domingo, 28 de diciembre de 2014

El otro nombre de Laura (Benjamin Black)

Vamos a por la segunda entrega de Quirke... Curioso porque a la que asesinan en la primera es a Chrisitine y en la segunda, a Laura... Si fuéramos más hermanas, seguro que sabíamos el nombre de la pobre asesinada de la tercera entrega...

Me ha gustado tanto como la primera, la verdad: novela negra en Dublín, años 50... Muy entretenida, la verdad.

Además, ahora ya conocemos bien a los personajes principales, a Quirke y a Phoebe y en esta entrega fallece el juez...

Sigue siendo una novela marcada por la amargura, el dolor, la tristeza... (no sé cómo llamarlo) de Quirke. Mira que me cae bien pero me gustaría que su vida fuese de otra forma y que fuera feliz en algún momento.... Pero, no, no hay opción, si no, no sería él...

En este caso aparece muerta Laura Swan y su marido, antiguo conocido de Quirke le pide que no le haga la autopsia. Aunque su intención es hacerle caso, se da cuenta de que no ha fallecido por ahogamiento en el río como todo el mundo piensa y hace la autopsia, claro.

A partir de ahí, descubre que la muerte ha sido por sobredosis y trata de averiguar cómo y por qué, al margen del inspector Hackett y haciéndonos descubrir la vida privada de varios personajes tremendamente peculiares.

Phoebe se ve mezclada en la trama sin comerlo ni beberlo y nos lleva a descubrir la extraña relación padre-hija que mantiene con Quirke en la que proliferan los secretos, los silencios indescifrables y los rencores no reconocidos.

Quirke va pasando por la historia como si solo quisiera presentarnos a los verdaderos protagonistas para que seamos nosotros los que los estudiemos y decidamos con quién nos queremos quedar... Parece que él no tiene nada que ver con nada ni con nadie pero lo cierto es que sin él la trama no tendría ningún sentido.

Me ha gustado mucho el libro, lo he disfrutado un montón y creo que es recomendable leerlo, a ser posible en un momento en el que uno tenga el ánimo en buen estado. Si no, es posible que podamos recaer...

Para terminar, una reflexión cortita de Quirke que puede hacernos pensar un poco: "Qué facil, qué facil, era compadecerse de los que necesitados de compasión".

No hay comentarios:

Publicar un comentario