martes, 4 de agosto de 2020

Un día en la vida de un virus (Miguel Pita)

Este libro es perfectamente acorde con el momento que estamos viviendo... Me gusta mucho el autor, siempre es el que tiene las noticias de ciencia en Tiempo de Juego y me gusta mucho cómo explica las cosas. Lo explica para que la gente lo entienda (que no es muy habitual). Así que, cuando comentó que lo había escrito no me quedó más remedio que comprarlo.

Empiezo por decir que los virus son unas "cosas" tirando a odiosas. Sé que es un concepto poco científico pero es lo que me sale del alma.

Y eso, antes de que apareciera este que pulula ahora por encima de nuestras cabezas. ¿Cuántas veces hemos ido al médico (o hemos llevado a los peques) y nos hemos marchado a casa con la típica respuesta "eso es un virus"? Y te lo comes con patatas, que es la forma coloquial de "resignarse, beber agua y esperar".

De momento, yo he dicho que son unas "cosas" porque realmente no se sabe muy bien lo que son: "Necesitan entrar en una célula para poder replicarse, por eso se discute si están vivos o si son solamente una molécula química con la habilidad biológica de autocopiarse. En cualquier caso, disponen de lo más importante para tener actividad, su ADN (o ARN), el director general, que en el caso de los virus es casi más un estafador que anda suelto buscando una empresa a la que saquear". ¿A que sí parecen asquerosos?

En fin, en el libro nos cuenta el autor un poco de por qué se está produciendo la situación actual, fuera de teorías conspiranoicas o catastrofistas. Y nos dice cosas muy interesantes: "En una sociedad corta de memoria y con sensación de inmortalidad como la nuestra, cuesta convencerse de la importancia de pequeños gestos como lavarse las manos con frecuencia". Lo que más me llama la atención es los de la "sensación de inmortalidad"... es muy cierto: nos vemos seres tan superiores a todo que pensamos que somos inmortales y ha tenido que llegar esta "cosa" (léase "cosa" en el tono más despectivo posible) para que nos demos cuanta de que somos muy vulnerables.

Hay otra cosa que nos dice el autos que me ha llamado la atención: "La humanidad podrá haber aprendido a ser más solidaria porque los problemas graves son problemas globales, así como a diseñar una forma de vida más sensata". Me encantaría que pudiera ser así, pero estoy absolutamente segura de que no lo será. No vamos a salir más fuertes, ni vamos a cambiar la forma de ver la vida, ni vamos a modificar en nada nuestras costumbres... Desengañémonos... somos como somos y volveremos a nuestra vida anterior en cuanto nos dejen. Seremos un poco más solidarios durante un tiempo y... ¡se acabó! Y no soy escéptica, soy realista.

Es un librito muy pequeñito, pero muy interesante, que recomiendo que se lea (se lee enseguida). Y me deja una frase perfecta para cerrar esta reseña: "Pensar más allá de lo que nos ofrecen los sentidos es posible, pero no intuitivo, y no viene de serie, requiere la voluntad de ponerse a ello".

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