lunes, 12 de noviembre de 2012

Misión Olvido (María Dueñas)

No sé, no sé... creo que escribir esta reseña no va a resultar muy sencillo, porque tengo sensaciones contradictorias con respecto al libro. Lo he leído por dos razones: la primera porque ha caído en mis manos y no lo he podido dejar, claro. Y la segunda, porque me había gustado el primero y quería ver cómo iba el segundo de esta autora (¡qué bruja soy!)

Empieza de película: "A veces la vida se nos cae a los pies con el peso y el frío de una bola de plomo". Pero luego, me entero de que el objetivo de la Dra. Perea es "huir hacia adelante", que es algo que no me ha gustado nunca. Si huyes, huyes y punto: ni hacia adelante ni hacia atrás. Y, además, huye porque su marido la acaba de cambiar "por una mujer más joven, más rubia y con mejor sueldo". Ummmmm...... un poco manido el tema.

Pero el libro está bien, se deja leer. A mí se me ha hecho un poco largo, eso sí: son muchísimos temas entrelazados. Muchas historias, muchas épocas diferentes... Y lo hila todo estupendamente. PERO hay tantas cosas que se tendría que haber ido a una saga de las de Ken Follet en varias entregas. Así que... ha tenido que cortar por lo sano y la parte final es excesivamente rápida en comparación con el resto, que es detallado y minucioso. Vaya que... lo de encontrar el papel determinante de todo cuando ya estaban recogiendo los documentos que han tardado 4 meses en revisar....

Eso sí, los personajes son fantásticos. A mí, la que menos me gusta es la prota, la verdad. (Ya, ya, es que yo soy así). Me encanta Rebecca Cullen, que está en el libro para que a todos nos guste y nos demos cuenta de que en el mundo hay gente que merece la pena: "Siempre dispuesta a tender una mano o guardar una confidencia, a pensar en otros anticipadamente, a no decir nunca no". Y no me gusta nada Luis Zárate, y eso que no está mal, el pobre. Pero me cayó mal desde el principio, qué le vamos a hacer....

La mala, mala, malísima tenía que ser mala a la fuerza. Sólo nos enteramos de lo bruja que puede ser casi al final pero se llama Darla Stern. Vamos a ver, ¿a qué otra Darla conocía yo? Pues a la sobrina del dentista de Buscando a Nemo y esa era también súper-mala... Pero dice alguna cosa que nos hace reflexionar: "Al final del día, por muy intelectuales o muy espirituales que pretendamos ser, siempre acabamos enredados con asuntos de dinero"... ¡Ahí queda eso!

Daniel Carter está también muy bien definido. Es un personaje curioso capaz de muchas cosas, las mejores y las peores. Los capítulos de su vida en España son muy agradables. Además, en un momento dado, Antonia, su casera, dice que algo le ha quedado "niquelao". Hacía mucho que no lo oía, ni lo leía y me he acordado de un amigo que lo decía mucho y que ahora debe de estar dejando "niquelao" el cielo.

Y, lo mejor, su discurso del día de Acción de Gracias: "... todos los presentes, a pesar de lo que el pasado nos haya hecho sufrir, tenemos muchas cosas por las que expresar nuestra gratitud...", "...aunque a veces los tiempos vengan difíciles, al final siempre tenemos esas pequeñas cosas.". Y eso sí, es un hombre, de eso no cabe duda: "Abrió el grifo a la manera que suelen hacerlo los hombres, a tope y sin contención".

El título del libro está muy bien escogido. Por un lado, pasas parte del libro pensando que se refiere a que Blanca Perea pretende olvidar, luego parece que se refiere a lo que quiso hacer Daniel Carter tras la muerte de su mentor y al final, resulta que es el nombre de una de las misiones franciscanas de Califormia. Claro que, en relación a las misiones, a mí me ha resultado un poco enrevesado... creo que no deja demasiado claro al lector adónde quiere ir a parar.

Me parece que ya me estoy alargando más de la cuenta. Habría muchas más cosas que decir porque el libro es largo y denso pero quiero dejar el último comentario para mi personaje favorito.... Macan "un perro grande, tranquilón, peludo entre blanco y gris, con escaso pedigrí, querencia por los bordes de las pizzas y tanta simpatía como su dueña". No sale mucho pero cada vez que aparece, la historia se sosiega.

María Dueñas nos dice que los lectores le piden "historias que les rocen el alma y les hagan pensar que lo mejor de la vida, muchas veces, todavía está por llegar". En realidad, no sé si es lo que consigue con este libro, pero yo ya lo tenía claro antes de leerlo.

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