jueves, 15 de noviembre de 2012

El regreso del hijo pródigo (H. Nouwen)


Este año he comenzado un proceso de Catecumenado para adultos que tenía muchas ganas de hacer. Vale, los que me conocéis estaréis pensando: "Las cositas de la Maricris". Sí, mis cositas... Ha sido Margarita, (una de las personas que trata de poner un poco de cordura a un grupo que está empezando a conocerse), la que nos ha recomendado este libro.

Por un lado todos conocemos la parábola del hijo pródigo (que no "prodigio" como me dijeron a mí una vez) y por otro, el cuadro de Rembrandt que aparece en la imagen, también nos resulta conocido. Bien, pues el autor hace un estudio paralelo de ambos. Y hay que decir que ¡olé sus narices! El resultado es IM-PRESIONANTE (parafraseando al gran académico Jesulín).

He acabado de leerlo y tengo las neuronas echando humo y el corazón "revolucionao". Es un libro para leer, sobre todo, desde la perspectiva de la fe, pero puede leerse casi como un ensayo sobre el cuadro o como un estudio sobre el comportamiento humano y obviar todo el resto (lo que, por cierto, sería una pena).

A mí, con el arte, me pasa un poco como con el vino: no entiendo mucho, pero sé si me gusta o no. Y este cuadro en concreto, sí me gusta. Eso sí, jamás habría sido capaz de localizar y rebuscar hasta encontrar los matices que explica el autor. Llegó un momento en que me puse a leer con el cuadro en la pantalla para verlo todo más claro.

En cuanto a la parábola, poco hace falta decir de ella porque es maravillosa. Cuando mis hijos eran más pequeños, leíamos muchas noches algún pasaje de la Biblia y este era recurrente. El pequeño lo llamaba "la historia del papá y la fiesta" (ahora le hace gracia que se lo díga y eso que no ha pasado nada de tiempo). Yo creo que los niños tienen una percepción especial y... por algo lo diría. Para él era más importante lo que hacía el padre que la figura del hijo...

He subrayado tantas cosas en el libro que, para dar más importancia a unas que a otras he tenido que utilizar post-its. Pero, claro, lo estoy leyendo en un e-book y había que oír las risas de mis hijos cuando han visto los post-its pegados en la cubierta... Según ellos, "soy la mofa". Con esto quiero dejar claro que este libro no se puede leer sólo una vez. Esta primera ha sido una toma de contacto pero... para saborearlo de verdad, hay que releerlo varias veces.

Soy consciente de que no he dicho aún nada de nada del libro en sí. No es fácil en poco tiempo. Me ha impactado mucho cómo el autor analiza lo que somos y podemos ser: el hijo pródigo, el hermano y, lo más complicado, el propio padre. Es muy fácil reflejarse en el hijo pródigo, pero no lo es tanto en el hijo mayor, el que siempre ha hecho todo bien y se siente incomprendido y entonces aparece "una cosa que me sube por aquí" (en palabras de mi hijo) y le hace revolverse contra todo. Y, claro, tratar de ser el padre es casi misión imposible. Ya es difícil ser padre con los defectos y errores de un padre humano, como para querer acercarnos a lo que es en realidad el Padre...

Diría montones de cosas, unas me han hecho reaccionar más, con otras me he sentido más identificada, otras me han hecho reflexionar, otras meditar y algunas otras... rezar. Pero no puedo dejar de reflejar aquí algo que me tocó la fibra. Fue por eso por lo que puse la primera notita en el post-it... Es la comparación de la reacción de Judas y Pedro. Los dos estaban "perdidos" de alguna manera: el uno le traicionó y el otro le negó. Pero Judas no aceptó que seguía siendo hijo de Dios y se ahorcó, mientras que Pedro volvió llorando. Uno eligió la muerte y el otro, la vida. Es para reflexionar, y mucho.

No me puedo alargar más... quedaría muchísimo por decir pero quiero terminar citando al autor en uno de los momentos en que habla de la parábola: "A diferencia de un cuento de hadas, la parábola no tiene un final feliz. Al contrario, nos pone cara a cara ante una de las cuestiones espirituales más difíciles: confiar o no confiar en el amor de Dios que lo perdona todo".

¡Ahí queda eso!

2 comentarios:

  1. Por lo que veo no es un libro para llevárselo a la playa.

    Cuando un texto te hace reflexionar mucho suele ser aburrido (a mí me pasa). No nos gusta reflexionar porque para eso ya tenemos la propia vida con todos sus problemas.

    De todas formas hay dos clases de libros de este tipo, los que cuando lo terminas y te ha obligado a hacer un esfuerzo intelectual y a pensar, dices para tí "vaya tostón de libro que me he tragado" y los que los que cuando los terminas, los cierras, sonríes y le acaricias el lomo como agradeciendo su lectura.

    Cris. Celebro que éste haya sido de los segundos.

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    1. Sí... lástima que no tenía un lomo que acariciar....
      Es por eso por lo que los e-books son mucho menos personales que los libros de verdad. Pero sí, es de los segundos: cierras el libros, sonríes y suspiras... es de los buenos.

      Y, desde luego, no entra en mi clasificación de "libros de playa"... ¡Para nada!

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