sábado, 23 de diciembre de 2017

Puerto escondido (María Oruña)

Lo cierto es que no conocía a la autora pero una persona, Edurne, hizo un comentario en el blog recomendándome sus libros y decidí que sería bueno hacerle caso. Y, desde luego, ha sido un acierto. Muchas gracias, Edurne. He intentado responder a tu comentario pero, por alguna razón, no está en el blog y no he podido hacerlo.

Dicho esto, ha sido un acierto conocer a María Oruña. Me estoy haciendo "muy fan" de unos cuantos escritores españoles contemporáneos...

La acción de esta novela se desarrolla en Cantabria. No es que yo conozca la zona muy bien pero tengo recuerdos muy especiales de unas vacaciones allí de camping en la que llovió todos y cada uno de los días que estuvimos.

Para comenzar la historia, la autora nos dice: "Si algo tienen en común los psicópatas es una habilidad consumada para hacerse pasar por gente normal y corriente, mientras detrás de la fachada, de ese disfraz brutal y brillante, late el corazón refrigerado de un predador implacable y glacial". Lo cierto es que da un poco (o un mucho) de miedo... Pero apetece más empezar a leer...

Los personajes son estupendos y es bueno conocerlos porque con este libro comienza lo que espero que sea una serie. El segundo ya está escrito y ya lo he leído, pero espero que haya algunos más.

Conocemos a Oliver Gordon, 35 años, de padre escocés (arthur) y madre cántabra (Lucía Pereiro). Tengo que decir que me encanta este chico... Ha heredado de su madre Villa Marina una casa muy cerca de Suances que quiere convertir en hotel rural. Y ahí empieza todo, porque durante las obras, aparece el cuerpo momificado de un bebé que desata toda la trama de la novela.

También conocemos a la teniente Valentina Redondo, que va a ser nuestra superprota. Esta muchacha es gallega, vive sola y tiene sus cositas, pero es una magnífica profesional y consigue caer bien desde el principio.

También tenemos a la forense Clara Múgica y a su equipo, Pedro Míguez y Almudena Cardona; al juez Jorge Talavera (me encanta...), al subteniente Santiago Sabadelle, el cabo Roberto Camargo, los agente Mata Torres y Alberto Zubizarreta... Y la Sra. Ongayo y la abadesa, sor Mercedes,... ¡qué personaje tan interesante...!

La abadesa me ha gustado mucho... Una serenidad, una presencia de ánimo para casi todo... Y unos pensamientos muy interesantes, algunos en latín... Yo cono el latín tengo una relación muy especial: solo estudié un año, en 2º BUP, que era obligatorio, pero me encantó. Pero soy de Ciencias, así que perdimos la relación el latín y yo y solo lo he ido viendo en citas y comentarios. Pero me parece fascinante como lengua, así que siempre tomo nota de las reflexiones en latín que, por supuesto, se me olvidan a los 5 minutos... Pero esta me ha gustado mucho: "Cotidie morimur, cotidie conmutamur, et et tamen aeternos esse nos credimus" [Cada día morimos, cada día cambiamos, y sin embargo nos creemos eternos]

Como queda claro, no estoy contando nada de nada porque cualquier cosa desvelaría lo que pasa en la novela y no tengo ninguna intención. Hay que leerla sí o sí. Además, tiene muchas ramas que se entrelazan y lo único que conseguiría es destripar y destrozar un trabajo estupendo de la autora.

Pero sí puedo decir que he aprendido mucho, de muchas cosas. Por un lado, muchas cosas de Cantabria, de los pueblos y del entorno. Además, he descubierto que el tejo es el árbol sagrado de Cantabria. Por lo visto, los guerreros cántabros se hacían los arcos de madera de tejo porque era madera de calidad y tenía una especie de "halo" de inmortalidad... ¡qué cosas! Claro que también llevaban el tejo por si eran capturados por los enemigos romanos y poder así suicidarse rápidamente.

Es una árbol curioso del que se puede obtener un veneno muy potente y un producto anticancerígeno... La madre naturaleza, que es muy sabia...

Hace, además, una lectura de la familia muy interesante, por varias partes. Por un lado, los problemas de Oliver tiene con su hermano Guillermo, que está desaparecido y ni siquiera sabe que ha fallecido su madre. Por otro lado, tenemos los problemas de Valentina con su hermano, que era toxicómano, con todo lo que eso conlleva y las consecuencias que tuvo para ella y su familia. Y luego nos encontramos con una familia muy joven al inicio de la Guerra Civil, con cuatro hermanos: David, Clara, Antonio y Jana... Una historia increíble...

Y, como giran tantas cosas en torno a la familia, me quedo con una reflexión más que interesante: "...la misión de un padre no es evitarle a su hijo el dolor, sino enseñarle a enfrentarse a él..."

Lo mejor es que se mueven en torno a Hinojedo, un pueblito que yo no conozco pero que, sorprendentemente (o no, porque a mí me ha sorprendido, pero a ella, no) es donde tiene una casa mi amiga Marisa. El otro día, charlando con ella salió en la conversación y se me encendió la bombillita. Con lo torpe que soy para los nombres, me acordé... Me ha hecho ilusión porque todo me ha parecido mucho más real.

Me quedarían muchas más cosas por contar pero no dejaría lugar para leer la novela y ya he dicho antes que hay que hacerlo.

Habría también muchos pensamientos con los que cerrar esta reseña pero me quedo con una que, aparentemente estaba en la entrada de la cárcel durante la posguerra: "Lo mejor y lo peor del ser humano es que se acostumbra a casi todo".


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