martes, 14 de diciembre de 2021

Astillas en la piel (César Pérez Gellida)

 Soy una declarada gellidista desde hace años, así que tenía que ir de cabeza a comprar este libro también en la feria...

La trama se desarrolla en Urueña (Valladolid) en Noviembre-Diciembre 2019 y nuestros principales protagonistas son Álvaro, un escritor de novela negra de éxito y Mateo, su único amigo de la infancia que, curiosamente, se dedica a preparar crucigramas.

Vamos a ver, muertes tiene que haber, por supuesto... y las hay... Como siempre, es todo muy psicológico y está muy bien planificado. Y, eso sí, el lector sabe quién es el asesino pero los pobres policías lo tienen que ir averiguando. El policía que se encarga del caso es el teniente Balenziaga, que me ha caído muy bien y va a tener un poco de ayuda de la inspectora Robles, de Valladolid y de su equipo, que son viejos conocidos nuestros (como decía un profesor de Mecánica Teórica que tuve en la Escuela).

Nuestros protas estuvieron juntos en un internado en el que Mateo sufrió abusos por parte de un profesor. Y llama a Álvaro porque le ha localizado y quiere hacerle "pagar" por lo que le hizo pasar en su pre-adolescencia.

Hasta aquí puedo leer... Si cuento más, me lo cargo y hay que leerlo. Eso sí, tiene que gustar la novela negra, que a mí me encanta.

El autor hace un guiño a alguno de sus otros libros, y aparece de pasada Augusto Ledesma que todos los gellidistas sabemos quién es. Y hay una frase: "Cuando la vida quiere ser cruel, no hay mayor crueldad que vivir" , de la que Álvaro dice no haberse molestado en memorizado el autor, pero que nosotros sabemos que es de Carapocha.

Hay dos cosas a las que prestar atención en el libro (al margen de la trama): por un lado, la explicación de Ulises de Joyce... im-presionante. Yo leí el libro y no lo volveré a coger jamás... me pareció infumable y siento mucho que los chavales en Irlanda lo tengan que leer en el colegio. Doy gracias a Dios por haber estudiado en España y tener que leer El Quijote. Y, por otro lado, la descripción de los roles de lobo, perro pastor y ovejas... no lo voy a contar aquí, pero es deliciosa.

He aprendido también de dónde viene la puntualidad británica: "Al parecer, ser puntual se puso de moda durante la época victoriana y tenía que ver con el hecho de que no serlo solo podía justificarse por carecer de reloj de bolsillo, ergo, por pertenecer a un estrato social no pudiente".

Por otra parte, D. Teófilo, que es un hombre desagradable hasta más no poder, no deja de decir algunas cosas coherentes, entre ellas: "A todo se habitúa uno, lo que pasa es que se tarda menos si es por devoción que por obligación". Una cosa que todos sabemos, pero que es bueno recordar de vez en cuando.

Voy a ir terminando ya. He de decir que he echado de menos no leer en algún momento: "Hay que joderse" pero confío que tendremos continuación de esto y la podremos encontrar.

Por otro lado, es muy chulo que cada capítulo tenga una definición de crucigrama porque he ido tratando de encontrar las palabras. La solución está al final del libro. (Los crucigramas son otra de las cosas que me encantan)

Y cierro con una referencia a los crucigramas que se puede aplicar a más cosas. Una reflexión de Mateo, que vive de ello: "A simple vista nada parece tener sentido, pero al colocar la palabra concreta en el lugar determinado, el caos termina conformando un todo indivisible"

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