domingo, 23 de marzo de 2014

Palmeras en la nieve (Luz Gabás)

Lo primero, aunque este no sea el sitio más adecuado, hoy tengo que decir que es un día triste porque ha fallecido D. Adolfo Suárez, a quien creo que todos le debemos mucho, mucho. Además, por circunstancias, hace años tuve la suerte de conocer a su hijo Adolfo, una persona que deja huella, con lo que, de alguna manera, lo siento un poquito más.

En fin, paso a lo mío, que es destrozar los libros que voy leyendo...

Falto ya tantas veces a mis principios que no merece la pena ni contarlo. Porque, claro, este libro lo está leyendo todo el mundo y, de acuerdo a "mis principios", no debería leerlo hasta que no pasara un poco de tiempo...

Pero mis compañeras de trabajo estaban encantadas y he tenido que leerlo.

Y me ha gustado, sí, me ha gustado mucho. Tengo que decir que le sobran unas 100 páginas... Es el único defectillo que le encuentro. Es muy lento en la parte central del libro, da muchísimos detalles de las idas y venidas de Clarence, de sus dudas, de sus suposiciones.. y al final, corre que se las pela... Termina demasiado rápido en comparación con el resto del libro.

Pero se deja leer muy bien. Y ayuda a conocer cómo funcionaban las colonias y las plantaciones de cacao que, al menos para mí, han sido todo un descubrimiento. También nos da una idea de cómo funcionaron los diferentes gobiernos de la isla. Sobre todo, me ha llamado la atención Macías. Todos los dictadores son como son: dictadores. Eso hace que la cordura se separe un poco de su entorno, pero me ha llamado la atención que este hombre sancionara en un momento dado a uno de sus delegados del gobierno por toser, acusado de intentar pasar microbios al jefe del Estado... ¡Increíble!

Los personajes son... como la autora quiere que sean. Está muy claro quiénes son mejores y quiénes son peores y quedan retratados desde el principio de los principios, sin que haya ni una sola duda. De hecho, Kilian es estupendo sí o sí y, cuando parece que ha hecho algo execrable, horrible y espantoso, yo estaba convencida de que no iba a ser así y tenía que enderezarse de alguna manera. Le podemos poner un "pero"... ¿a quién se le ocurre llamar Clarence a una hija? ¡Es un horror!

Para mí, el mejor, José, sin duda ninguna: integro, flexible, inteligente, sereno, firme... Lo tiene todo. Y nos deja más de una perla. A mí me han encantado dos proverbios africanos que creo que no tienen desperdicio: "Por mucho que madrugues, antes se habrá levantado tu destino"; "Cuando dos elefantes luchan, es la hierba al que sufre".

Otra cosa que me ha llamado la atención es una frase de Laha que dice: "La familia es como el bosque. Si estás fuera de él, solo ves su densidad. Si estás dentro, puedes ver que cada árbol tiene su propia posición.". Me ha hecho pensar en las veces que idealizamos las familias ajenas precisamente porque solo vemos la densidad y no cada árbol en particular... No tiene mayor importancia pero... me ha parecido curioso.

Es un libro agradable de leer, que se puede recomendar, con una historia muy interesante aderezada con unas cuantas historias de amor más bien previsibles pero muy bien traídas. Y, además, intercala muy bien los diferentes tiempos en los que se va narrando la historia.

Y quiero acabar con una frase de José que tranquiliza mucho: "Los espíritus saben que todos nos equivocamos alguna vez"

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