miércoles, 9 de septiembre de 2015

El déspota adolescente (Lorenzo Silva)

Puesto que ya he leído todas las novelas de la saga de Vila y Chamorro, no podía dejar de leer algo más de Lorenzo Silva (a quien tuve la posibilidad de escuchar en radio y me encantó).

Así que, me puse con esta recopilación de relatos cortos. Y me ha gustado mucho. Son historias muy interesantes y muy bien escritas, que están relacionadas con la juventud de una u otra manera.

Además, yo, con dos hijos adolescentes en casa, estoy encontrando a mi adolescente interior que quiere salir muchas veces y enfrentarse a ellos a su nivel...

"Vivimos, envejecemos, acumulamos experiencias, pero nunca vencemos del todo nuestra perplejidad inicial, nunca nos sacudimos de encima a ese déspota adolescente que se impone a nuestras canas, a nuestros logros y a nuestros fracasos".

Hay muchas reflexiones interesantes en las diferentes historias. Y no puedo dejar de reflejar aquí algunas que me han hecho pensar un poquillo más que las otras (porque el libro no tiene desperdicio).

En una de las historias, el obispo está contando en la homilía una historia que siempre contaba (y parece que era bastante plomazo): "Mira que le gusta, aunque la haya sobado mil veces, aunque siempre la cuente mal, aunque nunca venga a propósito. Calculo que cada vez que la saca a paseo ganamos dos ateos, tres herejes y cuatro indecisos". Es el caso de un obispo pero vale para muchas otras situaciones...

"No hay en todo el mundo, ni en toda la historia del saber, conocimientos bastantes para que un hombre, cualquier hombre, se sienta autorizado a dejar de ser humilde". Esto sí que es interesante... Nos pasa miles de veces: nos encontramos con gente que sabe un poco y cree que ya está por encima del bien y del mal... Y nos encontramos con nosotros mismos... que hemos aprendido un poquito de algo y ya pensamos que somos superiores a todos los que nos rodean... ¿o no es así?

"...porque uno solo desea realmente las cosas por las que está dispuesto a hacer algún sacrificio". Esta, que ya va a ser la última, es para pensar. Seguro que tenemos ejemplos en nuestra vida cotidiana que dan la razón a esta afirmación aunque pensemos que no. Hay que darle alguna vueltecita pero... al final caemos.

En definitiva, un libro que merece la pena. Es muy recomendable. Las historias cortas tienen esa ventaja... No hay que esperar mucho para llegar al desenlace y, si además están bien escritas... ¿qué más se puede pedir?

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