lunes, 7 de agosto de 2023

Café y cigarrillos Ya para un funeral (Roberto Martínez Guzmán)

 Parece mentira que haga tanto tiempo que no hago ninguna reseña... y no he dejado de leer... es que no me da tiempo. Bueno, o que siempre encuentro otras cosas que hacer, que todo puede ser.

Lo que voy a hacer hasta que me ponga al día es ir haciendo reseñas aunque no sea en el orden en el que he ido leyendo... es la mejor manera de avanzar.

Al lío... esta novela me llamó la atención... La primera pregunta que te hacen: "¿Qué sentirías si supieras el momento exacto de tu muerte?". Es una pregunta difícil... me atrevería a decir que capciosa. A ver qué responderíamos cada uno.

Para situarnos: "...el doctor Delfín Sánchez lleva un año recibiendo unas cartas anónimas, mes a mes, anunciando su muerte en su 50 cumpleaños". El Dr. Sánchez, a la sazón, es traumatólogo.

Al principio, se lo toma un poco a broma y no quiere pensar que pueda ser verdad, pero conforme va pasando el tiempo, al final decide ir a la policía y es cuando aparece Eva Santiago, de 39 años, a quien ya conocemos y a quien vamos a seguir conociendo. Porque, ya lo dicen en el propio libro: "Toda espera tiene el curioso don de volverse insoportable con el paso del tiempo"

Esto ya lo he leído en muchos más sitios, pero no me puedo resistir a volver a incluirlo aquí: "...hay muchas razones por las cuales una persona  puede querer asesinar a otra, pero en el fondo todas se pueden agrupar en tres básicas: por amor, por odio o por interés". A  mí siempre se me escapan aquí los asesinos esos que eligen un poco por azar, pero será que se pueden incluir en los casos de interés, claro.

No se puede contar nada porque me cargo la trama, pero es realmente interesante porque parten de la nada y están mucho tiempo sin tener nada,... todo parece increíble y sorprendente hasta que se va materializando poco a poco.

Lo he pasado muy bien y me ha gustado mucho... lo recomiendo para pasar un rato muy entretenido.

Y cierro con dos pensamientos muy interesantes.

Por un lado, una verdad como un templo: "Hay muchos idiotas sueltos, y nunca infravalores la capacidad de empeño y dedicación de un idiota"

Y por otro lado, una metáfora que me ha hecho pensar: "La vida es como un sueño. Nadie te pregunta si quieres tenerlo, ni si es ese el que quieres tener, pero después deseas que nunca suene el despertador".

No hay comentarios:

Publicar un comentario