domingo, 18 de abril de 2021

Arderás en la tormenta (John Verdon)

 Sí, yo soy así... cuando leo un libro de una serie que me gusta, busco otro... y no será el último, lo veo venir...

Y este también me ha gustado mucho. Me cae muy bien Dave Gurney y Madeleine. Llevan 25 años casados y en este libro me he enterado de que perdieron un peque de 4 años en un accidente. Supongo que si hubiera leído la serie en orden, como corresponde, lo sabría. Pero no ha sido el caso. Y Madeleine es estupenda: "Ese era el precio de su profunda capacidad de empatía: que la tragedia de otro podía convertise fácilmente en la suya". Con la gran diferencia que hay entre los dos y que hace que se complementen perfectamente: "Mientras que inicialmente él se fijaba en el lado turbio o estrafalario de las personas, Madeleine se centraba en su bondad, su vivacidad o su creatividad".

Vamos a ponernos en situación para esta novela: "La tensión ha ido en aumento en White River. El inminente primer aniversario de la muerte de un motorista negro por el disparo de una policía local inquieta a una población económicamente deprimida y racialmente polarizada, enfrentada por discursos incendiarios, manifestaciones airadas y casos de incendios y saqueos". Por supuesto, la cosa no queda ahí y empiezan a aparecer más cadáveres y más heridos...

Nos enfrentamos a un problema racial. Aunque, en realidad, no lo es tanto porque hay una tremenda manipulación de fondo. Pero dan una definición del racismo que me ha llamado la atención: "El racismo es una navaja sin mango. Corta tan profundamente a quien la empuña como a la víctima".

A Dave le llama el fiscal del distrito para echar una mano pero, como luego no le gusta mucho por dónde van las cosas y lo poco conforme que está Dave, le saca del caso. Eso sí, nuestro Dave no quiere dejar las cosas como están y decide continuar la investigación por su cuenta.

Va a contar con la ayuda de Mark Torres, que es el jefe de la investigación oficial y de su amigo Jack Hardwick, que es peculiar, pero me cae estupendamente: "...tipo pendenciero, con los ojos azul claro de un perro de trineo de Alaska, con una mente afilada, un ingenio avinagrado y una debilidad por las obscenidades (...) casi podía llegar a gustarte si no te atragantabas de entrada". Y tiene frases interesantes: "Todos los días pasan cosas raras. El mundo es una fábrica de rarezas de mierda". No es muy diplomático, pero es cierto.

Hay personajes curiosísimos a lo largo de toda la novela, pero me llaman especialmente la atención los gemelos Gort: "...parecen dos palurdos de caricatura pero no tienen nada de gracioso". Ezechias mide 1,90 m y Ezechiel, 1,20 m: "Aparte de eso son idénticos: la misma cara, la misma voz, la misma chaladura"

Me llama la atención que Dave y Madeleine dejaran la ciudad para irse a vivir a una finca en la que cultivan espárragos (que son gran parte de su dieta...) y decidieron no tener televisión y no conectarse a los canales de noticias de Internet... ¡una maravilla!. Y Dave piensa en un momento dado: "...le dio tiempo a reflexionar sobre la paradija de Internet: el mayor almacén de conocimeientos del mundo se había convertido en un megáfono para los idiotas".

Hay muchas cosas interesantes en la novela, la verdad. Me ha gustado una reflexión con la que estoy plenamente de acuerdo: "cuantas más razones dabas para justificar tu comportamiento, más probable era que ninguna fuese verdadera", que es un poco lo que dice una de mis frases favoritas: Excisatio non petita, accusatio manifesta.

Y he encontrado otras cositas que se pueden aplicar a la vida diaria... "Darte cuenta de que no tienes ni idea de lo que sucede es muchísimo mejor que estar seguro de todo... y completamente equivocado". Y también: "La falta de un procedimiento ordenado genera caos, el caos conduce al fracaso y el fracaso no es una opción"

Pero para cerrar voy a dejar una frase del terapeuta de Dave (parece que en EE.UU. todo el mundo tiene terapeuta...): "El único momento para hacer lo correcto es ahora mismo".


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