domingo, 11 de septiembre de 2022

Violeta (Isabel Allende)

 Lo de esta mujer (Isabel Allende) escribiendo es sencillamente impresionante. Todo lo que he leído suyo (creo que todo) me parece fascinante, así que este no iba a ser menos, por supuesto.

Todo el libro es una carta de Violeta a Camilo, su nieto sacerdote, aunque es cierto que no lo sabemos desde el principio. Y le va contando poco a poco su vida (muy entretenida, por cierto) y sus relaciones, los momentos cumbre, los problemáticos... Es una vida larga, así que nos vamos encontrando con momentos importantes en la historia del mundo en general, y de América, en particular. En realidad, Violeta dice que es un testamento de sentimientos, más que de asuntos materiales.

Violeta del Valle nació en 1920, hija de Arsenio y María Gracia, en plena epidemia de la mal llamada gripe española. Ella misma nos dice: "Nací en 1920, en la pandemia de la influenza, y me voy a morir en 2020, en la pandemia de coronavirus"

Su madre era la eterna enferma y ella dice que "su condición de enferma eterna es la causa de mi buena salud; para no seguir sus pasos, he vivido ignorando los malestares que me han tocado". Todos conocemos alguna eterna enferma, de esas que sufren cuando el médico les dice que no tienen nada... y son las que nos enterrarán a todos. Es cierto que hablo en femenino porque los hombres son peores enfermos, desde luego, pero las mujeres son más "eternas enfermas".

Hay muchos personajes fabulosos, aun no siendo a veces los más importantes de la historia: Etelvina, Torito, las tías Pía y Pilar, el tío Rubén, miss Taylor... Y luego están su hermano mayor, José Antonio, su primer marido Fabien Schmidt-Engler, su segundo marido, Julián Bravo, y sus hijos Juan Martín y Nieves...

De la autora siempre me sorprende la capacidad de crear personajes diferentes de cualquier otro que hayamos podido imaginar. Las cosas que les pasan a las familias de sus novelas son increíbles y a mí me hacen tratar de ponerme en su lugar para ver cómo afrontaría los acontecimientos que se van presentando.

Me ha hecho mucha gracia la maldición china que comenta: "Le deseo una vida interesante". Está claro que yo no he sido maldecida... cuando leo estas novelas me doy cuenta de que tengo una vida de lo más anodina. Eso sí, casi lo prefiero... bastante tengo con lo que tengo.

Otra cosa que ha hecho sonreir es lo que le dice a Camilo: "La bondad desgasta mucho, te lo he eadvertido. Los malos se divierten más y llegan a viejos en mejores condiciones que los santos como tú".

Y no me puedo olvidar de la ley de Jante (janteloven): "No creas que eres alguien especial o mejor que los otros; acuérdate de que al clavo más prominente le cae el martillazo"

Camilo es un personaje maravilloso, criado por su abuela que descubre en un momento dado que quiere ser sacerdote para gran sorpresa de Violeta. 

Lo he disfrutado muchísimo y es un libro que hay que leer, es obligatorio...

Me podría alargar mucho más, como casi siempre, pero voy a cerrar con una reflexión que me parece que debemos tener en cuenta: "El viaje de la vida se hace de largos trechos tediosos, paso a paso, día a día, sin que suceda nada impactante, pero la memoria se hace con los acontecimientos inesperados que marcan el trayecto. Esos son los que vale la pena narrar."


No hay comentarios:

Publicar un comentario