domingo, 4 de octubre de 2015

La chica del tren (Paula Hawkins)

Creo que es uno de los libros que más he visto en el metro durante la primavera y el verano. También lo vi en la Feria del Libro, claro pero ya había acabado con mi cupo económico del día y llevaba otras prioridades. Así que, un alma caritativa me lo regaló para mi cumpleaños después de haber estado dando la paliza con lo quería leer.

Tengo que decir que me ha gustado. No tengo ni idea de si era o no lo que esperaba porque, en mi línea, no sabía cuál era el tema ni sabía qué podía esperar. Pero sí me ha gustado. Y también he de reconocer que me ha hecho pensar.

No quiero desvelar la trama porque esto no es Titanic y no tiene por qué saber nadie cómo acaba pero algo tenemos que contar.

La acción se desarrolla en 2013 en un pueblito cerca de Londres y, eso lo entendí enseguida, el título se debe a que Rachel, la prota más prota, pasa la mayor parte de su tiempo en el tren.

Lo más curioso es ir entrando en las vidas de los protagonistas porque vamos encontrando cosas de los más peculiares y nos damos cuenta de que no llegamos a conocer a las personas, sus vidas, sus parejas, sus familias,... Incluso aunque pensemos que la amistad o la relación que nos une es muy fuerte y muy profunda, hay cosas ocultas (no tienen por qué ser malas, por Dios) que no salen y que siguen pasando desapercibidas...

También es verdad que muchas veces es mucho más cómodo no mirar. Nos evita muchos problemas y no nos hace sentir la necesidad de implicarnos... ¿para qué? Si no sé que pasa algo, nada puedo hacer para solucionarlo ¿no?

Me ha hecho gracia el principio del libro porque Rachel hace lo que yo tiendo a hacer muchas veces: se monta una película alucinante cuando ve a una pareja en el jardín de su casa desde el tren. Son Megan y Scott pero ella les pone otros nombres que les cuadran más. A mí me encanta organizarme mi propia peli en torno a gente con la que me cruzo pero, eso sí, yo no les bautizo... Eso no lo considero cosa mía.

Rachel tiene muchos problemas, de los que el principal es el alcohol que, además, la ha llevado a quedarse sin trabajo... La pobre lo está pasando muy mal y aún sigue obsesionada con Tom, su ex... A la sazón , Tom se ha vuelto a casar con Anna, la mujer con la que estaba engañando a Rachel cuando aún estaban juntos y, para hacer aún más sangre, ha tenido una pequeñina, cosa que Rachel nunca pudo hacer.

Es un libro muy interesante, con una trama muy curiosa pero que da mucho que pensar porque en todo momento las apariencias engañan y vamos viendo cómo la gente vive vidas ficticias y superficiales de cara a la galería cuando por dentro, el mundo es completamente diferente.

Bien es verdad que espero, de corazón, que la gente con la que yo me relaciono no se comporte de esta forma. Vaya, la gente con la que me relaciono y que me importa, claro, porque uno siempre charla o conoce gente que pasa por su vida como si nada...

Pero sí, me ha dado que pensar y me he hecho el firme propósito de no solo ver, sino mirar bien a mi alrededor.

Lo que sí es también cierto es que no he encontrado ninguna frase de las que me suele gustar incluir en las reseñas. No sé si eso dice mucho o poco a favor de la autora, pero no lo he podido remediar...

En resumen, me ha gustado y lo recomiendo para pasar un buen rato y para remover un poco nuestra actitud frente a los demás.

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