domingo, 11 de octubre de 2015

Biografía del silencio (Pablo d'Ors)

Subtitulado Breve ensayo sobre la meditación

Hace unas semanas tuvimos nuestra primera reunión para preparar la Catequesis de los niños de Primera Comunión. Este año, el objetivo es prepararnos los catequistas un poquito más y vamos a trabajar la interioridad.

Lo cierto es que sonaba muy bien y creo que todos estábamos interesados e ilusionados con la idea. El resultado del primer día fue fantástico, aprovechamos al mañana muchísimo y salimos bastante renovados, la verdad.

Nuestra amiga Ana, que fue la que preparó la formación nos recomendó algunos libros y, claro, a mí no se me puede hacer eso. Recomendó especialmente este, para los no iniciados en la meditación y.... lo tuve que comprar.

Vamos a partir de la base de que se trata de un libro para tener cerquita y echarle un vistazo todos los días. Yo lo sabía desde el principio pero no me puedo resistir a leerlo del tirón aunque luego lo vaya desglosado y vaya más por partes, emulando a Jack el Destripador.

Me ha resultado muy interesante pero también me he dado cuenta de lo difícil que puede ser la meditación tal como la plantea el autor. Nos va contando cómo empezó él y los problemas que se iba encontrando. Él dice que "meditar no es difícil, lo difícil es querer meditar". Lo he pensado bastante y estoy segura de que lleva razón. Estamos siempre corriendo, liados, agobiados, estresados,... ¡cómo para obligarnos a encontrar un rato para meditar!

Él mismo nos dice: "Para alguien como yo, occidental hasta la médula, fue un gran logro comprender y empezar a vivir, que yo podía estar sin pensar, sin proyectar, sin imaginar, estar sin aprovechar, sin rendir". Yo tengo que admitir que, hoy por hoy, está fuera de mis esquemas. Estoy segura de que no puedo alcanzar el nivel de meditación de este autor pero vaciarme de esas necesidades de "hacer" creo que me resultaría muy complicado.

Menos mal que parece que él también tenía sus problemillas: "Comprobé que quedarse en silencio con uno mismo, es mucho más difícil de lo que, antes de intentarlo, había sospechado". A él le pudo sorprender: yo lo sé fehacientemente. Hace muchos años estuve en unos ejercicios espirituales en los que se seguía el método de San Ignacio. Si bien es verdad que eran solo 4 días, también es verdad que nos exigían 3 tipos de silencio: silencio de boca, silencio de ojos y silencio de mente. 

Cualquiera que me conoce sabe que para mí, el silencio de boca es ya muy, pero que muy difícil. El silencio de ojos, es casi imposible (porque hablo mucho pero mis ojos hablan muchísimo más). Pero el silencio de mente era tremendamente complicado. Siempre se me iba el pensamiento a mil cosas. Y eso que entonces yo tendría unos 16 años (como ahora mi hijo mayor): si tengo que hacerlo ahora, sería aún mucho más difícil...

Hay muchísimas cosas en este libro que me han tocado la fibra sensible. Preparando esta reseña he anotado un montón de cosas pero me estoy dando cuenta de que es imposible plasmarlas aquí todas porque la reseña sería más larga que el propio libro. No me puedo dejar la que creo más impactante: "Pensamos mucho la vida pero la vivimos poco". Ahí queda.

"Por grande que sea nuestro iceberg, cualquier iceberg, es solo agua. Basta una fuente de calor lo suficientemente potente para que se vaya deshaciendo". Esta es una de las frases que me ha hecho pensar mucho. Y ayer me hizo aflorar una sonrisa cuando, durante el partido de rugby de mi hijo pequeño, un hermano de otro de los jugadores, estaba tratando de beber agua de una botella que estaba congelada. El crío debía de tener unos 7-8 años y estuvo agobiadillo porque de ahí no había manera de beber. Hasta que la dejó un ratillo al sol y se puso contentísimo porque ya tenía agua fresquita. Nos lo explicó a todos, el pobre... Y me hizo acordarme del libro, de esta frase en particular.

Te presenta cosas muy interesantes, que sabemos que son verdaderas pero que... ¡son tan complicadas de llevar a la práctica! "La fórmula es tomar las cosas como son, no como nos gustaría que fueran. No hay que nadar en contra de la corriente de la vida, sino a su favor"; "Los problemas nos gustan porque nos dan la impresión de que gracias a ellos podemos ser. El verdadero problema son nuestros falsos problemas."

Por otra parte yo, que soy un poco bruja, pienso que la gente que dedica su tiempo a meditar, o a aprender a meditar, tiene una disponibilidad de tiempo muy especial. Pablo d'Ors hace miles de cosas, muchísimas, excepto entrar a trabajar en una oficina a las 9:00, salir (si hay suerte) a las 18:30 y enfrentarse a una familia por las noches. Estoy absolutamente segura de que trabaja mucho más que yo, segurísima, pero dispone de su tiempo con más flexibilidad. Y eso ayuda.

También es más inteligente que yo, claro, y eso le da muchas más opciones de buscar y encontrar. Y, siendo solo 3 años mayor que yo, ha aprovechado el tiempo muchísimo mejor. Pero a mí me ha venido muy bien leer su libro. He de confesar que no le conocía y he descubierto que es nieto de Eugenio d'Ors (el apellido me dio una pista interesante...)

En fin, que voy a cerrar ya, que me estoy alargando mucho, pero dejo otra cita para reflexionar: "Al meditar se descubre que a la vida no hay que añadirle nada para que sea vida y, todavía más, que todo lo que le añadimos la desvitaliza".


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