Muchas veces dejas algo dicho por correo electrónico no solo por tener que dejarlo por escrito (que parece que si no lo haces, nadie tiene palabra) sino también porque así no tienes que enfrentarte a la reacción de la persona que recibe el mensaje, que está al otro lado y que puede que discrepe con lo que va a recibir... las emociones están fuera del correo...

Otro comentario que me parece fantástico: "Quizá no tener conexión a internet y tener a un abuelo que te cuente historias valía algo más de lo que les estamos inculcando a nuestros chavales que vale". Y uno más, que también es estupendo: "De hecho, creo que si hubiera más creyentes en Dios y menos en el Euromillón tendríamos menos trabajo y el mundo en general sería más habitable".

Voy a cerrar ya. No soy capaz de ser escueta, me pasa siempre... Y además, lo sé, no cuento nada... Quien se fíe de mis reseñas va a ciegas porque no doy pistas....

Pero cierro con otra reflexión de Vila, de las que hacen pensar y mucho: "Pero la vida no es eso: la vida es encontrar un deber. Uno personal, que tú te creas y descubres tú mismo, no el que otro quiera ponerte. Y a ese deber dárselo todo, pase lo que pase: te festejen o te maldigan, ganes o pierdas, cuando te recompense y cuando sea tu cruz".


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