viernes, 28 de marzo de 2014

Las voces del Pamano (Jaume Cabré)

Una buena amiga, que sabe que dedico mi tiempo libre a leer, me comentó que este libro le había gustado mucho y me lo dejó. Por supuesto, cuando me fío del criterio de alguien, ni me planteo leerlo o no... es una obligación.

El autor no me sonaba de nada (cosa que no es extraña, por otra parte) pero el libro me ha gustado, y mucho, además.

Al principio me costó un poco entrar y engancharme porque mezcla tiempos, conversaciones, pensamientos y sueños en el mismo párrafo y casi en la misma conversación... pero pasadas 20 páginas, me acostumbré a esta forma de escribir y no hubo más problemas.

Trata una situación curiosa: una trama basada en la posguerra y los problemas entre los que ganaron y los que perdieron y otra trama paralela en la situación actual, derivada de la primera.

No sé decir muy bien quién es la protagonista del libro, la verdad: por un lado tenemos a Tina que está "desentrañando" un misterio;  por otro lado tenemos a Elisenda que es casi el hilo conductor de la novela. También está Oriol que la criatura es prota casi sin querer, el pobre...

Me ha llamado la atención cómo quiere dejar claro todo lo que puede conseguirse con dinero... Ahí entra Elisenda, que toda su vida ha manejado cosas y personas a su antojo. Todo lo consigue moviendo hilos desde su casa y comprando gente que cumple sus órdenes. Debía de ser una mujer espectacular porque todos los hombres caían rendidos a sus pies y con eso también conseguía muchas cosas, la verdad. Pero, lo que más me llama la atención es que llega a comprar la beatificación del pobre Oriol, con lo que la cúpula de la Iglesia no sale muy bien parada...

Tengo que decir que no me ha gustado el personaje, cosa que supongo que el autor pretendía desde el principio. Es casi la soberbia hecha persona y ese tipo de personas no me interesa nada. Es fría, calculadora, vengativa, rencorosa, manipuladora... Uf...

Por otro lado tenemos a Tina. Es una profesora a la que le sobran algunos kilillos (me identifico perfectamente con ella aun sin ser profesora...). Pero me resulta muy triste y me da una pena tremenda. Su marido está engañándola con otra (que es, además, compañera de trabajo) y al final consigue armarse de valor y plantarle cara; le diagnostican un cáncer de mama y tiene un miedo atroz a lo que puede pasar; tiene un hijo que se hace monje, cuando ella y su marido han querido educarle en un ambiente laico (casi un poco antireligioso)... Pero su principal problema es que no tiene a quién contárselo y eso sí que es una verdadera pena...

Cuando descubre la verdad de Oriol Fontelles, lo toma como algo personal y quiere saber a toda costa qué es lo que pasó y cómo puede darlo a conocer...

Oriol... bueno, es un pobre profe que se encuentra en una situación en la que no quiere estar pero no le queda más opción. El tener que aceptar las órdenes del alcalde le hace tener problemas con su mujer y con todo el pueblo. Al final, lleva una doble vida y no es lo que todo el mundo piensa de él. Su única forma de darlo a conocer es escribirlo en unos cuadernos escolares para que en un momento dado, su hija pueda llegar a leerlo.

Me ha encantado el tío August, tío de Elisenda, sacerdote y profesor de matemáticas. En un momento dado, se dice: "El tío august se sentía superado por las sombras y los rincones de la naturaleza humana. Con lo límpido, irracional e indiscutible que era el número e". Es el que verdaderamente sabe que su sobrina es mucho más inteligente de lo que piensan los demás pero también se da cuenta de lo "bruja" que puede ser.

Y otro genial es el gato de Tina. Ella es capaz de hablar con él y él de responder... Pero lo mejor es que se llama Yuri Andreievich... Dr. Zivago... Eso me ha recordado que tengo que volver a leer ese libro, que me encantó en su momento.

En fin, el libro es para leerlo. Es muy interesante y retrata muy bien cómo se dirimían las rencillas tras la guerra civil. Eso sí, la situación es tristísima y muy lamentable... Así han quedado los recuerdos que han quedado.

Y cierro con una cita de la madre Venancia, superiora del colegio en el que había estudiado Elisenda: "Nunca dejes de hacer lo que tengas que hacer si crees que tienes que hacerlo"

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