jueves, 8 de octubre de 2015

Amaneceres cautivos (Nieves Hidalgo)

¿Por qué he leído ahora esta novela? No lo sé, como me pasa casi siempre... Estaba en el libro electrónico y me pareció que podía estar bien. Sobre todo porque la empecé estando de viaje y, para leer en el avión, tenía buena pinta... Las novelas de avión son un poco como las novelas de playa...

¡Y vaya novelón! ¡Madre mía! Me lo he pasado en grande, la verdad...

La excusa para escribir la novela es la rebelión de las comunidades de Castilla. Ahí aparecen Padilla, Bravo y Maldonado, a quienes casi todo el mundo conoce porque tienen calle en Madrid, pobres criaturas...

Y son de admirar, la verdad. Si es cierto lo que se dice, Padilla le dijo a Bravo, ya en el cadalso: "Señor Bravo, ayer era día de pelear como caballeros... hoy es día de morir como cristianos". Y el otro pidió ser ajusticiado primero porque no quería ver morir a un caballero de su talla.

También aparece, por supuesto, María de Pacheco, la esposa de Padilla. Leí hace poco un libro sobre su historia y me parece realmente interesante...

Pero vamos, que eso es relleno para la historia real de la novela que es la aventura de Marina Alonso y de la Vega y Carlos Arteche y Ruiz de Azcúnaga, conde de Orozco.

La muchacha es viuda de Juan de Aranda y Madariaga y, además, pierde el bebé que estaba esperando. También había fallecido su padre en ese tiempo con lo que la muchacha andaba "pelín" tristoncilla.

Carlos era amigo de su marido pero se habían peleado porque consideraba que no se debía de casar. ¿Qué? ¿Celosete? Pues no. Es que Juan de Aranda era homosexual y, para lavar su nombre, se casaba con esta chiquilla. Y eso, a su amigo, no le parecía ni medio bien. Carlos se fue de España y, al volver, ser encuentra que su amigo ha muerto en extrañas circunstancias.

Pero, ¡ay, amigo!, cuando decide comenzar las pesquisas para averiguar qué pudo pasar... ¡se nos enamora de Marina! ¡Él! ¡Un súper donjuan!

Y en torno a eso, gira toda la novela. Sí, sí, mucho comunero, muchas luchas por defender a los castellanos, mucho "queremos un rey español" pero lo importante es lo importante.

Desde luego, yo he disfrutado como una enana con los personajes de ficción. Elena de Zúñiga, la condesa de Bellaste, es genial; Inés, la doncella de Marina, otro tanto; Consuelo Parreño, la cuñada, es una bruja integral, además de canija y fea... ¡Una auténtica maravilla!

No creo que le vayan a dar el Nobel, claro, como a Svetlana Alexievich (hoy se lo han dado) pero es una novela para pasarlo bien. He de decir, aun sabiendo que no es políticamente correcto, que es una novela un poco "para chicas". Lo primero porque es novelón rosa y lo segundo porque, ya que está escrito por una mujer, nos hace el favor de describir a Carlos Arteche estupendamente bien y es un hombre estupendo. Es lo que hay.

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