miércoles, 9 de septiembre de 2015

El misterio de la cripta embrujada (Eduardo Mendoza)

Llevo mucho tiempo sin hacer reseñas... Me está empezando a preocupar el tema porque me está pasando con demasiada frecuencia... Entre en tengo poco tiempo y que mis hijos tiene secuestrado el ordenador, la cosa está empezando a escapárseme de las manos...

Pero, en fin, lo importante es que vaya escribiéndolas aunque sea tarde...

Este libro ya lo había leído hace mucho tiempo. Y he de decir que me gustó mucho entonces y me ha vuelto a gustar mucho ahora. Eduardo Mendoza es uno de los autores contemporáneos que más me gustan, la verdad.

¿Por qué lo he vuelto a leer? Porque el cole se lo ha recomendado a mis hijos para el verano y lo he buscado en la biblioteca. Por supuesto, mis hijos no lo han leído, claro. Si lo hubieran hecho, tendría que haber pasado por el centro de salud a ver qué les estaba pasando...

Es una novela divertidísima, con unos personajes espectaculares. Porque lo llamativo del libro no es la trama, que está bien, sino lo esperpéntico de sus personajes. El comisario Flores, el Dr. Sugrañes (director del psiquiátrico)... Y sobre todo, el prota-prota (bueno... y su hermana, que no se me puede olvidar)

No puedo decir cómo se llama porque nadie lo sabe. De hecho hay otras tres novelas en las que aparece y en ninguna se da el verdadero nombre así que...

"Cuando yo nací, mi madre, que otras ligerezas por temor a mi padre no se permitía, incurría, como todas las madres de ella contemporáneas, en la liviandad de amar perdida e inútilmente, por cierto, a Clark Gable. El día de mi bautizo, e ignorante como era, se empeñó a media ceremonia en que tenía yo que llamarme Loqueelvientosellevó, sugerencia esta que indignó, no sin causa, al párraco que oficiabe los ritos."

"...mi verdadero y completo nombre solo consta en los infalibles archivos de la DGS, siendo yo en la vida diaria más comúnmente apodado 'chorizo', 'rata', 'mierda', 'cagallón de tu padre' y otros epítetos cuya variedad y abundancia demuestran la inconmensurabilidad de la inventiva humana y el tesoro inagotable de nuestra lengua"

El prota es un paciente que está recluido en un psiquiátrico y el comisario le permite salir para ayudarle en un caso.

Soy, en efecto, o fui, más bien, y no de forma alternativa, sino cumulativamente, un loco, un malvado, un delincuente y una persona de instrucción y cultura deficiente, pues no tuve otra escuela que la calle ni otro maestro que las malas compañías de que supe rodearme, pero nunca tuve, ni tengo, un pelo de tonto".

De verdad que merece la pena leerlo. Como decía, los personajes no tienen desperdicio, la historia es divertida y el lenguaje que utiliza es una auténtica maravilla.

Y claro, después tendré que releer alguno más porque El laberinto de las aceitunas me está llamando a gritos desde la estantería (aunque aún no lo he encontrado...)

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