domingo, 11 de enero de 2015

Ofrenda a la tormenta (Dolores Redondo)

Empezamos el año con un libro más que estupendo (o a mí, por lo menos, así me lo parece).
 Es cierto que es el tercero de la Trilogía del Baztán y, puesto que los otros dos me habían gustado,m este me tenía que gustar sí o sí, Pero también es cierto que hay muchas veces que las trilogías van perdiendo fuerza.

En este caso, creo que va siendo cada vez más intenso y no desmerece ninguno. Además, no sé si el día antes o el día después de empezar el libro, tuve la oportunidad de escuchar a la autora en la radio y me gustó mucho la entrevista, lo que ayuda mucho a mi opinión sobre el libro, no lo puedo evitar.

También hay que decir que van a empezar a hacer películas. Supongo que será una por cada libro. Pongo por delante que no pienso verlas. Entre que el cine no me gusta y que ya tengo la imagen de cómo son los personajes, no pienso pagar un dineral para que me destrocen lo que yo me he ido forjando en mi imaginación... ¡para nada!

En resumen, es un libro muy recomendable. Estuve escuchando también hace poco a un crítico de cine hablando de los "giros" en las películas. Es evidente que los hay buenos y los hay no tan buenos. En este libro yo creo que está muy bien conseguido y hace la novela muy interesante.

Vuelve a mezcla la realidad con la mitología navarra y aprendemos muchas cosas como que el "Inguma, el ser que arrebata la vida durante el sueño" es la justificación que le daban a la muerte súbita de cuna... "Mau mau o Inguma... La demonología sumeria lo llama Lamashtu, un espíritu maligno tan antiguo como el mundo, uno de los demonios más horribles y despiadados, solo superado por Pazuzu, que es el nombre que los sumerios dan a Lucifer, el primer y más importante demonio..."

También nos cuentan que "en Baztán, cuando alguien moría, la señora de la casa iba al campo hasta el lugar donde tenían las colmenas, y mediante una fórmula mágica les comunicaba a las abejas la pérdida y la necesidad de que hicieran más cera para los cirios que debían alumbrar al difunto durante el velatorio y el funeral. Se decía que la producción de cera llegaba a multiplicarse por tres."

Vuelven a aparecer la inspectora, Amaia, su marido James (que a mí me encanta), su pequeñajo Ibai, la tía Engrasi (la mejor, siempre, sin duda) y los compañeros de la inspectora en la comisaría, incluyendo al forense (que no soporta hacer autopsias a los niños) y el juez Markina (el chulo del pueblo - esto es opinión no información). También aparecen las dos hermanas de Amaia, Flora y Ros, con sus permanentes desavenencias... y Sarasola, el sacerdote. Por supuesto, gran parte de la acción se desarrolla en Elizondo...

Me ha hecho gracia porque Jonan es siempre muy tranquilo y muy pausado pero hace un chiste simpático en un momento dado: "¿Cómo distinguir a un abogado en un cementerio?. Es el único cadáver que camina". Y perdón a los abogados, pero me ha hecho gracia...

Dice Sarasola en un momento:"Cada mañana, al amanecer se celebra en Roma una misa de exorcismo. Varios sacerdotes celebran esa ceremonia para pedir la liberación de las almas poseídas, y acto seguido reciben en consulta los casos de cuantos se presentan allí pidiendo ser atendidos. Puedo decirle que muchos son derivados a una consulta psiquiátrica... Pero no todos.". Más que alucinante... No sé si tendré la posibilidad de averiguar si es cierto, pero lo que sí puedo decir es que lo voy a intentar porque me ha llamado muchísimo la atención.

Hay muchísimas más cosas que me han gustado y que podría reseñar aquí pero me alargaría demasiado y no se trata tampoco de eso. Además, si lo pongo todo, no merecería la pena leerlo...

Sí quiero terminar con una reflexión de Montes, que me ha gustado y que creo que es una gran verdad: "... de todos los derechos que tiene el hombre, el más importante es el derecho a equivocarse, a ser consciente de ello, a ponerlo en valor y a que eso no sea una condena de por vida":


No hay comentarios:

Publicar un comentario