jueves, 29 de marzo de 2018

Una sombra en la oscuridad (Robert Bryndza)

He visto que había publicado este segundo libro y no lo he podido dejar pasar... Ya dije en su momento que estaba deseando que reapareciera la inspectora Erika Foster, así que, me reencuentro con ella.

Me gusta mucho esta saga porque los protas tienen sus puntos complicados, sus debilidades... No son súper héroes maravillosos que todo lo hacen bien y a  los que siempre les sonríe la suerte. Vale, de acuerdo, no son exactamente como yo, eso es verdad, pero tampoco son extraterrestres del todo...

En esta novela aparecen tres cadáveres (a ver... se trata de una novela policíaca, algo así tenía que pasar) y hay que tratar de ver qué es lo que ha pasado. Nuestra inspectora no es la persona que más amigos hace a su paso por la vida y, puesto que los indicios pueden llevar por otro camino, nadie le hace el menor caso...

Total que se mezclan tramas de despecho, prostitución de menores, homofobia, redes sociales,... que nos van haciendo estar, aparentemente, cada vez más perdidos, hasta conseguir que las piezas encajen (lo que no nos parecía nada fácil al principio)

He aprendido cosas alucinantes... Por un lado que el flunitrazepam es la droga que se suministra para cometer violaciones. En realidad, creo que eso ya lo aprendí en otra novela pero mi cerebro ha intentado no mantenerlo en la memoria (en algún sitio está pero no lo quiero encontrar).

Eso sí, lo que me ha sorprendido, pero hasta dejarme con la boca abierta es saber que existen las "bolsas de suicidio" o "bolsas exit" (con esto es con lo que habían matado a los cadáveres que aparecen en el libro). Es alucinante porque se fabrican para ayudar a la gente a suicidarse. "Es muy difícil taparse la cabeza y esperar a que se produzca la asfixia. Estamos dotados de instinto específico para no ahogarnos nosotros mismos. Se conoce como reacción de alarma hipercápnioca". Cuando la persona se da cuenta de que no tiene oxígeno, se arranca la bolsa de la cabeza. Y en este inventazo, se coloca la bolsa, se cierra con un cordón y se introduce por una cánula, He o N que hace al suicida respirar pero no oxígeno, con lo que se va adormeciendo hasta que se muere. ¡Olé1 Yo me he quedado de piedra...

Hay un personaje que me encanta y tengo que mencionarle: Edward, el suegro de Erika (el padre de Mark, su marido fallecido). Es absolutamente maravilloso y suaviza las escenas cuando aparece. Es un hombre lleno de sabiduría que le da a Erika un consejo estupendo: "Pero como siempre te digo, cariño: sé valiente, pero no idiota". Eso mismo lo podría haber dicho mi abuela.

No voy a contar nada porque la trama es complicada y hay que leerlo (yo lo estropearía si lo cuento). De verdad que merece la pena.

Pero tengo que dejar mi reflexión final, como casi siempre: "A veces preferiría que no se hubiera inventado Internet. Hay demasiada gente con demasiado tiempo libre para entregarse a sus fantasías más enfermizas". Hay queda, para darle una pensadita...

No hay comentarios:

Publicar un comentario