miércoles, 3 de octubre de 2012

El tulipán negro (Alejandro Dumas)

Si partimos de la base de que me encanta Alejandro Dumas (otros tienen otras manías...) empezar a leer El tulipán negro era tener el éxito asegurado de antemano. Y, por supuesto, no me ha decepcionado.

Como era de esperar, el libro me ha encantado. Es cierto que el tipo de novela no tiene nada que ver con las novelas actuales pero es agradabilísimo dejarse llevar por un tema encantador y unas palabras fantásticamente elegidas.

La ambientación de la novela en la Holanda de Guillermo de Orange es muy buena y al lector le queda muy calro por dónde se va a mover. Además, el protagonista es ideal. Un médico joven y guapo, con una situación económica estupenda, que deja todo para... cultivar tulipanes. Vale que estamos en Holanda pero... ¡es fantástico!. Ya le había dicho su padre antes de morir: "Bebe, come y gasta si quieres vivir en realidad, porque no es vivir el trabajr todo el día en una silla de madera o en un sillón de cuero, en un laboratorio o en un almacén". [Ojo con el consejo...]

Su honor, su valentía, sus profundas convicciones... todo hace de él alguien a quien nos gustaría conocer. Se deja encarcelar aun siendo inocente y, claro, se enamora de la holandesita rubia y con trenzas que le adora pero no sabe ni leer ni escribir. Y, nuestro hombre aprovecha su reclusión para cultivarla a ella también junto con el tulipán. (Por supuesto, en el sentido más casto y puro que podamos imaginar).

Y el malo es muy malo. Su principal pecado es la envidia, "ese mal que roe el pecho y que transforma el corazón en una miríada de pequeñas serpientes que se devoran la una a la otra, fuente infame de horribles dolores".

Todos sabemos desde el principio cuál va a ser el final pero con esta novela no se puede decir que el final sea predecible. Sí, sabemos qué va a pasar, pero estamos deseando que pase y ver cómo nos lo describe.

Yo no soy gran amante de las flores, aunque me gustan porque objetivamente son preciosas pero... después de leer El tulipán negro he terminado enamorada de los tulipanes y los miraré con otros ojos cuando los tenga en casa...

Y, cómo nos trata Dumas. Para él, el lector es "ese viejo amigo a quien prometemos siempre el placer en nuestra primera página, y con el cual cumplimos bien que mal en las páginas siguientes". Desde luego, leer este libro es un auténtico placer y, conmigo, Sr. Dumas, ha cumplido Ud. con creces.

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