lunes, 25 de marzo de 2013

La llave del destio (Glenn Cooper)

Otro libro de los que compro sin saber de qué van... solo porque el título me llama la atención. La mayoría de las veces, tengo mucha suerte y acierto. Otras, no tengo tanta: AHORA.

El libro no está mal. Se lee muy rápido, es entretenido, con un tema curioso pero... no sé, le falta algo. Le falta esa chispita que hace que un libro pase de ser un conjunto de páginas escritas que entretienen un poco a ser un conjunto de palabras que uno disfruta leyendo, que despierta la imaginación y que hay que acariciar cuando se cierra...

Se trata de un thriller cintífico-arqueológico que gira en torno al descubrimiento de unas pinturas rupestres fantásticas. El super prota, Luc, es un arqueólogo que se encuentra por casualidad con la cueva y se convierte en el director de la excavación. Por supuesto, chica tiene que haber, y la hay: Sara. Yo, de arqueología no entiendo nada pero la muchacha está escribiendo un libro que tiene el fantástico título de Una perspectiva palinológica de la transición magdaleniense al Mesolítico. Desde luego, para ligar no le sirve... con ese título, NO. Claro que él está escribiendo un artículo sobre la cinética de poblaciones en los cazadores recolectores europeos... Ya lo decía mi abuela "Dios los cría y ellos se juntan" ¡Qué peligro!

Es curioso porque el libro presenta la acción en 3 momentos de la historia: el mundo contemporáneo, la edad media y la prehistoria, en el momento en que convivían neandertales y cromagnones. Y en la edad media presentan a San Bernardo de Claraval y su historia y su influencia. ¿Qué tiene de curioso? Hombre, que fue el fundador de los templarios, unos de mis personajes favoritos donde los haya. Yo habría sido caballero templario si hubiera sido chico y hubiera nacido en el momento justo.

También nos habla de Abelardo y Eloísa... ¡qué historia más curiosa la de estos chicos! Lo que yo no sabía es que al pobre Abelardo le castró su suegro... ¡Ese sí que tenía peligro! Claro que, es posible que se lo mereciera porque, cuando nació su hijo le puso el fascinante nombre de Astrolabio. ¡Eso es tener narices y lo demás, tonterías!

A mí, el personaje que más me gusta es el abad del monasterio dom Menaud. El hombre es tremendamente espiritual, sabe lo que tiene que hacer en cada momento, no estorba, siempre ayuda y prefiere pasar desapercibido. Y, siempre que aparece, serena la escena. Me ha caído muybien.

Los demás... son sensiblemente mejorables, la verdad. No terminamos de captar la forma de ser real de ninguno de ellos... no enganchan, ni siquiera el protagonista. Está pensado para que caiga bien y eso se consigue... pero ¡hasta ahí!

Claro, lo que más gracia me ha hecho es que hacen referencia a las sirtuinas... Quien escuche asiduamente la radio (como es mi caso) tiene que haber escuchado el anuncio de Revidox (de los laboratorios Actafarma) que cuenta el doctor Tocabens. Le dan miles de vueltas a las sirtuinas... A mí el doctor no me resulta agradable en absoluto y me voy a quedar vieja revieja porque no pienso comprar Revidox pero... en el libro hablan de las sirtuinas... ¡me ha hecho muchísima gracia!

En fin, que este libro no me ha dado opción ni para una cita final. Si no hay otra cosa que leer, se lee, pero no lo recomiendo demasiado: no me ha dicho casi nada y me ha entretenido lo justito. No he conseguido engancharme del todo... ¡qué le vamos a hacer! No todos los libros que uno lee pueden ser buenos.

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