lunes, 12 de diciembre de 2016

La casa del reloj (Álvaro Pombo)

Hacía mucho que no leía nada de este autor y siempre me ha gustado mucho, así que, cuando esta novela apareció por aquí, no pude desaprovechar la oportunidad.

Y me ha parecido, cuando menos, curiosa.

He de decir que me costó entrar... No me resultó fácil llegar a los personajes. Es posible que sean un poco complejos, cierto, pero supongo que ha sido mucho más un problema mío que del autor, por supuesto.

En definitiva, nos cuenta la historia de la familia de Alfonso y Matilde y la casa del reloj, casa familiar que deja Alfonso a su chófer, Juan Caller, al fallecer. Vale, le deja la casa y todo lo demás que tiene... Le deja como único heredero, con la condición de que vaya a vivir a la casa.

La casa del reloj se llama así porque en la puerta principal había un reloj con número romanos que se había parado a las 12... "en un eterno mediodía", que D. Álvaro lo dice mucho más bonito que yo...

Aparecen muchos personajes muy interesantes, porque la historia se va complicando por momentos, mucho más de lo que yo esperaba, si he de ser sincera. Yo pensaba encontrar una historia de familia tradicional, con sus desheredados, sus caraduras... en fin, una familia. Y me he encontrado con una familia, sí, pero llena de misterios. de rencores, de "tapujos" (si vale la palabra)... Y un convidado de piedra, Juan, que tiene que unir las piezas del rompecabezas...

Tengo que decir que Totó, Mme Lavalle de Puig, no me cayó nada bien desde el principio, así que me apunté las palabras de Andrés (hermano de Alfonso) cuando dice: "Tú nunca dices nada sin malicia, Totó. Y cuando, de casualidad, algo que piensas sin malicia te sale sin malicia por la boca, resulta malicioso por contagio". Son unas palabras muy duras, pero lo peor es que seguro que todos hemos pensado en alguien concreto cuando las hemos leído.

Una novela para dedicarle un rato, sí, para disfrutar de un lenguaje maravillosamente trabajado y un tema curioso aunque, sinceramente, un poco triste.

Cierro con una frase de Lidia... Un personaje secundario que aparece un momentito en la vida de Juan, pero que me ha llamado la atención: "Dice mi madre que la franqueza sin prudencia es la virtud de los necios."

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