lunes, 28 de enero de 2013

Gracias, Jeeves (P.G. Wodehouse)

No tengo ni la menor idea de por qué me he leído este libro. Quizá porque no había leído nada de este autor y sabía que era relativamente cómico, con lo que debería ser interesante para pasar el rato en el metro y olvidar un poco los jaleos del día a día.

Y está muy entretenido, la verdad. Es muy irónico y muy "esperpéntico" si se puede utilizar esa palabra, con el permiso de D. Ramón del Valle Inclán.

El libro está narrado en primera persona por Bertram Wooster, típico inglés con mayordmo: Jeeves. El único que sabe algo del mundo es el mayordomo y es el que termina solucionando todos los problemas, sean los que sean. Eso sí, se niega a seguir trabajando al servicio del Sr. Wooster si este último no deja de tocar el banjo... ¡ojo al dato! Como el citado caballero inglés se niega a dejar de practicar con un instrumento con el que "parece que llevas semanas enteras amargando la vida a tus vecinos con no sé qué abominable instrumento musical", Jeeves deja de trabajar para él pero se marcha con su mejor amigo del colegio.

Todo se convierte en un cúmulo de despropósitos porque Marmaduke (que es el nombrecito del amigo) se enamora de la antigua novia de Bertram... ¡una locura! Pero, por supuesto, todo muy fino, muy delicado y con muchas tazas de té por medio... Baste decir que el pijama de nuestro prota es color heliotropo. Y, que un hombre sea capaz de decir eso de un color... ¡tela marinera!

A pesar de ser un libro absolutamente irónico, dice algunas cosas muy interesantes. El prota, Bertie dice en una ocasión: "Cuantos más años tengo, ¿entienden?, más me convenzo de que la gran cosa en la vida es saber bien lo que se quiere hacer, y hacerlo a pesar de todos los tipos que se empeñen en creer que ellos entienden mejor que uno lo que a uno le conviene." Esto, seguro, seguro que a todos se nos ha pasado por la cabeza más de una, más de dos y más de tres veces a lo largo de nuestra (aún muy corta) existencia.

También es curioso como habla del poli de la novela, el sargento Voules: "Aquel Voules era de uan estructura semejante a la de Albert Hall: mucha dimensión por el medio y muy poca cosa por arriba". Me ha parecido una comparación fantástica... También tiene un sofá como el de la consulta de un endocrino al que yo estuve yendo un tiempo (y que, viéndome a mí no era muy bueno en su trabajo): "Sí, un sofá contemporáneo de Noé. Desembarcó con él en el Monte Ararat".

Para terminar, dejo un mini diálogo entre Jeeves y su señor, que expresa perfectaemnte la trama de la novela:
- Lo sospecho, señor. Es lamentable.
- ¿No puede definirlo de otro modo?
- Sí, señor. Como muy lamentable.

Es una novela muy divertida, con momentos en los que no se puede evitar la mini carcajada, suficiente para que la gente que va en el metro piense, con razón, que ando un poco "de aquella manera". Claro que... ¿a mí qué?

1 comentario:

  1. Muy simpática entrada y comentario de este libro del que ni título ni autor me suenan de nada pero que como todos los libros que comentas me entran ganas de leer.

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