domingo, 27 de diciembre de 2015

Extraños en un tren (patricia Highsmith)

Cualquiera que haya visto el título puede pensar que ahora me dedico a comentar cine... ¡yo!... Pero no, es la novela en la que se basó una película muy famosa que ha visto todo el mundo. Todo el mundo menos yo, claro... Increíble pero cierto... ¡no la he ¡visto!

Y el libro estaba por aquí cerquita y no lo he podido dejar... ¡mis cosas!

Es un libro muy curioso. La historia es muy buena y no me extraña nada que fuera llevada al cine porque es misterio sin sangre por todas partes lo que es siempre una buena receta para pasar un rato agradable viendo una peli.

Pero lo que me ha llamado la atención son los personajes y sus reacciones a lo largo de la historia.

Tenemos dos protas principales: Charles Anthony Bruno y Guy Haines. Esos son los dos extraños que se encuentran por casualidad en el tren. Desde un primer momento, Bruno nos parece un poquillo peculiar, la verdad pero Guy es... más normalito.

Y entonces, Bruno deja caer algo que a Guy le parece horrible... En plan de broma le propone que él, Bruno, puede matar a su ex, de la que está tratando de divorciarse y, por su parte, Guy puede matar al padre de Bruno que les está haciendo la vida imposible a Bruno y a su madre. ¡Y ahí queda la cosa!

Pero una cosa va llevando a otra y los dos hacen los que habían comentado aquella noche en el tren. Sí, por razones muy diferentes pero el caso es que cada uno de ellos carga con una muerte a su espalda.

Bruno dice al principio de la novela: "Cualquier persona es capaz de asesinar. Es puramente cuestión de circunstancias, sin que tenga absolutamente nada que ver con el temperamento". No sé si es un problema de la traducción (tendría que buscar el original en inglés) pero no creo que sea "temperamento" la palabra a utilizar. Eso por un lado. Por otro... no me queda nada claro... Si obviamos las circunstancias de la guerra o la defensa propia, no sé en qué otras circunstancias. Yo no estoy nada de acuerdo con esa afirmación.

No creo que para cualquier persona sea tan sencillo decidir (no realizar, que eso ya son palabras mayores) que alguien tiene que morir porque sí...

Más adelante, Guy piensa que "la ley de la sociedad era benévola comparada con la de la conciencia". Tenemos que tener en cuenta que, en la época en la que se desarrolla esta novela, aún no existía C.S.I. y era mucho más difícil "pillar a los malos". Así que, tanto Bruno como Guy parece que van a salir impunes de lo que han hecho. Y es entonces cuando Guy descubre que tiene conciencia. ¡Qué malo es eso y cuánto hace sufrir!

La reacción de ambos frente al asesinato es completamente diferente. Me sorprende mucho cómo lo afronta Bruno: "Eso era. Había puesto fin a una vida. Mas nadie sabía qué era la vida; todo  el mundo la defendía, era lo más valioso, pero él había arrebatado una".

Merece la penda leerlo. Sobre todo, como decía para analizar a los personajes y sus reacciones y a todos los comparsas que tienen a su alrededor.

Y cierro con una cita curiosa a la que, a lo mejor hay que darle una pensadita: "Toda decisión tiene un motivo para no tomarla".

No hay comentarios:

Publicar un comentario