jueves, 7 de marzo de 2013

El maifiesto negro (Frederick Forsyth)

He tardado un poco en terminarlo, pero ha merecido la pena. Las novelas de Forsyth suelen ser largas y yo cada vez tengo menos tiempo para leer... ¡mala combinación!

Lo cierto es que leer a Forsyth, para mí, es apostar a caballo ganador. He leído bastates cosas suyas y me gusta muchísimo; me lo paso fenomenal... Cuando leí Chacal lo hice del tirón, en un día, tranquilita, sin prisas, pero sin parar. Y, claro, cuando me dejaron Odessa (hace un montón de años, cuando estaba pasando mi priner verano de universidad), me quedé toda la noche despierta hasta que lo acabé.

Con este libro habría hecho lo mismo pero los años y las obligaciones no perdonan: no ha sido posible.

Forsyth consigue presentarnos a unos agentes secretos espectaculares. No dan la nota como Bond, es verdad, pero saben de todo y salen airosos de casi todas las situaciones, por complicadas que nos parezcan. Además, se le nota enormemente que es inglés porque siempre termina quedando el servicio secreto inglés por encima de la CIA. La CIA suele empezar con la misión, va haciendo cositas e incluso aporta algo, pero si no es por el MI5, nada de nada.

En esta novela pasa algo así. Jason Monk es americano, trabajando muchos años para la CIA como supervisor de espías rusos. Sin embargo, le tratan muy mal, tiene muchos problemas y se marcha. Al final, tienen que llegar los ingleses a reclutarle de nuevo para una misión importante.

El personaje de Sir Nigel Irvine es fantástico. Es el antiguo jefe de espías que quiere organizar la misión. No sé por qué estos personajes de caballeros ingleses, ya amyores, me parecen tan estupendos. Todo lo hace con calma, con tranquilidad, sin alterarse y, eso sí, lo tiene todo supercontrolado. Y, después de liarla redonda en Rusia, hacer que cambie la intención de voto de todo un país y cargarse al nuevo Hitler, se pone a plantar patatas con su mujer en el jardín porque, aunque odia la horticultura, a su mujer la quiere mucho... Cuando se reúne con el exjefe de Monk le dice: "Bah, me temo que somos lo bastante viejos y feos para beber como caballeros". ¡Me parede genial!

Por otro lado, nos presenta la Rusia después de Yeltsin, aún no demasiado abierta pero ya sin telón de acero. Si el retrato que hace de la sociedad es cierto, pone los pelos de punta: mendigos muriendo a centenares de frío en las calles, las mafias organizando absolutamente todo y luchas entre unas y otras al margen de policía y ejército. Quizá exagere un poco pero, aún así es tremendo. Un comentario que deja Forsyth: "En una sociedad donde la combinación de burocracia esclerótica e incompetencia pura y dura ha hecho que se atasquen todos los engranajes, el mercado negro es el único lubricante".

También es verdad que, quizá porque el propio Forsyth fue militar, los generales (los buenos, que también los hay malos) suelen salir muy bien parados. El honor del ejército es de las cosas que se mantienen siempre. Me llama la atención la cita que inlcuye de Napoleón sobre los generales: "Me da igual que sean buenos, los quiero con suerte".

Es curioso, además, lo que comenta del espionaje: "Un falso desertor puede tarer consigo información real, pero su principal objetivo es divulgar desinformación". En otro momento dice: "...era un mundo de engaño y desinformación, de humo y espejos sin fin..."

Forsyth, en todos sus libros, hace un retrato de las diferentes nacionalidades de una forma bastante cáustica y muy gráfica. Sobre todo, lo hace con los ingleses, como ya he dicho de Sir Nigel. Ojo con le comentario que hacen sobre un posible candidato a zar de todas las Rusias: "Siempre ha sido un poco calavera, le gustan los coches rápidos, ir a la Riviera y tener líos con chicas jóvenes, por lo general sirvientas. Esto ha arrojado tres matrimonios rotos. Y lo peor es que, según he oído decir, hace trampas al backgammon" ¡Cielos! ¡Hace trampas al backgammon! ¡Qué desconcertante!

Es más que evidente que el libro me ha encantado. No lo puedo evitar, me encantan los espías igual que odio los vampiros... Es muy recomendable, como cualquiera de Forsyth.

Y, para acabar, me quedo con una reflexión que me ha parecido muy interesante: "En política, como en muchos asuntos humanos, el éxito engendra más éxito pero el fracaso genera también más fracaso".

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